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La izquierda francesa sigue buscando a un candidato de consenso a primer ministro sin que haya fumata blanca una semana después de las elecciones legislativas donde venció el Nuevo Frente Popular. El último nombre que se ha puesto sobre la mesa es el de Huguette ... Bello, presidenta de la isla de Reunión, un departamento de ultramar situado en el océano Índico, al este de Madagascar. La lista de aspirantes al cargo estaba compuesta hasta ahora por el socialista Olivier Faure, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, y la ecologista Marine Tondelier.
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Los cuatro partidos que forman el Nuevo Frente Popular (socialistas, ecologistas, comunistas y la extrema izquierda) deben ponerse de acuerdo sobre un candidato para trasladar la propuesta al presidente, Emmanuel Macron, quien será el encargado de su nombramiento. La alianza de izquierdas exige que el futuro primer ministro salga de sus filas ya que es el bloque que más escaños logró en la Asamblea Nacional –lejos de la mayoría absoluta, eso sí– pero Macron se resiste a ello.
Fabien Roussell, líder del Partido Comunista, ha propuesto a Bello como candidata precisamente para desbloquear la situación. La presidenta de Reunión, una gran desconocida para la mayoría de los franceses a sus 73 años, perteneció a esa formación entre 1974 y 2012 y ejerció como diputada de 1997 a 2020, pero actualmente no milita en ningún grupo. En las pasadas elecciones europeas fue como independiente en la lista de La Francia Insumisa, que ya ha dado luz verde a su candidatura. A juicio de Mélenchon, se trata de «la imagen que todos necesitamos: la de la lucha por la independencia, por la ruptura, por el feminismo y el antirracismo».
La Francia Insumisa postuló en un primer momento al propio Mélenchon para primer ministro, pero el resto de la izquierda se niegan a su nombramiento por ser demasiado controvertido y radical. Bello tampoco seduce a todos. Los socialistas siguen considerando que Faure, su secretario general, es mejor candidato y su moderación le permitiría pactar con otros grupos para aprobar leyes en caso de llegar a gobernar. En la formación reprochan a la presidenta de Reunión que en 2013 no votó en la Asamblea Nacional la ley que dio vía libre al matrimonio homosexual. En 2004, además, se opuso a la legislación sobre la laicidad que prohibió en colegios e institutos públicos «el uso de símbolos o atuendos a través de los cuales los alumnos manifiesten ostensiblemente unas creencias religiosas». Caroline Delga, al frente de la región de Occitania y miembro del partido de la rosa, recordó que es «vital» que el futuro Ejecutivo «tenga capacidad de acción, justicia social y transformación ecológica, con una mayoría parlamentaria amplia».
Por otro lado, el actual primer ministro, Gabriel Attal, fue nombrado este sábado portavoz de Renacimiento, el partido de Macron, en la Asamblea Nacional. Se había rumoreado que su antecesora en Matignon y representante del ala izquierda de la formación, Élisabeth Borne, y el titular de Interior, Gérald Darmanin, más cercano a la derecha, se iban a presentar a este puesto, pero finalmente no lo hicieron.
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Se espera que el presidente acepte el martes la dimisión de Attal y de su Gobierno. El primer ministro la presentó el pasado lunes, un día después de las elecciones, pero Macron la rechazó y le pidió que siguiera en el puesto «por el momento para garantizar la estabilidad del país». Su renuncia, y la del resto de ministros que han salido elegidos diputados, les permitiría votar para escoger distintos cargos en la Asamblea Nacional, entre ellos su presidencia, y limitaría su labor en el Ejecutivo a la administración de los asuntos ordinarios hasta la conformación de un nuevo gabinete.
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