Iraníes sostienen una imagen de Ismail Haniyeh y banderas palestinas y de Hezbolá durante una protesta en Teherán. EFE
Opinión

Las escasas opciones de Irán

Juanjo Sánchez Arreseigor

Historiador, especialista en el mundo árabe e islámico contemporáneo

Miércoles, 31 de julio 2024, 22:18

Ismail Haniyeh ha sido asesinado por un misil israelí en un hotel de Teherán. La presencia del líder de Hamás en el país de los ayatolás es una noticia llamativa en sí misma, pues los integristas sunís como Hamás acostumbran a ser visceralmente hostiles a ... los chiís. Lo más suave que les llaman es falsos musulmanes o apóstatas. Pero cuanto te enfrentas a la aniquilación, se te quitan muchos escrúpulos y prejuicios.

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Hamás ha sido acusado de ser un proxy o testaferro de Irán, como los hutíes del norte de Yemen o Hezbolá en Líbano, pero en tal caso otro gallo les cantaría, porque los iraníes habrían impedido la locura homicida del 7 de octubre, no por bondad de corazón, sino porque cualquiera con dos dedos de frente podía prever que la respuesta israelí iba a ser devastadora y definitiva.

En el pasado es casi seguro que los ayatolás han ayudado a Hamás, aplicando el principio de: «El enemigo de mi archienemigo es mi enemigo también y me odia a muerte, pero voy a ayudarle de todas formas, porque de momento tenemos intereses comunes; ya nos degollaremos entre nosotros más tarde». Pero por motivos ideo-ilógicos esta colaboración era limitada e indirecta. Por eso la tecnología armamentística de Hamás ha sido siempre inferior a la de Hezbolá o los hutíes.

Haniyeh visitaba Irán como huésped oficial. Por lo tanto, las leyes de la hospitalidad exigen verdaderas represalias. Esta vez no va a ser suficiente con lanzar un enjambre de drones que los israelíes puedan derribar cómodamente, al verlos llegar desde muy lejos. Por lo tanto la pregunta candente es: ¿Cuál va a ser la gran represalia iraní?

Irán e Israel están separados por mil kilómetros. En medio están Irak, y después, Siria, Líbano y Jordania. Los iraníes ejercen considerable influencia en Irak, Líbano y Siria, pero no tienen carta blanca porque se trata de países inestables donde Irán tiene muchos enemigos. Los hutíes están demasiado lejos. Los norteamericanos ya han advertido que apoyarán a Israel en caso de guerra y, por miedo al creciente poder iraní más el odio sectario al chiísmo, Arabia Saudí y los pequeños emiratos del Golfo Pérsico cerrarían filas contra Irán. Por lo tanto las opciones de Irán son muy limitadas. Podrían intentar matar a Netanyahu o alguno de sus ministros, pero todos ellos están muy bien protegidos.

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La verdadera gran venganza de Irán va a ejecutarse a medio plazo, culminando el proceso de convertirse en la potencia dominante regional, consolidando su posición en Irak y en Siria, y estableciendo su supremacía sobre el Golfo Pérsico, la mayor bolsa petrolífera del planeta. Ésa es la verdadera batalla. Todo lo demás no son más que escaramuzas.

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