George H. W. Bush y su hijo, George W. Bush, pescan en Kennebunkport, Maine, en una imagen de junio de 2007. AFP

El bote de pesca de George H. W. Bush se subasta por casi medio millón de dólares

El centenario del nacimiento del expresidente estadounidense trae contrastes de dos épocas en plena efervescencia electoral

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Viernes, 23 de febrero 2024, 11:30

Le gustaba la caza y la pesca, no el golf ni los tabloides. George H. W. Bush simboliza al republicano cívico de una era que dejó de existir. Quizás por eso su bote de pesca se ha subastado entre los conservadores nostálgicos hasta alcanzar los ... 435.000 dólares (400.885 euros). Seis meses antes de morir, a los 94 años, el expresidente estadounidense, aún convaleciente tras un mes de hospital, con el corazón partido por la pérdida de su querida Bárbara, se montó en el 'Fidelity V' para lanzar una vez más su caña a las aguas de la Atlántico.

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Lo hizo en las costas Kennebunkport (Maine), donde la familia todavía tiene una mansión al borde del mar, que durante su presidencia se conoció como la Casa Blanca de verano. La había comprado su bisabuelo a final del siglo XIX y se convirtió en la vivienda vacacional de su infancia, el lugar donde se casaron sus hijos y al que invitó a líderes íntimos como Margaret Thatcher o Mijaíl Gorbachov.

En el muelle de aquella mansión de Nueva Inglaterra anclaron cinco versiones del 'Fidelity'. La primera está aparcada en el Museo de la Biblioteca Presidencial George H. W. Bush de College Station (Texas), a medio camino entre Houston y Waco. La última ha quedado en manos de un comprador anónimo, y ni la fundación que la ha subastado dice saber cuál será su destino.

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Lo que sí se sabe es que los fondos recaudados servirán para la construcción de un nuevo pabellón, que alojará al helicóptero Marine-One en el que se trasladaba desde la Casa Blanca. La subasta es solo la excusa para una traca celebratoria sobre su vida y su presidencia que terminará el 12 de junio, cuando se cumplan 100 años de su nacimiento.

Fue Condoleezza Rice, su exdirectora para asuntos soviéticos y del Este de Europa en el Consejo de Seguridad Nacional, a la que su hijo recicló después como consejera de Seguridad Nacional, la que abrió la ronda de charlas en la que se llevó a cabo la subasta silenciosa.

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«Captura y suelta»

A Bush le gustaba el arte de la «pesca sin muerte», conocida en el ámbito de la pesca deportiva anglosajona como «captura y suelta». Sus favoritos eran el pez rojo, la lubina y la trucha moteada, que perseguía especialmente entre Navidad y Año Nuevo. Utilizaba moscas y señuelos, y se emocionaba cuando capturaba un pez azul «porque son luchadores duros», decía con admiración.

Los pocos testimonios gráficos de sus últimos meses de vida le muestran junto a su hijo George, con el pelo al viento y cara de satisfacción en ese bote cigarrera de 1.000 caballos que habían comprado juntos en 2011, cuando este último ya había dejado la Casa Blanca. Aún así llevaba el sello presidencial. El fabricante de este Fountain 38CC de 11,5 metros, armado con tres motores fueraborda Mercury que le permitían alcanzar hasta 120 km/h grabó en su cubierta, justo debajo del timón, que había sido construido expresamente para el presidente Bush, lo cual aplicaba a cualquiera de los dos.

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AFP

Desde que dejó la Casa Blanca y trasladó el peso de su herencia política a sus hijos, disfrutaba de esos deportes de la vida silvestre que también incluían cazar perdices y faisanes. «Me encanta ver a los perros en acción», decía. Pero a pesar del oficio y de las armas que atesoraba desde los diez años, en 1995 canceló su membresía vitalicia de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), indignado por la carta de recaudación de fondos en la que su consejero delegado Wayne LaPierre se refería a los agentes federales del FBI como «terroristas vestidos de tortugas Ninja y matones armados hasta los dientes que derriban puertas, abren fuego con rifles automáticos y matan a ciudadanos respetuosos de la ley».

Algo estaba cambiando ya en la derecha estadounidense, sin que el honorable piloto de la Segunda Guerra Mundial atisbase el alcance que tendría. Él representaba lo que entonces se llamaba «una vida de servicio público» y hoy el movimiento MAGA -Make America Great Again- de Trump, que promete «drenar el pantano», considera chupópteros de un sistema corrupto. Bush padre llegó a ver la victoria de Donald Trump en 2016, pero la muerte le ahorró la insurrección contra el Capitolio con la que este intentó detener la certificación de los resultados electorales en 2020. En sus días, las desavenencias se resolvían de otra manera. Mientras los abogados de su hijo y Al Gore contaban con lupa las papeletas de las elecciones del año 2000 en Palm Beach (Florida), él participaba, ajeno, en un torneo de pesca en ese mismo estado.

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George W. Bush, su padre, el también expresidente George H. W. Bush, y su hija Barbara Bush, pescan en la costa de Kennebunkport, en una imagen de archivo. Reuters

'Morning in America'

Tan fascinado estaba con su actividad recreativa que fundó una organización para promoverla entre los hispanos, ya que en 2014 solo representaban el 7% de los que tiraban la caña. 'Vamos A Pescar', como la llamó, se preciaba de ofrecer oportunidades educativas para que las generaciones futuras pudieran aprender el placer de la pesca y la importancia de la conservación.

Tiempos no tan lejanos de una América en la que el presidente hablaba de sus nietos medio mexicanos como sus «chocolatitos» y observaba la tradición de no criticar jamás en público a sus sucesores. El 'Fidelity III' sigue anclado en las costas de Kenebunkport donde todavía vacaciona la familia Bush, retirada de la vida pública, mientras que el 'Fidelity V' alimentará la nostalgia de algún millonario, admirador de ese jefe de Estado que sirvió de vicepresidente a Reagan cuando todavía era 'Morning in America'.

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