Más de 100 palestinos mueren al disparar Israel contra una cola de reparto de ayuda

La oficina de prensa de las autoridades gazatíes describió una «horrible masacre» que afectó a personas «que estaban buscando sustento después de que más de 700.000 hayan sido sometidas a una hambruna por el cerco de ocupación». En su cuenta en Telegram denunció que el ejército «tenía intención premeditada» en el contexto «del genocidio y la limpieza étnica contra la población de Gaza». Argumentó que los militares conocían la razón de la concentración de gran número de personas en la zona y «las mató a sangre fría». Hamás también responsabilizó a Estados Unidos, en especial a su presidente, Joe Biden, y a las organizaciones internacionales, por «no cumplir con sus obligaciones».

Por contra, las Fuerzas de Defensa de Israel justificaron el ataque al entender que sus efectivos estaban «en peligro» después de que una multitud disconforme con el reparto de alimentos se dirigiera contra ellos. Según esta versión, hubo una «reunión violenta» en torno a los camiones durante el reparto de material humanitario, en cuyo transcurso se produjo un saqueo que provocó que «decenas de habitantes de Gaza resultaron heridos como resultado de empujones y pisoteos».

Añadieron que numerosos palestinos avanzaron entonces hacia los soldados que coordinaban la entrada de los camiones en Gaza poniéndoles «en peligro» y obligándoles a abrir fuego. De cualquier manera, el Ministerio de Defensa anunció la apertura de una investigación sobre un tiroteo que, como se observa en diversos vídeos colgados en internet, dejó la zona sembrada de cadáveres.

La muerte de estos civiles coincide con el anuncio realizado por el Gobierno hebreo de que volverá a centrar parte de sus acciones armadas en el devastado norte de Gaza porque los restos de los batallones de Hamás intentan reagruparse en esta zona. Asimismo incrementa aún más la tragedia de los gazatíes, con más de 30.000 muertos en la operación de castigo contra los milicianos de Hamás, 25.000 de ellos mujeres y niños, cifra que dio este jueves por buena Joe Biden.

La misma fuente informó de que horas antes de la matanza de la calle Al-Rashid, durante la madrugada otros veinticinco civiles habían fallecido como consecuencia de un bombardeo sobre los campamentos de refugiados de Nuseirat y de Bureij, en el centro de Gaza. La mayoría de los cadáveres fueron rescatados de entre los escombros de las casas derruidas. «La ocupación israelí ha cometido en un día nueve masacres y además los soldados imposibilitan que las ambulancias y los trabajadores de la defensa civil puedan llegar hasta los muertos y heridos», añadieron.

Argelia convocó a última hora de este jueves una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el incidente. Al mismo tiempo, el secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, se mostró «consternado» al conocer la muerte de estas decenas de personas. «Incluso ahora que han pasado casi cinco meses de brutales hostilidades, Gaza aún tiene la capacidad de impactarnos», lamentó en un comunicado en el que evitó señalar culpables.

Por su parte, el comisionado de Naciones Unidas, Philippe Lazzarini, señaló que «carecía de información porque ni UNRWA -la agencia de ayuda a Palestina- ni ninguna otra entidad de Naciones Unidas había participado en esta distribución de ayuda humanitaria».

Anoche también se conoció que dos israelíes murieron asesinados durante la tarde en Cisjordania por un «terrorista que fue neutralizado» por el propietario de un negocio hostelero cercano, según informaron fuentes médicas del Magen David Adom, equivalente israelí de la Cruz Roja. El atentado se registró en una estación de servicio cercana al asentamiento de Ely, que ya había sido escenario de un ataque palestino en junio de 2023 en el que perdieron la vida cuatro civiles hebreos.

Las víctimas fueron identificadas como el rabino Yitzhak Zeiger, de 57 años, padre de tres hijos y residente de Shavei Shomron, y Uria Hartum, un estudiante de Secundaria de 16 años del asentamiento de Dolev que había estado haciendo autostop y fue recogido por Zeiger.

El hombre, voluntario de organizaciones de servicios de rescate y paramédicos, estaba repostando cuando fue disparado. Aunque intentó responder al fuego finalmente resultó abatido, según las autoridades locales. La agencia de seguridad Shin Bet identificó al agresor como Muhammad Manasra, de 31 años, un oficial de la Policía de la Autoridad Palestina del campo de refugiados de Qalandiya en Cisjordania, cerca de Jerusalén.