Sunak quiere borrar la ley internacional de las expulsiones a Ruanda

La iniciativa del primer ministro, Rishi Sunak, responde a la sentencia del Tribunal Supremo que declaró ilegal la expulsión de solicitantes de refugio a Ruanda. Una de las razones con las que justificó la decisión es la posibilidad de que los expulsados sean reenviados por el Gobierno de Kigali a su país de origen, en contra de la ley internacional. El nuevo Tratado, que tiene que ser ratificado por el Parlamento, estipula que Ruanda solo puede devolver al Reino Unido los inmigrantes que este le envía.

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El proyecto de ley establece que su aplicación puede no tener en cuenta artículos de la ley de Derechos Humanos introducida por el Gobierno de Tony Blair para trasponer a la legislación doméstica la Convención Europea de Derechos Humanos. El ministro James Cleverly escribe en un preámbulo del texto del proyecto que no puede avalar que sea compatible con los derechos de la Convención.

La publicación del proyecto de ley llegó poco después de que la exministra de Interior, Suella Braverman, pronunciase en la Cámara de los Comunes una inusual «Declaración Personal» en la que ha exigido al Gobierno que introduzca el proyecto de ley inmediatamente -ella no lo había aún leído- y que el Parlamento se mantenga activo en la Navidad para cumplir los trámites de la ratificación del Tratado y la aprobación de la ley.

Braverman ha convertido la política de expulsiones a Ruanda en un asunto de vida o muerte. Afirmó en su discurso que el Partido Conservador sería «borrado» de la política si no acaba con la inmigración irregular. Pero el número de personas que llegan a la costa inglesa en botes que atraviesan el Canal de la Mancha se ha reducido y es posible que al cierre de este año sea menor del 10% del total de inmigrantes, 300.000, que el nuevo Ministerio de Interior, James Cleverly, ha establecido como objetivo anual.

Aliados de Braverman afirmaban que su discurso en el Parlamento iba a ser tan significativo como el que Geoffrey Howe en los últimos días del mandato de Thatcher. Aquella fue una alocución de dimisión. Braverman fue despedida del Gabinete. Quiere derribar ahora a Sunak en nombre de la facción más derechista. El Gobierno pondrá a prueba la lealtad del grupo parlamentario conservador en la aprobación de esta ley extraordinaria y políticamente tan urgente.