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Un año más, el presidente Vladímir Putin, ha presenciado el desfile militar en la Plaza Roja de Moscú, esta vez con motivo del 79 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. Este jueves ha sido la parada que menos tiempo ha durado de los ... últimos años, en total 50 minutos, y que menos vehículos militares ha exhibido. Hubo, como de costumbre, un minuto de silencio por los caídos en la guerra contra Hitler. En la tradicional arenga, tras pasar revista a las tropas, Putin ha vuelto a arremeter duramente contra Occidente y a amenazar con las armas nucleares de su arsenal.
«Hoy vemos cómo intentan distorsionar la verdad sobre la Segunda Guerra Mundial porque molesta a quienes están acostumbrados a fundamentar su política, esencialmente colonial, en la hipocresía y la mentira», afirmó el máximo dirigente ruso ante las fuerzas formadas en la Plaza Roja mientras caía aguanieve. Según sus palabras, «derriban monumentos conmemorativos de verdaderos luchadores contra el nazismo, colocan en pedestales a traidores y cómplices de los nazis, borran la memoria del heroísmo y la nobleza de los soldados liberadores, del gran sacrificio que hicieron en nombre de la vida».
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Putin continuó diciendo que «el revanchismo, la mofa sobre los hechos históricos, el deseo de justificar a los actuales seguidores de los nazis son parte de la política general de las elites occidentales, de atizar cada vez más conflictos regionales, de fomentar la hostilidad interétnica e interreligiosa y de refrenar los centros soberanos e independientes del desarrollo mundial». Putin dijo que Rusia rechaza «las exigencias de exclusividad por parte de cualquier estado o alianza. Sabemos a qué conduce exorbitar tales ambiciones. Rusia hará todo lo posible para evitar un conflicto global, pero al mismo tiempo no permitiremos que nadie nos amenace. Nuestras fuerzas –nucleares- estratégicas están siempre preparadas para el combate».
A su juicio, «en Occidente quisieran olvidar las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, pero recordaremos que el destino de la humanidad se decidió en grandiosas batallas cerca de Moscú, Leningrado, Rzhev, Stalingrado, Kursk, Járkov, Minsk, Smolensk y Kiev, en batallas intensas y sangrientas desde Murmansk hasta el Cáucaso y Crimea».
También señaló que «los primeros tres largos y difíciles años de la Gran Guerra Patria, la Unión Soviética y todas las repúblicas de la antigua URSS lucharon contra los nazis en solitario, mientras casi toda Europa trabajaba para el poder militar de la Wehrmacht. Al mismo tiempo, quisiera subrayar que Rusia nunca ha menospreciado la importancia del segundo frente y la ayuda de los aliados».
El jefe del Kremlin admitió que «Rusia está atravesando ahora un período de transición difícil. El destino de la Patria, su futuro depende ahora de cada uno de nosotros. Celebramos el Día de la Victoria en el contexto de una Operación Militar Especial» en Ucrania. «Todos sus participantes, aquellos que están en primera línea, en la línea de combate, son nuestros héroes (…) toda Rusia está con vosotros», subrayó, y terminó su alocución clamando: «¡Gloria a las valientes Fuerzas Armadas! ¡Por Rusia! ¡Por la victoria! ¡Hurra!«.
Después de la arenga, por la Plaza Roja desfilaron las unidades de a pie (unos 9.000 efectivos), incluyendo como un millar de militares que luchan en Ucrania, y, finalmente, 61 vehículos militares: blindados, entre ellos una nueva versión de Kamaz, misiles Iskander-M, S-400 Triumf y cohetes intercontinentales Yars. Esta vez, a diferencia del año pasado, sí hubo exhibición aérea, aunque volaron solamente seis aviones de combate Su-25BM, que dibujaron sobre el cielo los colores de la bandera rusa.
Junto al jefe del Estado ruso, en el podio estuvieron el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de Kazajistán, Kasim-Zhomar Tokáyev, de Kirguistán, Sadir Zhapárov, de Tayikistán Emomali Rajmón, de Uzbekistán, Shavkat Mirziyóyev, de Turkmenistán, Serdar Berdimujamédov, de Guinea-Bussau, Umaro Sissoko Embalo, y de Laos, Thongloun Sisoulith. Estos fueron los únicos jefes de Estado extranjeros que acudieron a la celebración. Con todos ellos mantuvo después conversaciones por separado.
El excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, icono de la resistencia frente a la invasión rusa, fue nombrado este jueves oficialmente embajador ante el Reino Unido.
En otro decreto, el presidente, Volodímir Zelenski, le dispensó de servir en el ejército debido a su «estado de salud». Apodado el 'general de hierro' por haber frustrado el plan inicial del Kremlin de conquistar Ucrania en pocos días, Zaluzhni se ha convertido en un símbolo para la población de su país.
También este jueves el Parlamento de Ucrania aprobó las destituciones del ministro de Infraestructura y viceprimer ministro para la Reconstrucción, Oleksander Kubrakov, y del responsable de Agricultura, Mikola Solski, que ya había presentado en abril su dimisión tras verse implicado en un caso de corrupción.
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