Gazatíes e israelíes miran a El Cairo, donde se retoman los contactos indirectos para lograr un acuerdo de alto el fuego. La esperanza es mayor que en anteriores ocasiones porque ambas partes parecen haber suavizado algo sus demandas. Se trata de una negociación que se ... desarrolla bajo la presión de la inminencia de la operación hebrea contra Rafah, ciudad refugio de más de un millón de palestinos, en la que los bombardeos dejaron decenas de muertos en las últimas veinticuatro horas, la mayoría mujeres y niños, según los servicios médicos de la Franja.
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Antony Blinken inició su séptimo viaje a la región para impulsar el acuerdo y declaró en Riad que espera que Hamás acepte la «extraordinariamente generosa» propuesta de Tel Aviv. El secretario de Estado norteamericano advirtió que los islamistas «deben decidir y lo tienen que hacer con rapidez (…) Espero que tomen la decisión correcta». El ministro de Exteriores británico, David Cameron, empleó términos parecidos y pidió a Hamás que acepte una propuesta «generosa» gracias a la que «potencialmente miles» de presos palestinos serán excarcelados a cambio de los cautivos retenidos. Entre la condiciones para la tregua, Cameron dijo que «los dirigentes de Hamás tendrían que abandonar Gaza y habría que desmantelar la infraestructura terrorista».
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Los medios israelíes informan de que la propuesta tiene dos fases y en la primera, a cambio de un «alto el fuego humanitario temporal», que se alargaría unas seis semanas, el enemigo liberará a 33 mujeres, niños y ancianos que mantiene como rehenes. Los israelíes reducen de esta forma la exigencia de propuestas anteriores de 40 a 33 porque consideran que varios de ellos han muerto.
En la segunda fase se abordarían la liberación de los militares y el final de la guerra, la gran exigencia de Hamás, que desde noviembre se ha negado a aceptar treguas temporales. Los islamistas capturaron a unos 240 israelíes y extranjeros en el ataque del 7 de octubre y liberaron a 105 en la tregua de una semana de noviembre. Desde entonces Israel ha apelado a la fuerza máxima como estrategia para conseguir que los suyos vuelvan a casa y ha logrado sacar a dos rehenes con vida en una operación de las fuerzas especiales.
34.500 muertos
entre la población de la Franja de Gaza desde que comenzó la invasión.
Catar, Egipto y Estados Unidos ejercen como mediadores, pero en los últimos meses las conversaciones están atascadas y la cifra de muertos palestinos se eleva ya a 34.500. Dos de los temas que han bloqueado los acuerdos han sido el número de cautivos a liberar y de los presos palestinos a excarcelar, y la negativa de Israel a aceptar que los gazatíes puedan regresar a sus casas, o lo que queda de ellas, en el norte de la Franja. Gaza están dividida en dos por el ejército y el paso está cerrado.
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Sameh Shoukry, ministro de Asuntos Exteriores egipcio, aseguró que tiene «esperanzas» sobre la última propuesta de alto el fuego, pero no aportó detalles de una iniciativa de la que sólo dijo que «ha tenido en cuenta las posiciones de ambas partes (…) Estamos esperando tener una decisión final». Como cada vez que las conversaciones indirectas han llegado a El Cairo el tono de los responsables del país y los medios es positivo, aunque hasta el momento no se ha logrado alcanzar un acuerdo.
El Departamento de Estado estadounidense ha concluido en una investigación que cinco unidades militares israelíes perpetraron graves violaciones de Derechos Humanos antes del inicio de la ofensiva armada hebrea sobre la Franja de Gaza del 7 de octubre y que esos hechos no ocurrieron en este enclave palestino.
Ahora Washington estudia restringir la ayuda militar al Batallón Netzah Yehuda, integrado por ultraortodoxos, mientras que las otras cuatro unidades «han remediado efectivamente estas violaciones», explicó en rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel.
«Seguimos manteniendo contactos con el Gobierno de Israel. Han remitido información adicional relativa a esa unidad y seguimos adelante con esas conversaciones», agregó Patel. «Todos estos incidentes son muy anteriores al 7 de octubre y ninguno ha tenido lugar en Gaza», matizó.
La Ley Leahy estadounidense es una norma de 1997 que obliga a suspender la ayuda a cualquier unidad militar extranjera implicada con pruebas creíbles en violaciones de Derechos Humanos. Solo contempla la reanudación si el Departamento de Estado presenta un informe favorable al Congreso norteamericano sobre las medidas del país extranjero para llevar a los responsables ante la justicia.
Además, Patel insistió en que Israel «no está recibiendo un tratamiento especial» por contar con más plazo de tiempo para presentar información y así evitar cualquier posible represalia. «Si las medidas para remediar (las violaciones de Derechos Humanos) resultan ser insuficientes según nuestros criterios, evidentemente habrá restricciones en la ayuda estadounidense», apuntó el portavoz americano. (Por T. Nieva)
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