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Anje Ribera
Sábado, 28 de octubre 2023, 21:06
La ofensiva diplomática emprendida por la Unión Europea para intentar detener o, al menos, conseguir un alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamás escribió este sábado una nueva página. Tras el contundente posicionamiento inicial de Ursula von der Leyen a favor del ... bando hebreo, cuestionado por muchos socios de los Veintisiete, los dirigentes de Bruselas tratan de caminar cada día por la difícil senda de la equidistancia y buscar lanzar el mensaje de que el presente y el futuro de los palestinos también les preocupa.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, el español Josep Borrell, parece que se ha quedado con esta patata caliente, la de volver a extender la imagen de que los estados comunitarios están simplemente a favor de la paz, sin apostar por la victoria de ninguno de los bandos enfrentados. Con la casi seguridad de que su voz será desoída tanto por el Ejército de Israel como por los milicianos de Hamás, este sábado volvió a reclamar una «pausa de las hostilidades» para permitir el acceso de ayuda humanitaria a Gaza. «La Franja está totalmente privada de electricidad y aislada mientras los bombardeos continúan», y «demasiados civiles, sobre todo niños, murieron. Eso está en contradicción con el derecho humanitario internacional», afirmó Borrell en las redes sociales.
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El diplomático recordó asimismo que la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, lleva días avisando de una situación «desesperada» en Gaza, donde la gente «no tiene electricidad, ni comida ni agua». Aprovechó también su comunicado para condenar «cualquier ataque contra la población civil», incluyendo «las constantes ofensivas con cohetes» de las milicias palestinas, con Hamás a la cabeza, contra territorio israelí. Exigió además la liberación, «inmediata e incondicional», de los más de doscientos rehenes que están en sus manos.
Naciones Unidas tampoco falto a su cita diaria con las peticiones de tregua. Su secretario general, António Guterres, cuya cabeza ha pedido Israel, reconoció este sábado que se sentía defraudado. «En los últimos días estaba alentado por lo que parecía ser un creciente consenso en la comunidad internacional sobre la necesidad de al menos una pausa humanitaria en los combates, pero lamentablemente, en lugar de la pausa, me sorprende una escalada sin precedentes de los bombardeos y sus impactos devastadores, socavando los referidos objetivos humanitarios», afirmó.
La catástrofe humanitaria no sólo no tiene visos de reducirse, sino que, al contrario, se incrementa cada minuto. Las agencias de ayuda relataron este sábado una vez más que los 2,3 millones de habitantes de Gaza bajo un bloqueo total israelí se enfrentan a una situación sanitaria y social desesperada. 7.650 palestinos han muerto ya, más de la mitad niños y en su gran su mayoría civiles. Aunque las noticias del enclave llegan con cuentagotas porque Gaza ha estado bajo un apagón de comunicaciones casi total desde el viernes por la tarde -lo que la Media Luna Roja Palestina atribuyó a Israel-, la malas noticias no hacen salvo aumentar. Guterres ya teme también por la suerte del personal de la ONU que está en la zona para brindar asistencia humanitaria. No hay información sobre ellos. «Esta situación debe revertirse», señaló.
A las voces de alarma se unió este sábado la del jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien dijo que el apagón bloquea las ambulancias y las evacuaciones de pacientes, negando a las personas un refugio seguro.
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