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M. Rego
Lunes, 8 de julio 2024, 22:05
Las elecciones legislativas del pasado domingo en Francia han arrojado pocas certezas sobre el futuro político del país. Una es la clara victoria de la izquierda. Otra, el retroceso en la presencia de mujeres en la Asamblea Nacional, donde ellas ocuparán el 36% del renovado ... hemiciclo (208 de 577 escaños), un puñado de asientos menos que antes de que el presidente galo, Emmanuel Macron, decidiera disolver la Cámara y convocar a sus compatriotas a las urnas tras el contundente triunfo de la ultraderecha en los comicios europeos celebrados hace un mes. Entonces había 215 diputadas. En la legislatura anterior, la que arrancó en 2017, eran 224. En 1958, cuando echó a andar la Quinta República, las parlamentarias se contaban con los dedos de las dos manos, y sobraban: ocho.
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Fue hace siete años, en la primera etapa de Macron como inquilino del Elíseo, cuando la Asamblea Nacional alcanzó su récord de parlamentarias. El 38,8% de los escaños del hemiciclo perteneció a mujeres durante esa legislatura. En la siguiente se redujo al 37,3%, una ligera caída que coincidió con la designación de una primera ministra, Élisabeth Borne, tras tres décadas de gobiernos liderados por hombres en Francia. Sólo otra política, la socialista Édith Cresson, ha tomado las riendas de un Ejecutivo en la historia del país vecino. De hecho, ella fue la primera, en 1991, con François Mitterrand en la presidencia, y permaneció un año en el puesto.
No se sabe si entre los candidatos a suceder ahora a Gabriel Attal, primer ministro desde hace apenas medio año, se encontrará alguna mujer, pero sí que ellas tendrán menos voz en la nueva Asamblea Nacional, que se encuentra a ochenta escaños de la paridad. En las listas que los partidos diseñaron para las recientes elecciones ya se intuía que la presencia de políticas en la Cámara sería menor. Ninguno de los grandes bloques (Nuevo Frente Popular, Juntos y Agrupación Nacional) llegaba a esa igualdad en sus papeletas. Y sólo una formación a nivel individual, La Francia Insumisa (la izquierda radical), lo alcanzaba.
En Francia no hay ninguna legislación que obligue a la paridad en las listas electorales de los partidos aunque si un grupo no presenta un 50% de mujeres en su candidatura recibe una multa. En tres de cada diez escaños en manos de la ultraderecha, por ejemplo, se sentarán diputadas, mientras que el Nuevo Frente Popular elevará discretamente la media con el 41,6%.
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