Un palestino sostiene el cadáver de su bebé tras un bombardeo israelí, este miércoles, en la ciudad de Khan Younis. EP

Israel teme que el Ramadán se convierta en una celebración de Hamás en Jerusalén

Enfrentamiento en el Gobierno después de que Netanyahu declinase imponer restricciones, como reclama el ministro de Seguridad Nacional

Mikel Ayestaran

Corresponsal. Estambul

Miércoles, 6 de marzo 2024, 21:29

La estrategia a seguir en el Ramadán divide al Gobierno de Israel. El mes sagrado del ayuno musulmán, que arrancará el lunes o martes, dependiendo de la luna, es un momento siempre sensible en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén y este año lo ... será aún más debido a la guerra en Gaza que deja ya más de 30.717 muertos.

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Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional, aboga por imponer severas restricciones al acceso de los musulmanes al tercer lugar más sagrado para el Islam con el fin de que no se convierta en espacio de «celebraciones de Hamás». Frente a esta opinión, la oficina de Benjamín Netanyahu anunció que «a los fieles se les permitirá ingresar en cantidades similares a las de años anteriores. Cada semana se realizará una evaluación de seguridad y se tomarán decisiones en consecuencia». A este rincón los judíos le llaman Monte del Templo y es el más sagrado para el judaísmo.

El dispositivo se discute desde hace semanas y el Consejo de Seguridad Nacional alertó de que «las organizaciones terroristas musulmanas ven el Ramadán como una oportunidad para llevar a cabo ataques y actos de violencia». Añadió que se espera que estas organizaciones «utilicen la guerra en Gaza y las tensiones alrededor del Monte del Templo para alentar a sus partidarios a atacar objetivos israelíes y occidentales». El comisionado de la Policía, Kobi Shabtai, propuso limitar la asistencia a un máximo de 60.000 personas y que sólo se permita el acceso a los árabes israelíes mayores de cuarenta años. Ben Gvir propuso subir el límite de edad a los 70 años.

Netanyahu, de momento, no atiende las propuestas del ala ultranacionalista, que es la que controla la Policía en el Gobierno, y sí hace caso a los informes del ministro de Defensa, Yoav Gallant, el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y el director de la agencia de seguridad Shin Bet, Ronen Bar. Estos tres responsables abogarían por una «máxima libertad de acceso» a la mezquita de Al Aqsa durante el Ramadán, en un esfuerzo por rebajar las tensiones y evitar posibles ataques de lobos solitarios, según un informe citado por la prensa israelí.

Pendientes de una tregua

El comunicado de la oficina del primer ministro recibió la respuesta inmediata de Ben Gvir. El ministro del sector ultrarradical declaró que «la decisión de permitir un acceso como en años anteriores muestra que Netanyahu y el gabinete de guerra piensan que no ocurrió nada el 7 de octubre. La decisión pone en peligro a los ciudadanos de Israel y puede permitir una imagen de victoria para Hamás». Ben Gvir recurrió también a la red social X para expresar sus opiniones y escribió que las «celebraciones de Hamás en el Monte del Templo» no son la «victoria total» que Israel prometió lograr cuando lanzó la operación militar en Gaza.

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Itamar Ben Gvir

El sector más radical cree que un acceso amplio a la Explanada de las Mezquitas es un «peligro»

En el anterior Ramadán se vivieron días de mucha tensión y hubo cientos de palestinos heridos y detenidos en los enfrentamientos con la Policía. Coincidieron el mes sagrado musulmán del ayuno, la Pascua judía y la Semana Santa cristiana, con lo que la Ciudad Vieja fue una olla a presión.

En Gaza los ciudadanos sueñan con un alto el fuego que coincida con la llegada del Ramadán y permita la entrada de ayuda humanitaria en el enclave. Estados Unidos, Catar y Egipto se esfuerzan en El Cairo por conseguir una nueva tregua que abra las puertas a otro intercambio de rehenes por presos palestinos, pero ni Hamás, ni Israel muestran demasiada prisa y no ceden hasta ahora en sus exigencias. La reunión de El Cairo entró este miércoles en su cuarto día de negociaciones mientras los bombardeos israelíes se cobraban 88 vidas en la Franja y la hambruna se extendía entre la población.

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