Un proceso criticado por los observadores internacionales

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Otro estudio independiente recoge que durante la campaña previa a la primera vuelta electoral, el canal público de televisión TRT dedicó 33 horas de cobertura a Erdogan, mientras que al líder opositor, Kemal Kilicdaroglu, le concedieron únicamente 32 minutos. Esta política se ha agudizado de cara a la trascendental segunda vuelta que tiene lugar este domingo y la oposición ha necesitado recurrir a plataformas de YouTube en busca de espacios para dar a conocer sus propuestas.

La oposición también envió mensajes SMS de manera masiva para prometer que en caso de que obtuviera la victoria planea liquidar los intereses pendientes de las tarjetas de crédito, lo que recibió la reprimenda de la Autoridad de Tecnología de la Información y la Comunicación (BTK) por violar la prohibición de usar esta técnica durante unas elecciones. El islamista Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP), liderado por Erdogan, lo hizo unos días antes pero no hubo queja alguna de unas instituciones públicas puestas al servicio del partido del presidente.

Otro de los factores criticados por los observadores de la OSCE es la campaña masiva de arrestos de dirigentes, periodistas y activistas kurdos. Su partido está a las puertas de una nueva ilegalización y en estas elecciones han sufrido más de 300 detenciones. Han tenido que concurrir a los comicios bajo unas nuevas siglas y no han obtenido los resultados esperados en el Parlamento otomano. Los kurdos son la tercera fuerza política del país y piden el voto para Kilicdaroglu con el objetivo primordial de acabar con lo que consideran como «dictadura» de Erdogan.