«El 14 de junio de 1946, Dios miró a nuestro planeta y dijo: 'Necesito un encargado'. Así que Dios nos mandó a Trump». El vídeo de casi tres minutos que ha venido a sustituir a las oraciones de los pastores evangélicos en la apertura de los mítines de Donald Trump en Iowa se manifestó este lunes en la tierra para auparle hacia la victoria en los caucus republicanos, las primarias de las elecciones estadounidenses.
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Muchos lo han considerado blasfemo, y esos son probablemente los que votaron por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, «El santurrón», como lo ha rebautizado socarronamente Trump, que durante todo un año lo criticó implacablemente por considerarlo su rival más directo, ahora junto a la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley. El magnate que dividió y poseyó el partido conservador de Reagan y Bush, se ha infiltrado en la comunidad evangélica hasta dividirla, corromperla y radicalizarla. Los resultados de la noche de este lunes en Iowa que dieron un triunfo aplastante a Trump con un 51,1% de los votos, casi 30 puntos más que el segundo, DeSantis ofrecen la primera muestra electoral de esta operación política y religiosa que tendrá que ser estudiada cuidadosamente. George W. Bush, Mike Hucakabee, Rick Santorum y Ted Cruz son algunos de los candidatos conservadores que han ganado en Iowa con el apoyo de este bloque.
Los orígenes de la politización evangélica hay que rastrearlos hasta George W. Bush, cuando su artífice electoral, Karl Rove, despertó a ese segmento de la población, que prefería no involucrarse en los asuntos mundanales de la política, y lo convirtió en su ejército electoral para aupar hasta la Casa Blanca a un pecador arrepentido que volvía a su rebaño. Esa figura del perdón es clave en una religión que ahora está dispuesta a redimir a un multimillonario al que se le han contabilizado más de 30.000 mentiras durante su presidencia y una tormentosa vida de excesos y actrices porno. «Todos tenemos un pasado», le justificaba Kim Marsh en un mitin de Donald Trump Jr.
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tuvieron que soportar este lunes los republicanos que participaron en los caucus.
«¿Hay algún candidato perfecto?», preguntan los pastores a sus atribulados fieles. Como la respuesta es evidente, el expresidente obtiene un pase al cielo. Se lo ha fabricado su equipo mediático de memes, un colectivo de videoproductores llamado Diley Meme Team, que se define a sí mismo como «la maquinaria de guerra on-line de Trump». Sus miembros operan de forma anónima, adoptan una estética caricaturista y «actúan con la crueldad incansable de los trolls de internet», dijo de ellos 'The New York Times'. Sus señas son la desinformación, los bulos, el plagio, el humor escatológico, los insultos homófobos y los epítetos racistas. Utilizan la inteligencia artificial para ofrecer a su trabajo un aspecto depurado que a menudo el expresidente y sus hijos saludan compartiéndolos a través de las redes sociales. El líder del grupo, Brenden Dilley, se considera un evangélico cristiano y «hombre de fe», pero en línea con la nueva tendencia no lee la Biblia cada día ni va a misa los domingos.
El vídeo de 'Dios Hizo a Trump' puede ser su gran éxito. La copia que Marjorie Taylor Greene compartió en Facebook tenía este lunes casi nueve millones de visualizaciones. El que publicó 'The Independent' en YouTube, 5,5, y así se va multiplicando como el pan y los peces. El propio Trump, que tiene seguidores entre Instagram y su plataforma de Truth Social, lo ha compartido varias veces, pero al convertirlo en la apertura de sus mítines lo eleva a cátedra entre los miles de fans que acuden.
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El reverendo Joel Tenney, del condado de Johnson, se lo cree a pies juntillas. Él mismo ha bendecido desde el estrado algunos mítines de Trump en Iowa y no ve ninguna blasfemia en compararlo con Jesucristo, porque «la Biblia habla de otros enviados del Señor que han venido al mundo para resolver sus asuntos terrenales». Como ejemplo pone al Rey David, un guerrero elegido por Dios para acabar con Goliat y salvar al pueblo de Israel. En esa línea, el 14 de junio de 1946, fecha de nacimiento de Trump, habría nacido otro mesías que viene a salvar de la extinción a los evangélicos blancos.
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Son términos que escandalizan incluso a los pastores evangélicos tradicionales, a los que el radicalismo de quienes siguen a Trump ha dejado orando en sus iglesias cada vez más vacías. La de los ministros del Santo Espíritu que fundaron Dave y Patricia Lage no tiene templo físico. «Tú eres tu templo, Dios vive en cada uno de nosotros», explica tras un mitin de Donald Trump Jr. Él se dedica a sanar a los enfermos con sus oraciones y asegura «haber vuelto cuatro veces de la muerte». Con poner la mano sobre tu hombro mientras reza promete erradicar cualquier dolor del cuerpo.
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Quienes siguen a Donald Trump no tienen duda de que su nuevo mesías es otro guerrero capaz de meterse en el corazón de la bestia de Washington y «drenar el pantano» del Deep State. Le ven enfrentarse al 'establishment' sin medir sus palabras ante los poderes establecidos y se sienten protegidos. Dios les ha mandado ese hombre fuerte que buscaban.
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