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Donald Trump no solo ganó con claridad los caucus de Iowa que dan el pistoletazo de salida a la temporada de primarias. Es ya el candidato inevitable para representar al Partido Republicano en las próximas elecciones de noviembre, en lo que será una repetición de ... Biden contra Trump.
Así de contundente ha sido su victoria del lunes, que ha noqueado al resto de los contendientes. Dos de ellos -Vivek Ramaswami y Asa Hutchinson- se retiraron esa misma noche. Los otros dos -Ron DeSantis y Nikki Haley- han hecho votos de seguir adelante hasta el final, pero con las encuestas en la mano, los expertos no ven una hoja de ruta viable para que ninguno de los dos pueda desbancar al favorito.
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Mercedes Gallego
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En la más favorable de las encuestas, Haley va siete puntos por detrás en New Hampshire, un estado más moderado que es su mejor baza para destacar. Allí los desmanes de Trump, sus intentos de dar la vuelta a los resultados electorales de 2020 y los casos judiciales que enfrenta enfrían a los conservadores moderados e independientes en los que confía Haley para ganar en el estado de «Vive Libre o Muere». DeSantis está condenado a ser tercero y no tiene posibilidades ni en los caucus de Nevada ni en las primarias de Carolina del Sur, donde ya está haciendo campaña, tras haberse saltado New Hampshire, que votará el martes próximo.
La gran humillación para Haley sería perder el 23 de febrero en su propio estado, donde ha sido gobernadora. Eso es lo que Trump se propone, dejarla K.O. antes del Supermartes, fecha en la que votarán 14 estados, y coronarse vencedor para ese día temprano de marzo en el que todavía faltará por votar la mitad de la Unión.
Sería una victoria perfecta a lo grande, fruto de un candidato que esta vez ha estudiado cuidadosamente la jugada, la ha complementado con una buena infraestructura sobre el terreno, y ha doblado su apoyo, en comparación a 2016, gracias a la reputación labrada en los cuatro años de su presidencia. «Trump funciona en estas elecciones como un presidente que repite mandato», explica Tim Hagle, profesor de política de la Universidad de Iowa. «Es un nombre conocido para los votantes, que lo consideran un gestor probado al haber presidido el país a lo largo de un período de bonanza económica».
En la Iglesia de la Eternidad de West Des Moines, donde los vecinos se reunían en asamblea el lunes para votar, Claireanne Burgess, de 69 años, que acudió con su vecina Ashleigh Sheehy, de 39, resumió en quince segundos los motivos por los que votará por Trump. «Siempre dice lo que piensa, no tienes que preocuparte de lo que esté pensando. Con él no hubo guerras. Tuvimos una gran economía. Bajó el precio de la gasolina. Subieron nuestros fondos de pensiones. El dólar estaba fuerte. La Bolsa batió récords. Las reservas de petróleo estaban seguras. El mundo nos respetaba, ¿qué hay ahí que no te pueda gustar?», preguntó retóricamente. «¡Ah, sí, y siempre sabe bajarse del escenario», se rió con una de las alusiones más repetidas por Trump y sus seguidores para retratar al actual mandatario de 81 años, Biden, como un presidente senil. «Bueno, le puede pasar a cualquiera, la demencia nos puede llegar a todos, pero no debe ser presidente alguien que ya la tenga».
El bulo de Trump que han asimilado sus seguidores, obedientes soldados de sus mensajes, es que Biden ya no gobierna, sino que es rehén de «la izquierda radical» que le rodea. «Está destruyendo nuestro país, no os va quedar país como no lo retomemos pronto», les dice en los mítines.
Muchos trasladan eso a su situación personal, porque en Iowa Trump ha vuelto a tener sus principales ganancias en los condados más pobres y menos educados del estado. «Mi padre lleva más de un año en paro. Mi madre va de lesión en lesión. Cuando vamos al supermercado todo está carísimo. No nos llega ni para gasolina. Biden está dañando a mi familia, hay que sacarlo como sea de la Casa Blanca», señaló Calees Brimrose, que define como su único oficio el de «activista conservador».
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Mercedes Gallego
Cuando el magnate dejó la Casa Blanca en enero de 2021, la inflación era del 1,4%, en comparación al 9,1% que se alcanzó al año siguiente, y el precio de 2,28 dólares por galón de gasolina es ahora de 3,25. Lo único que según las encuestas preliminares de Iowa puede dañarle es que tres de cada diez votantes se replantearán su voto si Trump se convierte en un criminal convicto por los tribunales. Eso no afecta a los casi dos tercios que, según estas mismas encuestas, ha comprado su versión de que Biden robó las elecciones. Los esfuerzos legales para meterlo en la cárcel y vetar su nombre de las papeletas no hacen más que reforzar esa creencia de que es víctima de una persecución política.
Para John Trevor, un veterano de Irak que trabaja en la Universidad Simpson de Indianola, la elección de noviembre se resume a una sola pregunta: «¿Estás mejor ahora que hace cuatro años? Si es así, vota por Biden. Si no, vota por Trump.»
Donald Trump se desplazó este martes en plena campaña electoral hasta los juzgados de Manhattan, en Nueva York, para enfrentarse a un segundo juicio por difamar a la escritora E. Jean Carroll. La Justicia ya halló culpable el año pasado al expresidente de abusar sexualmente de Carroll en 1996 y, posteriormente, de haberla insultado al negar públicamente tales acusaciones. Está previsto que el tribunal establezca la cuantía de una nueva indemnización. La columnista ya recibió más de cuatro millones de euros y ahora ha solicitado el doble por nuevos daños y perjuicios, según informaciones de la cadena de televisión CNN.
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