El presidente francés, Emmanuel Macron, habla con periodistas tras visitar este jueves un colegio en la localidad sureña de Ganges. AFP

Las caceroladas ensombrecen la gira nacional de Macron para reconciliarse con los franceses

El presidente realiza entre protestas dos viajes fuera de la capital mientras los sindicatos unen fuerzas para un gran desfile el Primero de Mayo contra la reforma de las pensiones

Beatriz Juez

París

Jueves, 20 de abril 2023, 18:43

El presidente francés, Emmanuel Macron, trata de pasar de la página la impopular reforma de las pensiones, pero las protestas y las caceroladas continúan en todo el país a la espera de las grandes manifestaciones del Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo. «No voy ... a dimitir, se lo aseguro, no pasará. Habrá que esperar a 2027», dijo el jefe del Elíseo a una mujer contraria al proyecto que exigió su dimisión cuando el mandatario paseaba este jueves por las calles de Pérols, una localidad cercana a Montpellier.

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Macron, que no puede presentarse a la reelección en 2027 para buscar un tercer mandato porque la Constitución francesa lo prohíbe, ha realizado esta semana dos viajes fuera de París para tratar de reconciliarse con los franceses tras tres meses de protestas masivas contra su reforma de las pensiones.

«No habrá una vuelta a la normalidad si no retiran la reforma», advirtió horas antes Sophie Binet, la nueva secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT) en declaraciones a la emisora France Bleu. «No pueden salir de sus palacios sin ser interpelados por los franceses y las francesas que les dicen que esta reforma es injusta, violenta, que no es necesaria y que hay que retirarla», añadió.

Los cuatro sindicatos que representan a los trabajadores de la SNCF, la empresa pública de ferrocarriles, organizaron este jueves una jornada «de expresión de la ira ferroviaria» con acciones puntuales en estaciones de tren y en la calle en la capital y otras ciudades francesas para protestar contra la reforma de Macron. También entraron en la sede de la Bolsa en La Défense, el barrio financiero en París, a expresar su repulsa.

Trabajadores ferroviarios exhiben en París su rechazo a la reforma de las pensiones. EFE

Las cacerolas se han convertido en el nuevo símbolo de la oposición al controvertido proyecto, promulgado por Macron el 15 de abril, horas después de que el Consejo Constitucional avalara lo esencial del texto. En los últimos días, el jefe de Estado y sus ministros han tenido que soportar abucheos y caceroladas en sus desplazamientos por el país.

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La organización Attac France invitó el pasado lunes a los franceses a dar «un concierto de cacerolas» coincidiendo con la retransmisión por televisión del discurso de Macron. Attac promovió el boicot a la alocución presidencial al considerar que, si Macron no escuchaba a los franceses que le exigían la retirada de la reforma de las pensiones, ellos tampoco le escucharían a él.

«Crisis democrática»

«No son las cacerolas las que van a hacer avanzar el país», respondió el miércoles el mandatario en una visita a una fábrica en Muttersholz (Alsacia). «Las cacerolas y los huevos son para cocinar», añadió este jueves en Ganges, sur de Francia, en otro desplazamiento. «Señor presidente, en Cristel fabricamos cacerolas que hacen avanzar Francia», respondió Cristel, productor nacional de utensilios de cocina, en un mensaje publicado en redes sociales.

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La respuesta del jefe del Elíseo

«No voy a dimitir, se lo aseguro, no pasará. Habrá que esperar a 2027»

«¿Es posible salir de una crisis democrática prohibiendo las cacerolas?», se preguntó la diputada ecologista Sandrine Rousseau. La diputada hacía referencia a que varios ayuntamientos franceses han prohibido en los últimos días las protestas con cacerolas por miedo a que se produzcan altercados de orden público.

La intersindical ha organizado «un Primero de Mayo unido y popular para (exigir) la retirada» de la impopular reforma de las pensiones, que eleva de 62 a 64 años la edad mínima de jubilación en Francia. Hacía años que todos los sindicatos galos no se mostraban tan unidos y desfilaban juntos.

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La reforma de las pensiones es muy impopular. Siete de cada diez franceses se oponen a trabajar dos años más para cobrar la pensión, según un sondeo reciente. Tras su promulgación, está previsto que el proyecto entre en vigor el próximo 1 de septiembre.

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