El independentista Partido Nacional Escocés pierde su fuerza en Westminster

El líder del partido, John Swinney, ha expresado su consternación por el resultado y ha afirmado que el partido necesita una curación y también en su relación con la sociedad escocesa. Elegido con urgencia para resolver el vacío creado por la súbita dimisión de su predecesor Humsa Yousaf en mayo, ha gestionado la campaña con divisiones internas y falta de finanzas para una campaña.

La ex ministra principal, Nicola Sturgeon, afirmó, cuando su marido y consejero delegado del SNP, Peter Murrell, fue detenido por un posible delito de malversación, que en el futuro se le reconocerá por las sucesivas victorias que el partido ha obtenido hasta ahora. Militantes disgustados con su gestión le acusan de desviar donaciones para una campaña pro referéndum al gasto de campañas con victorias parlamentarias en Edimburgo y Londres.

Sturgeon, invitada por un canal de televisión para participar en el panel de comentaristas en la noche electoral, mantuvo un enfrentamiento amargo con la también invitada Joanna Cherry, una brillante abogada en el Parlamento de Westminster, que perdió en la noche del jueves su escaño en Edimburgo. Acusó a Sturgeon de ser la responsable principal de la derrota.

La falta de compromiso con la independencia y el acento en las cuestiones de cambio de género ya había provocado tensiones entre las dos políticas. La exministra principal comparte el criterio de la viceministra principal actual, Kate Forbes, señalando a una variedad de asuntos como causa de tan mal resultado. La fuerza de los laboristas escoceses para atraer al amplio movimiento 'anti-tory' es obvia.

En la campaña contra Yousaf para el liderazgo del partido, Forbes afirmó que la gestión del partido ha sido deficiente en materias muy sentidas por la población, como la sanidad pública o la educación. Ese desgaste de la administración independentista y las divisiones internas tienen una tenue similitud con el hartazgo que los electores han expresado sobre los conservadores en Inglaterra y Gales.

Stephen Flynn, que era el líder del grupo parlamentario del SNP y tuvo un papel relevante en la campaña, ha retenido su escaño. Según él, «vender la causa de la independencia en este momento es muy difícil». «Tenemos que ser atrevidos en nuestras decisiones. Estamos teniendo una experiencia que no conocíamos desde hace bastante tiempo. Nos van a batir en Escocia y además fuerte. O sea que es el momento de aprender y de escuchar», sentenció.