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La campaña electoral francesa arranca oficialmente este lunes con la extrema derecha como clara favorita para imponerse en las legislativas del 30 de junio y 7 de julio, cuando los galos designan a los 577 diputados de la Asamblea Nacional. Junto a la alianza ultra ... de Marine Le Pen y Éric Ciotti, el cuestionado presidente de Los Republicanos, emergen otros dos bloques claros: un centro macronista debilitado y una izquierda unida.
Si Agrupación Nacional, el partido de Le Pen, gana, como vaticinan todas las encuestas, la líder de extrema derecha no exigirá la dimisión del presidente, según confirmó en una entrevista publicada ayer por 'Le Figaro'. «Soy respetuosa de las instituciones y no abogaré por al caos institucional. Simplemente habrá cohabitación» durante los próximos tres años, explicó. Este escenario se produce cuando el presidente y el primer ministro tienen distinta ideología y se ven obligados a gobernar juntos.
Macron, que no puede presentarse a la reelección en 2027, ya ha dicho que seguirá en el cargo hasta entonces sea cual sea el resultado de las legislativas. Si la extrema derecha se impone con una amplia mayoría, se vería obligado a nombrar primer ministro a Jordan Bardella, mano derecha de Le Pen.
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Bardella entrará en Matignon y Le Pen, por su parte, sería la jefa del grupo parlamentario del partido con más escaños en la Cámara Baja. La líder ultraderechista apunta más lejos que su pupilo y confía en ganar las presidenciales y suceder a Macron en el Palacio del Elíseo.
La izquierda ha logrado unirse bajo la etiqueta Frente Popular para intentar frenar a la extrema derecha. Socialistas, ecologistas, comunistas y La Francia Insumisa (extrema izquierda) presentarán candidaturas únicas. Entre ellas destaca la del expresidente François Hollande, que aspira ahora a regresar a la política como simple diputado socialista.
Adrien Quatennens, el controvertido representante saliente de La Francia Insumisa, renunció este domingo a presentarse. Miembros de propio partido, sus aliados de izquierda y las feministas no querían tener un condenado por violencia doméstica en sus listas.
Los Republicanos (la derecha moderada y tradicional) acude dividido a las urnas: entre los partidarios, como su presidente Éric Ciotti, de forjar una alianza con la extrema derecha y los que se oponen rotundamente a ello dentro del mismo partido.
El expresidente conservador Nicolas Sarkozy criticó este domingo la decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional porque constituye, a su juicio, «un peligro para el país». Sarkozy desaprobó, tanto en el fondo como en la forma, la decisión de Ciotti de aliarse con Le Pen sin consultar antes a los barones de su partido.
Por su parte, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, está convencido en que «una victoria es posible» para el partido de Macron y sus aliados ante «la división extrema izquierda-extrema derecha». Sin embargo, sus propios diputados son bastantes pesimistas sobre los resultados tras esta campaña electoral exprés. Macron despierta tanto rechazo entre los franceses que muchos candidatos de sus filas no llevarán su fotografía en sus folletos.
El partido de Le Pen y Bardella parte como favorito con un 35% de intención de voto, según un sondeo de Ifop para 'Le Journal du Dimanche'. La alianza de partidos de izquierdas obtendría un 26%, el partido de Macron, el 19%, Los Republicanos, el 7%; y Reconquista (el partido del ultra Éric Zemmour), el 3%.
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