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El presidente ruso, Vladímir Putin, ha ordenado a sus fuerzas armadas que organicen «en un futuro próximo» maniobras de cara a un ataque nuclear táctico contra Ucrania ante las constantes «amenazas» de Occidente a Moscú. Así lo ha anunciado este lunes el Ministerio de Defensa, ... subrayando que se trata de «aumentar la preparación de las fuerzas nucleares no estratégicas para llevar a cabo misiones de combate».
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El comunicado castrense señala que la orden de realizar estos ejercicios ha sido dada directamente por Putin ante «las amenazas y declaraciones provocativas de ciertos altos funcionarios occidentales». Se especifica también que el Estado Mayor ha comenzado ya a preparar las maniobras «con las grandes unidades de misiles de la Región Militar Sur –fronteriza con Ucrania- y con la participación de la aviación y de la Marina».
La nota insiste en que con las maniobras se pretende «poner en práctica un conjunto de actividades para comprobar la preparación sobre el terreno en el uso de armas nucleares no estratégicas (…) para garantizar incondicionalmente la integridad territorial y la soberanía del Estado ruso en respuesta a declaraciones provocativas y amenazas de funcionarios occidentales individuales». No concreta a qué personas ni a qué declaraciones se refiere, pero lo que parece haber causado la indignación de Putin han sido las palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, y del jefe de la diplomacia británica, David Cameron, sobre la posibilidad de enviar tropas de sus respectivos países en apoyo de Ucrania.
En una entrevista publicada este domingo en el periódico galo 'La Tribune Dimanche', Macron llamaba una vez más a «no cerrar ninguna puerta» en lo relativo a la ayuda militar a Ucrania. A su juicio, «Rusia ha decidido convertirse resueltamente en una potencia desestabilizadora que no pone límites estratégicos a su acción». De ahí que considere que «la excitación rusa demuestra que hacemos bien en no cerrar ninguna puerta. De lo contrario, significa que aceptamos renunciar a un orden internacional basado en el derecho y, por tanto, en la paz y la seguridad».
Poco días antes, en unas declaraciones al medio británico 'The Economist', el líder galo dijo que «Rusia no puede ganar esta guerra (…) si los rusos rompen las líneas del frente, si hay una petición ucraniana (...) tendríamos que plantearnos legítimamente la pregunta» sobre una mayor implicación de Occidente en la contienda. «No descarto nada porque nos enfrentamos a alguien que no descarta nada», añadió, a lo que el Kremlin respondió con una nueva advertencia y calificando de «peligrosas» tales manifestaciones de Macron. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, deploró que «Francia, representada por su jefe de Estado, sigue hablando constantemente de la posibilidad de intervenir de manera directa, sobre el terreno, en el conflicto de Ucrania».
También el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, ha instado a respaldar militarmente a Kiev y a potenciar con empresas europeas la producción de armas en Ucrania. El último en pronunciarse al respecto ha sido el líder de la minoría de la Cámara de Representantes de EE UU, Hakeem Jeffries, al afirmar al canal CBS News que «no podemos permitir que Ucrania pierda. Si esto sucede, existe una posibilidad significativa de que Estados Unidos tenga que intervenir en el conflicto no sólo con nuestro dinero, sino también con nuestro personal militar». Jeffries cree que «Putin busca recobrar la Unión Soviética y, por lo tanto, amenazará a los aliados de la OTAN. Putin no se detendrá sólo en Ucrania» y subraya además que «el ejército ucraniano mantuvo a raya a las fuerzas rusas durante más de dos años y fue un éxito estratégico desde cualquier definición: aquellos que quieren convencer al pueblo estadounidense de que el esfuerzo ucraniano ha fracasado están promoviendo la propaganda de Putin porque los hechos dicen lo contrario».
Las armas nucleares no estratégicas, también llamadas tácticas, son armamento atómico, cuyos vectores son misiles de alcance relativamente corto, es decir, no son como los cohetes intercontinentales estratégicos. Tienen una potencia destructiva mucho más baja, pero son capaces de asolar amplios territorios y centros de población.
Los cohetes Iskander, por ejemplo, son algunos de los muchos armamentos rusos que pueden portar cabezas atómicas tácticas y están ya desplegados con sus ojivas en Bielorrusia. Se calcula que Rusia cuenta con el mayor arsenal del mundo de este tipo de armas, que nunca han sido utilizadas en ningún conflicto. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki tenían carácter estratégico.
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Desde el comienzo de la invasión de Ucrania, las autoridades rusas -no solamente el presidente del país sino ministros, diplomáticos y altos funcionarios como el expresidente Dmitri Medvédev- han amenazado con la posibilidad del empleo de armas nucleares en Ucrania o contra países de la OTAN, en caso de que Rusia vea amenazada «su soberanía, integridad territorial o existencia como Estado».
La nueva doctrina militar de Moscú permite recurrir primero a las armas nucleares en tales casos sin necesidad de que un agresor las haya empleado antes y a las zonas anexionadas de Ucrania en Moscú se las considera partes integrantes de la Federación Rusa. De ahí que, con anterioridad, distintos líderes occidentales hayan calificado repetidamente de «irresponsables» las amenazas de usar este tipo de armamento. En octubre de 2023, las Fuerzas Nucleares Estratégicas del país imitaron un ataque atómico masivo en respuesta a una incursión enemiga de la misma naturaleza. Putin dirigió entonces las maniobras durante las que se hicieron varios disparos de misiles balísticos y de crucero.
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