El México que hereda Sheinbaum

México proyecta claroscuros. Por una parte, Sheinbaum tendrá que hacer frente a los males endémicos que sufre el país, como el narcotráfico, la corrupción o la violencia desenfrenada. Además, tendrá que lidiar con la polémica generada por la nueva reforma que cambia por completo el sistema judicial, una patata caliente que ha dejado en sus manos López Obrador. Por otra parte, existen datos económicos halagüeños, como el aumento del salario mínimo que ha pasado de ser de 4,1 euros diarios en 2018 a 11,55 en la actualidad. Aunque el índice de pobreza sigue siendo elevado (36,3% de su población), en el sexenio de López Obrador fueron cinco millones los que salieron de esa situación, la reducción más significativa de los últimos 16 años.

Los 128 millones de habitantes hacen a México el décimo país más poblado del mundo. También es la duodécima potencia económica mundial, lo que convierte al país en un importante actor en el plano global. Sin embargo, los abundantes recursos naturales, la favorable geografía, su cercanía con EE UU y una importante red de acuerdos comerciales no son argumentos suficientes para que su economía despegue del todo, siendo la corrupción el factor principal que limita su desarrollo y una de las mayores lacras del país azteca. Según un informe de Transparencia Internacional, México es uno de los Estados más corruptos del mundo, con un índice de 31 sobre 100, siendo 100 la mejor calificación posible.

La influencia directa de los cárteles en todos los niveles (político, social, económico) propicia que el país no funcione como debería. De acuerdo al Banco Mundial, este problema genera pérdidas de aproximadamente el 10% del Producto Interior Bruto del país. Aún así, la inversión extranjera directa en México se encuentra en su máximos históricos. Según la Secretaría de Economía, el capital extranjero fue de 20.300 millones de dólares durante el primer trimestre de 2024, más que en el mismo periodo de cualquier otro año.

La propia Sheinbaum ha negado en varias ocasiones que México sea un narcoestado. Sin embargo, gran parte de la sociedad percibe al país como tal. La influencia de los cárteles es palpable en todos los niveles y llega a las altas esferas. Prueba de ello es la reciente detención de Ismael 'el Mayo' Zambada, uno de los capos más importantes del cártel de Sinaloa. Según él mismo ha declarado, el hijo del Chapo Guzmán le tendió una trampa, ofreciéndole a asistir como mediador a una reunión entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, un exalcalde y diputado de la zona al que asesinaron esa misma noche. Este hecho pone de manifiesto el poder que ejercen las organizaciones narcotraficantes, aunque la política no es el único terreno en el que mueven ficha.

La violencia está disparada y es una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía. Desde que los cárteles fueron ganando terreno a partir de los años 70, surgió una ola de violencia que hasta el momento ha sido imparable. En 2006, el expresidente Felipe Calderón le declaró la guerra al narcos, un hecho que, lejos de solucionar el problema, lo empeoró. Cada año se registran alrededor de 30.000 homicidios en México. Según la ONG Semáforo Delictivo, el 80% de ellos se atribuyen a causas relacionadas con el tráfico de drogas. En varias ocasiones, Sheinbaum ha defendido la política de 'Abrazos, no balazos' que implantó en su día López Obrador. Todo parece indicar que ella seguirá su estela: «El asunto es si entras en una confrontación violenta con estos grupos. ¿Qué se provocaría si se entra a una confrontación violenta? Probablemente más violencia. Estamos protegiendo a la población».

Meses antes de dejar el cargo, López Obrador ideó una reforma «para acabar con la corrupción» en el sistema judicial y que fue publicada el 15 de septiembre. La medida más controversial y que ha generado incluso huelgas de los trabajadores del Tribunal Supremo es que, a partir de 2025, los jueces serán elegidos mediante votación popular, además de reducirse el número de ellos de once a nueve. También se acortará su periodo en ejercicio, pasando de 15 a 12 años. La nueva ley, según algunos expertos jurídicos, representa un ataque directo a la división de poderes y una amenaza directa a la independencia judicial. La presidenta del Supremo, Norma Piña, asegura que a partir de ahora «será cuestión de suerte ser juez o magistrado en México».

Varios organismos, tanto nacionales como internacionales, han mostrado preocupación por la reforma. La Cámara de Comercio Americana de México afirma que su entrada en vigor tendrá implicaciones directas en el comercio: «El negocio necesita transparencia, claridad y legalidad». Ken Salazar, embajador estadounidense en México, opina que podrían haber factores externos que incidan directamente en los procesos judiciales: «La reforma es una amenaza para la democracia mexicana. Esto va a exponer la influencia que ejercen los poderosos cárteles a la Justicia del país».

Aun así, la reestructuración del sistema judicial mexicano era una tarea pendiente. Según un informe de México Evalúa, llevado a cabo en 2023, la impunidad nacional se eleva hasta el 96,3% de los casos que llegan a los juzgados. Todavía no se sabe si esta reforma podría resultar efectiva, pero lo que está claro es que es uno de los temas de los que Sheinbaum deberá preocuparse.