Tercera noche de violencia en Francia. Al menos 875 personas han sido detenidas -408 en la región parisina- y 249 policías han resultado heridos por nuevos disturbios en Nanterre, Marsella, Lyon y Lille. La movilización de 40.000 policías y gendarmes no ha sido suficientes ... para garantizar la seguridad de las calles de las principales ciudades de Francia, escenarios de los altercados en protesta por la muerte de Nahel, el menor de 17 años abatido en un control de tráfico.
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Los disturbios vividos en las afueras de París tras la muerte el pasado martes del adolescente a manos de la Policía -el agente que disparó está en prisión preventiva- han abierto un nuevo frente a Emmanuel Macron, tradicionalmente enfrentado con la calle. Las protestas en recuerdo del joven Nahel M., que recibió un disparo cuando huía de la patrulla de tráfico que detuvo el coche que conducía sin carnet, amenazaban con extenderse a todo el país, lo que obligó el jueves al presidente francés a convocar una célula interministerial de crisis y a movilizar a 40.000 policías y gendarmes para tratar de que la calma vuelva a reinar. Una estrategia que, después de lo visto esta noche con disturbios también en Marsella, Lyon y Lille, ha fracasado.
Macron, que se encuentra desde ayer en Bruselas en una cumbre europea, regresó antes a París para presidir la célula interministerial de crisis convocada para una de esta tarde para analizar la situación y tomar medidas para restaurar la calma. a derecha y la extrema derecha piden al Gobierno que declare el estado de emergencia ante el caos que hay en el país.
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Los disturbios, que comenzaron la noche del martes al miércoles en Nanterre y otras ciudades del extrarradio de la capital gala, se han extendido a otras ciudades como Ruan, Lyon, Toulouse, Roubaix, Nantes, Brest y Tourcoing. El centro de París también hubo anoche vandalismo. Grupos de jóvenes saquearon una tienda Nike en el centro comercial Forum des Halles y una tienda de Zara situada en la céntrica calle Rivoli, además de romper escaparates de otros comercios. Mientras que grupos de violentos montaron barricadas, quemaron bicicletas eléctricas y contenedores de basura y se enfrentaron a la policía en el Viejo Puerto de Marsella.
Los ayuntamientos de Compiègne y de Clamartin imponían ayer a sus habitantes un toque de queda nocturno. Mientras, la prefectura de Aisne prohibía la utilización de fuegos artificiales y el transporte de productos inflamables. Asimismo, Valérie Pécresse, presidenta de Île-de-France, suspendió a partir de las 21.00 horas la circulación de autobuses y tranvías en la región parisina para proteger a los conductores y los viajeros, y evitar que los vehículos sean quemados por los manifestantes más violentos.
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La indignación de los ciudadanos es alta. Se demostró de nuevo el jueves por la tarde, cuando miles de personas se reunieron en Nanterre, localidad de las afueras de París donde se produjo el incidente, en una marcha blanca en memoria del adolescente. «Justicia para Nahel», «Nunca más esto», «La Policía mata», «No justicia, no paz», «Policías por todas partes, justicia por ningún lado», «Policías asesinos», «Todo el mundo odia a la Policía» o «Darmanin (ministro del Interior), dimisión», gritaron los manifestantes, unos 6.200 según las fuerzas de seguridad.
En el corazón de la marcha se encontraba Mounia, la madre de la víctima, que llevaba una camiseta blanca en la que pedía 'Justicia para Nahel', su único hijo. La mujer hizo el recorrido subida en una camioneta blanca desde la barriada de Pablo Picasso, donde vivía el menor, hasta la plaza Nelson Mandela, donde falleció tras recibir un tiro mortal. Junto a ella se encontraba Assa Traoré, destacada figura de la lucha contra la violencia policial en Francia.
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'Paz para Nahel, que la tierra te sea leve' y 'Justicia para Nahel, 17 años, abatido por la Policía injustamente', decían dos de los mensajes que desconocidos habían dejado junto a ramos de flores en el poste contra el que se chocó el vehículo que conducía el adolescente de origen argelino.
Los participantes en la marcha quisieron arropar a la familia en estos momentos difíciles. «Estoy de luto por la madre y el pequeño», explicaba Zahera Bensaad, mediadora local. «Si estamos aquí es porque esperamos que esta marcha cambie algo», cuentan Leila y Sarah, dos amigas de 30 años que llevaban la cabeza cubierta con un velo islámico.
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«Es injusto lo que ha pasado. Era joven. No merecía que le pegaran un tiro porque no tenía el carnet de conducir», opina Isma, de 30 años, que llevó a su hijo de 9 años a la protesta. «Podría ocurrirle a mi hijo», dice Isma, una frase que repitieron varias madres en la marcha. «Podría haberle ocurrido a mi hermano», dijeron otros participantes. «Podría haberme ocurrido a mí», señalaron los más jóvenes.
Samy, de 18 años, opinó que los disturbios, que comenzaron en la misma noche del martes, podrían durar todavía varios días. La muerte de Nahel «ha sido la gota que desbordó el vaso» después de años de racismo e impunidad en investigaciones por violencia policial, opinó este estudiante que participó en la marcha blanca de Nanterre.
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El Gobierno francés busca soluciones con urgencia y sopesa declarar el estado de emergencia para restaurar la calma. La primera ministra, Élisabeth Borne, aseguró este viernes que «todas las hipótesis», incluida esta medida de excepción, están sobre la mesa para restablecer «el orden republicano en todo el territorio». Borne hizo estas declaraciones en la comisaria de Evry-Courcouronnes, que fue atacada la pasada noche por un grupo violento.
El presidente, Emmanuel Macron, según el Palacio del Elíseo, Macron se muestra dispuesto a adoptar un dispositivo de mantenimiento del orden «sin tabúes». Por contra, la oposición está dividida sobre la necesidad de tomar esta medida. La derecha y la extrema derecha exigen que se declare el estado de emergencia para restablecer el orden en el país, mientras que la izquierda no cree que ésta sea la solución
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Sébastien Chenu, portavoz del partido ultradechista Reagrupación Nacional, reclamó en la cadena de televisión LCI la declaración del toque de queda y del estado de urgencia al constatar que «el Estado no ha retomado el control» y que «no se ha restablecido la autoridad republicana». «Solo la firmeza podrá restablecer el orden la paz», afirma Éric Zemmour, excandidato presidencial del partido de extrema derecha Renacimiento.
La izquierda es contraria. François Hollande, expresidente socialista, cree que declarar el estado de emergencia «no es la mejor forma de actuar ante las violencias urbanas». «La porra no será nunca una respuesta a la ira social», advirtió también Mathilde Panot, líder del grupo parlamentario de La Francia Insumisa en la Asamblea Nacional.
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Si el Gobierno declara el estado de emergencia, el ministro del Interior y los prefectos pueden, por ejemplo, prohibir manifestaciones, decretar arresto domiciliario o realizar requisiciones o registros administrativos.
En la Quinta República, sólo se ha declarado el estado de emergencia en Francia en seis ocasiones, la última en 2015 con motivo de los atentados terroristas del 13 de noviembre en París.
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