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El alto el fuego parece una opción muy alejada en una Gaza que sufre su tercera semana de guerra. A un lado de la verja han muerto 1.400 israelíes, al otro más de 5.000 palestinos. El Ejército insiste cada día en que está ... listo para lanzar la operación terrestre, pero falta la luz verde final y los medios israelíes aseguran que la presión por las más de 220 personas capturadas por Hamás puede ser uno de los motivos clave.
Desde el viernes se han producido cuatro liberaciones gracias a la mediación de países como Qatar y Egipto y desde Estados Unidos aconsejan al Estado judío esperar a que se logre la libertad de más gente antes de lanzar la nueva fase de la guerra.
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Gerardo Elorriaga
Jordi Raich conoce bien una zona en la que vivió cuatro años entonces como miembro del equipo del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), organismo que estos días ha sido clave en las liberaciones en Gaza. «El momento ahora no es el de la negociación, estamos en la fase del posicionamiento, en la fase militar. Todos quieren adquirir la mayor fuerza posible para cuando llegue el momento de negociar. Estas liberaciones se producen gracias al trabajo a varias bandas y forman parte de las cartas con las que juega Hamás cuando le conviene. Llegado el momento, también Israel usará a los prisioneros palestinos o el terreno que ocupa», opina Raich.
Como experto en operaciones humanitarias y negociaciones, el ex del CICR recuerda que «Gaza siempre ha sido un territorio extremadamente difícil para trabajar y, aunque algunos lo olvidan, es un territorio ocupado donde Israel es la fuerza ocupante y por tanto le corresponde garantizar el bienestar de los civiles. Esto se olvida. Israel controla la Franja por tierra, mar, aire, puede cortar la luz, el agua, la salida y entrada… es un cerco en toda regla y eso no es legal desde el punto de vista del derecho humanitario, ¿estamos en la Edad Media?».
El autor de libros como 'El espejismo humanitario' pide que se cuide la terminología a la hora de hablar de las personas capturadas por Hamás el pasado 7 de octubre en suelo israelí porque «no todos son secuestrados o rehenes, entre ese gran grupo también hay soldados y a ellos se les considera prisioneros de guerra. El lenguaje es peligroso, es como ocurre con la palabra 'terrorista', un término político para deshumanizar al enemigo, para dar la impresión de que todo vale para acabar con el enemigo y no es así. Si mi vecino asesina, eso no me da derecho a asesinar».
La negociación parece lejana, pero llegará el momento de sentarse a la mesa porque «este conflicto no tiene solución militar como lo hemos comprobado en los últimos 75 años, es un problema crónico y nadie tiene la solución. La comunidad internacional apoya el derecho de Israel a defenderse, pero se olvida del derecho a la resistencia de los palestinos», recuerda Raich.
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