Los rehenes liberados gozan de buena salud, aunque algunos están «agotados»

A medida que transcurren las horas se conocen algunos de los detalles del primer intercambio de esta tregua. Entre ellos, destacan los episodios de emoción cuando los ya exsecuestrados dejaron atrás Gaza. Algunos de ellos se fundieron en abrazos con oficiales de las Fuerzas de Defensa, que tampoco pudieron contener su alegría, sobre todo después de una tensa espera bajo el temor de que algún contratiempo o incidente frustrase el canje en el último momento. Las víctimas fueron trasladadas en helicópteros a los hospitales, donde se reencontraron con sus allegados.

La misma operativa de intercambio realizada este viernes, rehenes por presos palestinos, se repetirá hoy, aunque las Fuerzas de Defensa no han concretado la hora. Eso sí, el Gobierno ha verificado y dado ya su conformidad a la lista enviada por Hamás, un nuevo grupo de trece personas con cuyos familiares el Ejecutivo ya se ha puesto en contacto para trasladarles a los hospitales donde los liberados serán ingresados.

A este respecto, se desconoce la identidad y nacionalidad de los nuevos excautivos, entre los cuales podrían figurar algunos de los tailandeses cuya liberación ha sido negociada directamente entre Bangkok y Hamás con la mediación de Irán. El embajador adjunto de Tailandia en Israel ha informado que los diez ciudadanos entregados ayer por la milicia «están todos en buenas condiciones» y, «una vez que estén preparados física y mentalmente, los llevaremos a casa». «Esperamos ansiosamente el regreso de nuestros demás ciudadanos», ha dicho el embajador. Bangkok estima que todavía hay una veintena de compatriotas en manos de los yihadistas.

Después de siete semanas de una brutalidad sin precedentes a los dos lados de la verja de separación, el alto el fuego llegó ayer a Gaza e Israel y Hamás realizaron su primer intercambio de rehenes y presos. A media tarde, los islamistas entregaron a trece cautivos israelíes y con doble nacionalidad a Cruz Roja y, en una decisión sorpresa, liberaron también a diez ciudadanos tailandeses y uno filipino. En el cruce de Rafah esperaban agentes del Shin Bet, el servicio de Inteligencia hebreo, que los llevaron de manera inmediata de regreso a casa donde aguardaban sus familias. Si todo avanza según lo pactado, esta imagen se debe repetir de nuevo hoy y en cada uno de los próximos dos días de tregua.

Mientras Israel no apartaba la mirada del paso de Rafah a la espera de la salida de los suyos, los palestinos miraban hacia la prisión de Ofer, de donde fueron liberados 39 reos. La primera jornada fue una especie de día piloto que puso a prueba una hoja de ruta que Catar piensa aplicar a cada uno de los cuatro días de la tregua, en los que se espera la liberación de 50 rehenes israelíes a cambio de 150 presos palestinos. Todo funcionó de una manera poco habitual en un entorno de tanta tensión.

Los primeros liberados por los islamistas fueron Doron (34 años), Raz (4) y Aviv Asher (2); Daniel (45) y Emilia Aloni (5); Ruth (78), Keren (54) y Ohad Mundar (9); Adina Moshe (72), Hannah Katzir (76), Margalit Mozes (77), Hannah Peri (79) y Yaffa Adar (85). El caso de Katzir fue especial porque Yihad Islámica anunció su muerte hace unos días, pero resultó ser una noticia falsa. La mayoría de ellos son naturales del kibutz Nir Oz, la comunidad agrícola más castigada por el ataque de Hamás del 7 de octubre, donde capturaron a 75 personas, 13 de ellas niños. No se compartió la identidad de los extranjeros liberados.

El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) informó de la puesta en marcha de su «operación de múltiples días» y su responsable en Oriente Próximo, Fabrizio Carboni, declaró que «nos sentimos aliviados de que algunos se reúnan después de una larga agonía. Nuestro profundo deseo es que todos los rehenes sean liberados y que los civiles estén protegidos del dolor y sufrimiento que trae consigo el conflicto armado».

Hamás entregó al CICR a todos los cautivos en una jornada especialmente dura para el organismo internacional, que anunció la muerte de uno de sus trabajadores y toda su familia en un bombardeo de Israel en la víspera del alto el fuego.

La vida de quienes se reencontraron con sus seres queridos ocupó el lugar de las bombas y donde había miedo y oscuridad surgió la esperanza. Fueron momentos emotivos, con contadas celebraciones -al menos en las calles- por el enorme precio en sangre que se ha pagado antes de llegar a este momento.

Hamás llamó a los palestinos a celebrar grandes bienvenidas en Cisjordania. En ciudades como Ramala cientos de personas salieron a las calles e incluso se lanzaron fuegos artificiales para festejar la puesta en libertad de los primeros reos.

Sin embargo, las fuerzas de seguridad israelíes amenazaron a las familias de los presos con detenciones múltiples. La situación fue especialmente tensa en los hogares de los reclusos de Jerusalén Este. La mayoría de los 150 prisioneros que liberará Israel está bajo el régimen de «detención administrativa». Se trata de la fórmula empleada por el Gobierno para encarcelar 'sine die' a palestinos sin juicio ni acusación alegando, en la mayor parte de casos, que planean cometer algún delito.

El ejército hebreo bautizó la operación de recepción de los cautivos como 'Puerta del cielo' y explicó que, tras la liberación vía Rafah, el plan consiste en llevarlos hasta la base aérea de Hatzerim, al sur de Israel, donde se les realizará un primer chequeo físico y mental. Desde allí salen con dirección a los distintos hospitales habilitados para este proceso, donde se produce el reencuentro con sus familiares.

La llegada a casa de los primeros rehenes llenó de ilusión a las familias de los más de 200 cautivos y desaparecidos que volvieron a convertir la calle Kaplan de Tel Aviv, a las puertas del Ministerio de Defensa, en su cuartel general. Su presión diaria, unida a la de Estados Unidos, ha sido una de las claves que ha hecho a Benjamín Netanyahu cambiar de estrategia y parar la guerra para traer a casa con vida al máximo número de rehenes.

«Es sólo un principio, pero por el momento todo está yendo bien», destacó ayer el presidente norteamericano, Joe Biden, sobre el primer día de tregua y de canje de secuestrados por Hamás a cambio de presos palestinos, a la espera de conocer el listado de nombres para la segunda jornada.

La narrativa del Gobierno israelí es que el intercambio ha sido posible gracias a la presión militar, pero la mayoría de los familiares de los cautivos y Washington no comparten esta idea y por eso llevaban semanas pidiendo pausas humanitarias que facilitaran las liberaciones. Ante las fuertes críticas recibidas por la gestión de esta crisis de rehenes, Netanyahu habló tras la vuelta a casa de los primeros liberados para decir a las familias que el regreso de «todos nuestros secuestrados» es «uno de los objetivos de la guerra». «Y tenemos el compromiso de lograr todos los objetivos de la guerra», avisó.

Desde Hamás insistieron en su intención de respetar la tregua y abrieron la puerta a la liberación de más civiles. La línea roja para los islamistas son los soldados y, según palabras de Ghazi Hamad, miembro de la cúpula política del grupo, al canal Al Jazeera, «esa es otra historia. Respecto a ellos buscamos un intercambio por el que logremos vaciar las cárceles de presos palestinos, ese es nuestro objetivo».