El primer ministro británico, Rishi Sunak, y el titular de Hacienda, Jeremy Hunt, durante una visita a una empresa en Londres. AFP

Ambiente preelectoral tras el plan presupuestario de Sunak

El Gobierno británico recorta impuestos pero dejará al sucesor una presión fiscal no vista desde la posguerra

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Miércoles, 6 de marzo 2024, 20:33

La economía británica tendrá una inflación por debajo del 2% en los próximos meses, ofreciendo al primer ministro, Rishi Sunak, la posibilidad de alardear de que ha logrado los objetivos que prometió en sus primeros días de mandato. Pero para su rival, el laborista Keir ... Starmer, el plan presupuestario anunciado por el Gobierno es «un último acto desesperado».

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La tarea de Sunak era difícil cuando heredó la jefatura del Gobierno en octubre de 2022. Parlamentarios y ministros conservadores habían derribado a su líder, Boris Johnson, hartos del constante embrollo que causaba su peculiar personalidad, y el establishment, en particular el Banco de Inglaterra, había derrocado a su sustituta, Liz Truss, tras presentar un presupuesto de alto riesgo fiscal.

Sunak administraba una economía con el 11% de inflación, una deuda equivalente al Producto Interior Bruto anual y servicios públicos en declive: desbordamiento de un Servicio Nacional de Salud que salía de la pandemia con muchas vacantes y malestar en la plantilla, estado lamentable de instalaciones en escuelas públicas, un servicio de Policía que no se ocupa de pequeños delitos.

La recuperación del orden en la gobernación quizás daría a Sunak un premio en las encuestas, pero no ha ocurrido. El pasado lunes, la firma Ipsos publicó los resultados de un sondeo que registró que el 20% de los electores votaría hoy a los 'tories'. Si refleja la realidad, Sunak y su partido avanzan hacia una debacle. Pero el ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, presentó el plan presupuestario con el mantra acuñado por Sunak: el plan está funcionando.

Austero futuro

Hunt reivindicó la política de bajos impuestos, que beneficiarían el crecimiento. Repitió el descenso del 2% de un impuesto a los empleados, pero ha congelado el umbral para el pago del impuesto de la renta, que ahora tiene que pagar más gente. Congela también las tasas a las bebidas alcohólicas o al combustible de los automóviles, para ganar el favor de algunos segmentos del electorado.

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La evolución de la política fiscal no es sin embargo un reflejo de las teorías que postulan Hunt y Sunak. Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, que fiscaliza las políticas del Gobierno y calcula proyecciones sobre su evolución, la carga impositiva será en 2027-28, el 37,7% del PIB, el porcentaje más alto desde 1945. Pero más bajo que el promedio de los países de la UE o del G7.

Hunt pronunció un discurso detallista en una Cámara de los Comunes con ruido desbocado desde los escaños de la oposición, en el ambiente preelectoral en el que vive la política del país. El ministro añade otra reducción fiscal en menos de doce meses y los laboristas han deducido que quieren adelantar las elecciones. «Que sean el 2 de mayo, estamos preparados», le espetó Starmer en la respuesta a su plan.

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Entre los numerosos exmilitares en los escaños hay malestar porque el Ejecutivo no ha aumentado el presupuesto de Defensa en las actuales circunstancias europeas. Los economistas señalan, por su parte, que la reducción de impuestos y el gasto presupuestado en servicios públicos dejará muy poco margen de maniobra al partido que ocupe el Gobierno antes del fin de año.

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