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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, presentaron este lunes en el castillo de Windsor un acuerdo sobre cambios en áreas del Protocolo irlandés, que ha bloqueado las relaciones entre el Reino Unido y la ... Unión Europea tras el Brexit, y ha provocado el colapso de la autonomía en Irlanda del Norte por el rechazo del principal partido unionista.
El Acuerdo Marco de Windsor elimina obstáculos para que las medicinas que se producen en el Reino Unido estén disponibles igualmente en la región, facilita que quienes viven con perros puedan viajar a Gran Bretaña como antes, que los ciudadanos de la provincia puedan comprar semillas en internet o enviar un paquete con un regalo a su nieto sin tener que rellenar formularios.
Aunque una mayoría amplia de la población no desea la quiebra de la autonomía, el Protocolo genera resentimiento por los trastornos que ha causado en sus vidas. El acuerdo marco -«acuerdo en principio», insistió en llamarlo Von der Leyen- se ocupa de esos aspectos supuestamente minúsculos y es profundo en dos elementos fundamentales de las quejas de empresarios y políticos.
El Protocolo de Irlanda e Irlanda del Norte es parte del Acuerdo de Retirada del Reino Unido de la Unión Europea, firmado por las dos partes el 24 de enero de 2020. Contiene los procedimientos legislativos que evitan la creación de una frontera entre las dos Irlandas, haciendo posible que la región del norte permanezca en el mercado común al mismo tiempo que se mantiene en el interno británico.
El documento enumera unos trescientos reglamentos y directivas que deben aplicarse a las mercancías que se producen o llegan a Irlanda del Norte del resto del Reino Unido, de tal modo que no entren en la República de Irlanda productos que no cumplen las reglas comunitarias. Establece también la supremacía del Tribunal de Justicia de la UE para resolver disputas.
El acuerdo que Londres y Bruselas quieren convertir en ley en las próximas semanas establece una separación más nítida entre las normas necesarias para las mercancías que no salen del Reino Unido y las que tienen como destino la República de Irlanda; es decir, el mercado común. Elimina, según Londres, 1.700 páginas del Protocolo original.
Las soluciones prácticas de las que alardearon Von der Leyen y Sunak son la separación de bienes que proceden de Gran Bretaña y se quedan en Irlanda del Norte -llegarán por un canal verde- y los que van al mercado común. Desaparecen los múltiples certificados para los primeros. Los datos de movimientos en el segundo canal, el rojo, serán compartidos en tiempo real por Belfast y Bruselas.
La mayor parte de la actividad comercial de Irlanda del Norte se lleva a cabo con Gran Bretaña. La eliminación de numerosas normas comunitarias provocará con el tiempo divergencias en la regulación. Las dos partes se comprometen a aumentar la supervisión de mercados, para evitar que la frontera entre el norte y el sur de Irlanda se convierta en un foco de atracción de contrabandistas.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ve reducidas sus competencias porque las británicas aumentan sobre la economía de la región. La corte comunitaria tendrá la última palabra sobre la ley de la UE y la Asamblea de Belfast, cuando se restaure, podrá emitir una opinión negativa sobre un nuevo reglamento. El Gobierno británico podría vetarlo. Renunciaría así a su acceso al mercado común regido por esa norma.
La presidenta de la Comisión Europea resaltó la importancia histórica del acuerdo con el Reino Unido, «en un momento en que nos enfrentamos con los mismos valores a enormes retos, como la guerra en Ucrania o el cambio climático». Von der Leyen afirmó que este entendimiento «abre un nuevo capítulo de gran cooperación» en las relaciones dañadas por el Brexit y la crispación causada por el Protocolo.
El entonces primer ministro, Boris Johnson, celebró en 2020 la firma del Protocolo y aseguró, a pesar de la opinión contraria de otros políticos y de expertos, que no llevaría al establecimiento de controles aduaneros. La realidad es que los requerimientos fronterizos se han convertido en un foco de quejas sobre el coste de la carga burocrática y también de inestabilidad política.
Pero el exprimer ministro advertía el pasado fin de semana, a través de unos 'amigos de Johnson' que filtran sus pensamientos a sus periódicos preferidos, que Sunak debía avanzar en estas circunstancias con la tramitación del proyecto de ley que daba a su Gobierno el poder de anular de forma unilateral aspectos del Protocolo que negoció. El acuerdo marco contiene el compromiso de retirar el proyecto de ley.
Las bravuconadas anónimas quizá se diluyan tras la presentación del acuerdo, que es un esfuerzo realista para evitar el deterioro de la vida cotidiana y de la economía en una región pobre y sufrida del Reino Unido. Los escaños 'brexiters' guardaron silencio en la Cámara de los Comunes cuando Sunak confirmó la retirada del proyecto de ley.
Sunak ha prometido que habrá una votación en el Parlamento cuando los diputados hayan tenido tiempo de analizar el detalle del acuerdo con la UE.
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