Un mural recuerda en Belfast los años duros del terrorismo. AFP

Irlanda del Norte celebra los veinticinco años del Acuerdo de Viernes Santo

Las instituciones compartidas que han facilitado la relativa paz todavía avanzan con dificultades

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Jueves, 6 de abril 2023, 21:49

En la mañana del 10 de abril de 1998, Viernes Santo, dirigentes de diez partidos políticos, mediadores internacionales y los jefes de Gobierno del Reino Unido e Irlanda, Tony Blair y Bertie Ahern, salieron en orden de importancia del incómodo edificio en el que trabajaban ... los funcionarios del Ministerio para Irlanda del Norte y anunciaron que, tras días y noches de negociación, habían llegado a un acuerdo.

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Parecía el fin del fatalismo sobre la provincia británica acuñado por Winston Churchill al término de la Primera Guerra Mundial: «El diluvio amaina y las aguas retroceden, pero ya vemos los sombríos campanarios de Fermanagh y Tyrone emergiendo de nuevo. La integridad de su disputa es una de las pocas instituciones que no han sido alteradas en el cataclismo que ha barrido el mundo».

La violencia sería tres años después partera de la división de la isla de Irlanda, en un Estado Libre y católico en el sur y en una nación británica en el nordeste diseñada para mantener una mayoría protestante en su Parlamento. La división agudizaría el sectarismo que la historia de invasiones, colonizaciones y rebeliones había sembrado bajo las banderas de la religión.

El acuerdo de Belfast, o del Viernes Santo, enmendaba esa trayectoria sectaria promoviendo las relaciones multilaterales. Creaba instituciones para la cooperación entre Londres, Belfast y Dublín; entes de coordinación entre Irlanda del Norte y la república de Irlanda; y ofrecía el diseño de un Parlamento y Ejecutivo compartidos en el majestuoso edificio de Stormont, en las afueras de la capital norirlandesa.

Planteaba también un horizonte pacífico. La guerra terrorista había causado más de tres mil muertes en una región con millón y medio de habitantes. Entre los diez partidos presentes se contaban tres vinculados a grupos definidos como paramilitares. El Sinn Féin estaba unido al IRA, mientras el PUP y el UDP a los 'lealistas', como se conoce a las organizaciones violentas probritánicas.

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Era el principio del fin del 'proceso de paz', en el que convergieron caudales diversos. El IRA había enviado en 1993 al Gobierno británico, a través de su contacto con los servicios de inteligencia, un mensaje que comenzaba con la frase «el conflicto ha terminado» e incitaba al entonces primer ministro, John Major, a emprender un diálogo. El sustituto de Margaret Thatcher respondió positivamente.

Una negociación viable

John Hume, católico de Derry, o Londonderry para los unionistas probritánicos, había emprendido un diálogo con el dirigente del Sinn Féin y del IRA, Gerry Adams, para crear una alianza con el Gobierno de Dublín y la diáspora irlandesa en Estados Unidos que les diese fuerza para una negociación viable con Londres y sus aliados unionistas en la provincia.

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John Major y su colega irlandés, Albert Reynolds, publicaron en diciembre de 1993 una declaración conjunta en la que ofrecían un diálogo incluyente si los paramilitares renunciaban a la violencia. El IRA declaró un cese el fuego en agosto de 1994. Y lo rompió en febrero de 1996 con una potente bomba en Londres. Se quejaban de que Major no les aceptaba en la negociación sin antes desarmarse.

La aplastante victoria de los laboristas de Tony Blair en mayo de 1997 cambió las circunstancias. A diferencia de Major, no necesitaba el apoyo de los diputados unionistas en Westminster. El IRA declaró un nuevo alto el fuego y entró en la mesa de negociación. El Partido Democrático Unionista (DUP), guiado por el reverendo Ian Paisley, dio un portazo.

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Parón por el Brexit

Se espera que en mayo los unionistas regresen a Stormont y pueda restaurarse la autonomía

El compromiso en el Acuerdo de poner en libertad condicional a 400 presos por delitos de terrorismo y el nulo avance en el desarme del IRA no desalentó a la mayoría de votantes en Irlanda y en la provincia británica. El 94% y el 71%, respectivamente, optaron por el sí en sendos referendums, que se celebraron el mismo día.

Se crearon las instituciones y se quebraron, porque el unionismo inteligente de David Trimble estaba forzado a cogobernar con un Sinn Féin asociado a un IRA que perpetraba aún actos de violencia. La victoria de los radicales unionistas de Paisley en las elecciones de 2003 forzó al fin el desarme del IRA. Las dos fuerzas más sectarias gobernaron conjuntamente.

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Pero el Brexit, votado por una minoría en Irlanda del Norte, provocó el colapso de las instituciones creadas hace un cuarto de siglo. Se espera que en mayo el DUP, airado por los controles fronterizas entre su región y el Reino Unido, regrese a Stormont y pueda restaurarse la autonomía.

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