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La política migratoria emprendida por el Gobierno británico avanza de polémica en polémica. La última saltaba ayer mismo y volvía a poner el foco sobre la controvertida ministra del Interior, Suella Braverman, por la compra de tiendas de campaña para albergar a migrantes ante la ... previsión de que en los próximos meses se produzca una oleada de desembarcos en el Reino Unido a través del Canal de la Mancha. La idea no es nueva pues el Ejecutivo de Boris Johnson puso una medida similar sobre la mesa que no salió adelante, precisamente, por las críticas recibidas por el trato inhumano que implicaba para los extranjeros. Entonces se llegó a comparar esas estructuras provisionales con campos de concentración.
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Braverman ha hecho oídos sordos al debate abierto entonces y ha adquirido en los últimos días de decenas de tiendas de campaña con el objetivo de que estén listas a finales de agosto. La intención es que se levanten sobre bases militares en desuso, como el antiguo complejo de la Royal Air Force en Wethersfield (condado de Essex), en el este del país, y que se coloquen asimismo baños y duchas portátiles, así como calentadores, en las instalaciones que carezcan de estos servicios básicos. Según los cálculos del Ministerio del Interior, las lonas compradas permitirán dar cabida hasta 2.000 'sinpapeles' y ahorrar unas cuantas libras a las arcas públicas ya que evitarán las acogidas en hoteles. Esa factura, según los medios británicos, alcanza los 6 millones diarios por los más de 51.000 solicitantes de asilo que esperan hoy en estos establecimientos.
El Ejecutivo liderado por Rishi Sunak anunció hace meses que estaba «buscando una variedad de opciones de alojamiento» para los migrantes como alternativa a los hoteles aunque el uso de tiendas de campaña se enmarcaría sólo dentro de los planes de emergencia ante la avalancha de embarcaciones pequeñas que se espera a partir del mes que viene. En 2022, más de la mitad (51%) de las 45.755 llegadas en este tipo de botes contabilizadas en el Reino Unido se produjo en agosto, septiembre y octubre. Sin embargo, la supuesta provisionalidad de estas estructuras no ha convencido ni a la oposición, ni a las oenegés británicas, que han tachado la medida de «cruel».
«Es otra forma más que ha desarrollado el Gobierno para demonizar a las personas que solicitan asilo, que tiene sus raíces en su enfoque profundamente racista de la protección de los refugiados», denunció Tim Naor Hilton, director ejecutivo de Refugee Action, sobre la última medida de Braverman. La polémica ministra del Interior -hija de extranjeros y a quienes algunos llaman 'Cruella', en lugar de Suella, por sus propuestas- aseguraba a principios de año que el Reino Unido había recibido «demasiada inmigración» en los últimos tiempos, un argumento con el que intentaba avalar su proyecto de ley de migración irregular que contemplaba, entre otras ideas, las deportaciones a «países seguros» como Ruanda. La Justicia bloqueó en junio ese plan de extradiciones.
El varapalo judicial, sin embargo, no ha impedido que el Ejecutivo británico adopte otras medidas muy controvertidas en materia de inmigración. Hace apenas una semana encontró la solución a la llegada de extranjeros por el Canal de la Mancha en una barcaza de más de medio siglo, donde pretende alojar a 500 solicitantes de asilo (todos hombres solteros) mientras se resuelven sus expedientes. La nave bautizada en 1976 como 'Bibby Stockholm' y convertida hoy en una especie de prisión flotante espera en el puerto de Falmouth, en la isla de Portland, a sus primeros inquilinos envuelta en críticas. Si Braverman creía que se libraría de ellas al llevar a los migrantes a
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