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Tras las detenciones por los disturbios, llega la hora de la justicia. Francia procesa estos días en sesiones exprés a los violentos, alborotadores y saqueadores que camparon por todo el país durante una semana por la muerte de Nahel, de 17 años, el adolescente de ... Nanterre abatido el pasado 27 de junio de un disparo por la Policía durante un control de circulación.
En seis días se ha procedido a 3.625 arrestos, 1.124 de ellos con menores como protagonistas, según datos del Ministerio del Interior. Hasta ahora, 990 personas han pasado a disposición judicial, 480 en comparecencias inmediatas ante los tribunales. El 60% de los detenidos no tienen antecedentes policiales ni judiciales. La edad media es de 17 años, aunque hay incluso niños de 12 o 13 años.
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En la corte de Bobigny, en las afueras de París, los alborotadores se suceden en el banquillo de los acusados. La mayoría tiene el certificado de penales virgen, como Mamadou, procesado por haber lanzado en la noche del 30 de junio al 1 de julio morteros de fuegos artificiales contra cuatro agentes junto a otros jóvenes de su barrio. La Policía acusa a este hombre corpulento de disparar contra ellos «un mortero amarillo», lo que él niega. Fue reconocido porque era el único del grupo con el rostro descubierto. Cuando fue arrestado llevaba guantes y un protector testicular. «Con la Policía nunca se sabe», justificó este miércoles su indumentaria.
«Me dejé llevar y seguí un poco a la multitud» durante los disturbios, explica Mamadou, estudiante de Contabilidad, que asegura ser «un buen chico, estudioso y trabajador». Este joven negro de 21 años cuenta que bajó de su apartamento «con la intención de lanzar morteros de fuegos artificiales para asustar a los agentes», pero asegura que finalmente no lanzó ninguno. La versión de cuatro policías contradice su declaración. La jueza de Bobigny le condenó este miércoles a seis meses de prisión con suspensión de la pena, dado que era la primera vez que tenía problemas con la justicia.
Por contra, Abdul había salido de la cárcel hace tres semana. Es acusado de robar la noche del 1 de julio tres teléfonos móviles en una tienda vandalizada por un grupo de individuos encapuchados y vestidos de negro. «Necesitaba dinero», se justifica este hombre con una larga lista de antecedentes penales.
Mientras, la Fiscalía de Marsella investiga la muerte en la madrugada del domingo de Mohamed, un hombre de 27 años que circulaba en moto cuando recibió un posible impacto de una pelota de goma de alta potencia disparada por la Policía. De momento se ignora si este padre de familia de origen argelino participaba en los disturbios o saqueos que han tenido lugar en los últimos días o simplemente pasaba por ahí. «Probablemente», según la el ministerio público, recibió en el pecho el impacto de un proyectil «tipo flash-ball», muy utilizados por los antidisturbios franceses en manifestaciones violentas.
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El hombre fue encontrado herido en el centro de Marsella y trasladado al hospital, donde no pudieron hacer nada para salvar su vida. La autopsia ha permitido establecer que el fuerte impacto que recibió «provocó una parada cardiaca y la muerte poco después», añadió la Fiscalía.
«Mi marido no ha hecho nada malo», aseguró Nour, la esposa de Mohamed en declaraciones a la cadena de televisión RTL. La mujer del fallecido asegura que no participaba en los disturbios, sino que estaba ahí mirando y haciendo fotos. «La Policía le ha disparado. Le han visto grabar y le han disparado una flash-ball. Cuando han querido salvarlo, ya estaba muerto. Estamos en shock», añadió llorando la mujer, que tiene un hijo pequeño y está embarazada.
Los antidisturbios con criticados con frecuencia por utilizar lanzadores de balas de defensa (LBD), un arma no letal que lanza proyectiles tipo flash-ball o pelotas de goma de alta potencia. El uso de esta arma disuasiva puede provocar graves lesiones si se lanza a corta distancia.
El Gobierno francés se plantea realizar restricciones puntuales de las redes sociales en caso de disturbios, pero no tiene la intención de hacer «un apagón generalizado» de las plataformas, precisó este miércoles Oliver Véran, portavoz del Ejecutivo. Véran explicó que las autoridades podrían, en caso de altercados, suspender algunas de las funciones de las redes sociales, «como la geolocalización, que permite a los utilizadores encontrarse en un lugar, mostrar algunas escenas…» en un mapa.
El portavoz del Ejecutivo galo hizo esa precisión después de que al presidente, Emmanuel Macron, le llovieran las críticas al hablar el martes en un encuentro con alcaldes sobre la posibilidad de «regular o cortar» las redes sociales «cuando la cosas se van de las manos». La oposición criticó las declaraciones del jefe del Elíseo. «El país de los derechos humanos y los ciudadanos no puede alienarse con las grandes democracias china, rusa e iraní», reaccionó en Twitter el secretario general del Partido Socialista francés. «Ok Kim Jong-un», se limitó a escribir en esa red social la diputada izquierdista Mathide Panot, jefa del grupo parlamentario de La Francia Insumisa en la Asamblea Nacional, comparando a Macron con el dictador de Corea del Norte.
«Nuestra estrategia se apoya en cuatro pilares: la movilización de las fuerzas del orden, la firmeza de la respuesta pena, la responsabilidad de las redes sociales y un recordatorio de la autoridad paternal», resumió la primera ministra Élisabeth Borne, una semana después de la muerte de Nahel a manos de la Policía, que ha provocado una oleada de violencias urbanas en todo el país.
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