Los rusos han tomado recientemente una planta química situada en Avdiivka. Reuters

Rusia invade otra ciudad mientras Kiev teme un gran bombardeo al cumplirse dos años de guerra

Las tropas del Kremlin amenazan los frentes este y sur tras tomar Avdiivka en medio de una dantesca retirada de los ucranianos

Jueves, 22 de febrero 2024, 12:55

Las fechas rojas. Kiev atribuye la ofensiva lanzada por Rusia esta semana a la proximidad de las fechas rojas. Que no son otra cosa que las jornadas de este viernes y sábado, cuando se cumple el segundo aniversario del inicio de la invasión de Ucrania. ... Y que además coinciden con el máximo punto de debilidad de las tropas ucranianas en el último año, agotadas y carentes de munición.

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Las fechas rojas son pura sangre. «En una situación en la que el enemigo avanza sobre los cadáveres de sus propios soldados, con una ventaja en balas de diez a uno, bajo constante bombardeo, retirarnos fue la única decisión correcta», ha relatado el general Oleksandr Tarnavsky sobre el espeluznante asalto a Avdiivka. Menos de una semana después, la escena se repitió este jueves en Pobeda, la siguiente localidad que los invasores han ocupado junto con Lastochkino en medio de un desordenado repliegue rival. Kiev se mostró reacio a aceptar la pérdida con un lacónico mensaje: «Todavía se lucha».

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El Estado Mayor había sido avisado de la posibilidad de que el Kremlin quisiera demostrar estos días su fortaleza, pero le faltó preparación para una amenaza de descalabro del frente sur y este del Donbás como la que se cierne ahora. Pobeda se encuentra cerca de Mariinka, una población fantasma dominada por los rusos, que también se han hecho fuertes junto a Novomijailivka y Krasnogorivka mientras avanzan en dirección a Chasov Yar y Lyman. Todo ello se traduce en un sólido acoso y la ruptura de las líneas de comunicación ucranianas. La logística se ha complicado en las carreteras y se utilizan caminos de tierra, como los que rodean Avdiivka, sembrados de cadáveres acribillados durante la retirada.

30 muertos

y 160 heridos causó el último gran ataque aéreo a Ucrania el 29 de diciembre.

La situación es «extremadamente crítica», advirtió este jueves el líder de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien confió en la capacidad de Ucrania de «reactivarse una y otra vez» ante la adversidad. La diferencia ahora es que los artilleros entran en los arsenales y salen con las manos vacías. El Gobierno de Zelenski sabe que esta carencia le sitúa en desventaja en esta guerra. Y teme que pueda conducir al país al borde de una masacre si el Kremlin, como estiman los servicios de Inteligencia, pretende recordar el aniversario de la invasión con un bombardeo masivo sobre Kiev y las capitales regionales la noche de este viernes o el sábado.

Ucrania cuenta con una poderosa defensa antiaérea, pero nadie sabe cuántos proyectiles le quedan en estos momentos. En cambio, su ejército calcula que el enemigo dispone listos para disparar al menos de 150 misiles Iskander, otros 330 proyectiles Kalibr y cientos de drones kamikaze iraníes Shahed-131/136, sin contar con el armamento hipersónico y los obuses de artillería. «Este tipo de ataques encaja plenamente en el concepto de intimidación y terror» desarrollado por los rusos, «especialmente con el acompañamiento de la captura de Avdiivka, que su propaganda intenta convertir en un acontecimiento de escala histórica y épica», dicen medios ucranianos.

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Avdiivka representa, en realidad, una herida abierta. Moscú ha intentado dominar este enclave desde que comenzó el conflicto en el Donbás en 2014. Es la última ciudad fortificada del óblast y también la «ciudad del fuego eterno», conocida así por la intensidad de los bombardeos rusos. Su caída ha sido fruto de su superioridad en medios y efectivos y de la precariedad militar de los ucranianos; eso es cierto. Pero también de un cúmulo de equivocaciones y giros de guión.

Huida de soldados ucranianos cuando fue tomada por las tropas rusas la localidad de Avdiivka el pasado sábado. Reuters

Una intensa niebla

Según se ha sabido ahora, cuando Kiev dio por hecho un ataque frontal, los rusos atacaron por la retaguardia. Muchos soldados avanzaron por la tubería central de abastecimiento de agua. El suministro estaba interrumpido y, según una reconstrucción del 'Pravda' ucraniano, los invasores drenaron lo que quedaba dentro de este tubo de 1,4 metros de altura. Abrieron túneles para que los grupos de asalto salieran al exterior y se diseminaran. Nadie escuchó nada. Perforaron cuando la artillería disparaba.

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En su contexto

Drástica decisión

«En una situación donde el enemigo avanza sobre los cadáveres de sus soldados, lo mejor fue retirarse»

Ocultos

Numerosos invasores entraron en Avdiivka a través de la tubería de abastecimiento de agua

Otras brigadas se infiltraron a través de los barrios residenciales. Y, al final, hace ocho días, después de semanas de desgaste, el ejército lanzó su ofensiva, dantesca, aprovechando una densa niebla que impidió a los ucranianos volar sus drones de vigilancia. Éstos fueron obligados a escapar del principal punto de resistencia, 'Zenith', un fortín de hormigón y búnkeres, empujados por las explosiones de misiles guiados. «Muchos coches estaban ardiendo, un francotirador disparaba, literalmente salías del búnker y te eliminaba. Y una ametralladora perseguía nuestro movimiento», cuenta un soldado sobre el desgarrador escenario.

La ciudad cayó a continuación. Varios compañeros suyos han denunciado la situación de desorden de las brigadas kievitas, donde faltaban comandantes y tampoco había jefes de pelotón obligando a «soldados de alto rango» a dirigirlos. Al revés de lo que el Gobierno aseveró en su momento, una serie de mensajes de los combatientes, reproducidos en medios internacionales, hablan de una retirada caótica, con un número indudablemente alto de ucranianos abatidos entre las ruinas de Avdiivka, los senderos o los árboles donde trataron de esconderse. Perseguidos por las explosiones y las ametralladoras.

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Al parecer, hubo tal descontrol que algunas unidades se quedaron rezagadas y eso permitió a los rusos hacer prisioneros. Según estos mensajes, unos trescientos heridos fueron abandonados. La Fiscalía investiga la posible ejecución de al menos seis de ellos por parte de los invasores. Y todo ello a las puertas del tercer año de terror.

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