«A trabajar». Con estas palabras inició ayer el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer Consejo de Ministros de la 'era Gabriel Attal', un día después del nombramiento de los integrantes del renovado Gobierno. A diferencia de Hércules y sus doce trabajos, el joven primer ... ministro (34 años) no tendrá que matar al león de Nemea, domar el toro de Creta o robar las yeguas de Diomedes, pero se enfrenta a grandes desafíos como inquilino del Palacio de Matignon.
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Se espera que el Elíseo anuncie en breve la lista completa de viceministros y secretarios de Estado, respetando los equilibrios políticos entre el partido de Macron y las formaciones de sus socios gubernamentales (el MoDem de François Bayrou y Horizontes de Édouard Philippe) para evitar rencillas internas. El nuevo Ejecutivo es acusado por izquierdas y centristas de haber dado un giro a la derecha tras la entrada de las conservadoras Rachida Dati (como ministra de Cultura) y Catherine Vautrin (Trabajo) en el gabinete.
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Varios ministros son cercanos al expresidente Nicolas Sarkozy, como la propia Dati y Gérald Darmanin, quien mantiene la cartera de Interior. «La regeneración es la de los dinosaurios sarkozistas», opinó el líder socialista Oliver Faure. La ecologista Marine Tondelier y el comunista Fabien Roussel se pronunciaron en la misma línea y consideran que el Ejecutivo que echó ayer a andar es un «Sarkozy IV». Sin embargo, uno de cada dos franceses (53%) se muestra satisfecho con el nombramiento de Attal como nuevo jefe de Gobierno, según un sondeo de Odexa-Backbone Consulting publicado por el diario galo 'Le Figaro'.
Attal, que desde 2018 ha ocupado varios cargos en los sucesivos gabinetes, deberá tener cuidado de no hacer sombra a Macron, al que no le gusta que su primer ministro sea más popular que él, como ya se vio con Édouard Philippe. También tendrá que tratar de unir a su partido y a sus aliados después de la división interna provocada por la reforma migratoria. Veinte diputados macronistas votaron en contra del proyecto del presidente y diecisiete se abstuvieron en la sesión de la Asamblea Nacional donde la controvertida iniciativa salió adelante. El ala izquierda de la formación del mandatario considera el documento final demasiado derechista.
Otro de los retos de Attal será sortear la falta de mayoría absoluta del partido gobernante en la Asamblea Nacional mediante la búsqueda de compromisos con otros grupos para aprobar textos y sacar adelante reformas sin tener que mandar a golpe de decreto, como hizo Élisabeth Borne, su antecesora en el puesto. Pero el gran primer examen del nuevo primer ministro llegará en junio con las elecciones europeas. El objetivo es evitar que la formación gubernamental sufra una debacle y tratar de frenar a la extrema derecha de Jordan Bardella, cabeza de lista por Agrupación Nacional para la cita comunitaria y brazo derecho de Marine Le Pen.
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Las elecciones europeas son el primer examen para él y para Attal.
París celebrará los Juegos Olímpicos con la seguridad como gran desafío.
El pleno empleo es el objetivo para 2027. La tasa de paro ronda hoy el 8%.
Su jefe, como Macron, ha prometido que bajará los impuestos a la clase media.
La llegada de Attal a Matignon se ha producido a escasos meses de la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en París, un evento que Macron quiere que sea un éxito pero que se enfrenta a desafíos como la seguridad y el transporte. Francia se encuentra actualmente en máxima alerta terrorista, tras sufrir varios atentados yihadistas en 2023.
Tras la aprobación de las reformas de las pensiones y migratoria durante el Gobierno de Borne, Attal deberá continuar por la senda reformista, legalizar o no la eutanasia y el suicidio asistido e incluir la libertad de aborto en la Constitución francesa, tal y como prometió Macron que haría. Otro compromiso del presidente que su elegido anunció al tomar el cargo que asumirá es la bajada de impuestos a la clase media.
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No le falta tarea a Attal en prácticamente todos los ámbitos: lograr el pleno empleo en 2027 (la tasa actual de paro ronda el 8%), mejorar servicios básicos como la asistencia sanitaria, el acceso a la vivienda y la educación pública -que son las tres principales preocupaciones de los franceses- o evitar que una nueva ola de descontento social desemboque en protestas contra su gabinete y contra Macron en las calles.
Al igual que les ocurrió a otros primeros ministros, el cargo puede despertar el apetito político de Attal por llegar al Elíseo y suceder en 2027 a Macron, que no podrá presentarse a las próximas elecciones presidenciales porque la Constitución francesa no permite un tercer mandato consecutivo. Podría intentar su regreso político en 2032, si así lo desea y Attal no se lo impide.
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