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La Historia dirá que Nicolás Maduro, de 62 años, lo primero que hizo al levantarse el 10 de enero de 2025 fue cerrar las fronteras de Venezuela con Colombia hasta el próximo lunes porque el país era víctima de una conspiración internacional que pretendía perturbar ... la paz de los venezolanos. Inmediatamente adelantó su investidura para dirigir la nación bolivariana por un tercer período de seis años más. Su objetivo es seguir en el cargo hasta 2031. Superará así los catorce años que permaneció en el poder su «insiprador», Hugo Chávez.
En compañía de su mujer, Cilia Flores, la vicepresidenta Delcy Rodríguez y otros altos cargos de su Gobierno, Maduro entró pasadas las 10.30 horas (sobre las tres y media de la tarde en España) en la Asamblea Nacional y declaró ante su amigo y presidente del Parlamento, Jorgue Rodríguez: «Juro por el histórico, noble y aguerrido pueblo de Venezuela y ante esta Constitución que haré cumplir todos sus mandatos».
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El acto contó con todo el ceremonial necesario, pero resultó fugaz. Breve. No hubo exhibiciones públicas ni desfiles preliminares. Fuera, en la calle, el Ministerio de Defensa había dado un carácter militar a la capital con un amplio despliegue armado, además de controles en cada esquina.
El mandatario no mostró resultado alguno que lo acredite como el legítimo vencedor de las elecciones del pasado 28 de julio. Ejecutó un nuevo acto dictatorial bajo la sombra de un fraude electoral, con el apoyo de las fuerzas militares -que incluso activaron la defensa antiaérea de fabricación rusa en la mañana de este viernes tras prohibir los vuelos- y con el rechazo de la comunidad internacional. Si se echa la mirada atrás, no es ésta la única ocasión en la que se repiten las denuncias de irregularidad en las votaciones venezolanas, pero sí la primera en que la oposición ha podido enseñar a la comunidad internacional las actas que demostrarían la derrota de Maduro y la victoria de su rival, Edmundo González Urrutia.
#Atención Venezuela anunció el cierre de sus fronteras con Colombia desde las 5:00 a. m. de este viernes 10 de enero hasta las 5:00 a. m. del lunes 13 de enero, de acuerdo con Freddy Bernal, gobernador del Táchira, por sospechas de una conspiración internacional para perturbar la… pic.twitter.com/MDL4iSGF0o
— BluRadio Colombia (@BluRadioCo) January 10, 2025
La Historia también dirá que la oposición venezolana, que ha reclamado reiteradamente el derecho a que este último tomara el cargo para comenzar una época de cambio hacia la democracia y la libertad, calificó la investidura de ilegítima. En un comunicado, prometió una conducta de «resistencia democrática permanente y activa» hasta que se respete el resultado real de las urnas y la «soberanía popular», un mensaje que luego reforzó la propia líder disidente María Corina Machado. Al cierre de esta edición, Edmundo González continuaba en República Dominicana y se anunció la anulación de su previsto regreso a Venezuela para tomar posesión, aunque fuera simbólica, de la presidencia. La disidencia lo justificó en el hecho de que el Gobierno canceló todos los vuelos y desplegó las baterías antiaéreas. Pero cumplirá su promesa «en el momento correcto».
Maduro adelantó casi dos horas la juramentación en el salón elíptico de la Asamblea Nacional. En otras ocasiones este acto se había realizado en el Hemiciclo de Sesiones. Consolidó su nuevo mandato sobre un ejemplar original de la Constitución firmado por el fallecido Hugo Chávez. Y declaró que esta nueva etapa «será el período de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia. Lo juro por la Historia, lo juro por mi vida y así cumpliré y cumpliremos. Lo juro».
Juró por todo y por todos ante el presidente de la Asamblea, Jorge Rodríguez, y ante visitantes y delegados de 125 países, según dijo, entre los que se encontraba Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel, mandatarios de Nicaragua y Cuba, respectivamente, así como representantes de Rusia, China e Irán. Hubo también diplomáticos de varios países -muy pocos latinoamericanos- y delegaciones que habían ido aterrizando en Caracas desde el jueves como la de Argelia, Congo o la OPEP.
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Maduró recordó a los waikeri, al pueblo indígena, a Pedro Canejo, conocido como el 'Negro Primero', a José Leonardo Chirino, un zambo hijo de esclavos, y como no, trajo a colación a Bolívar, Sucre, Urdaneta, Manuela Sáenz, y recordó la memoria eterna de Hugo Chávez.
También se mostró irónico en su posterior discurso: «¿Llegó Edmundo?», preguntó sacando risas del público. Antes había lanzado un dardo a sus opositores: «Para los que les gusta tirotear a Venezuela desde el exterior y a los traidores a la patria, les digo que nosotros somos los constructores de esta Constitución».
En realidad, el jefe del Estado se lanzó a un río de discursos. Su juramentación representa «una gran victoria de la democracia», porque, en su opinión, certifica que no hubo fraude y que, «hagan lo que quieran hacer», ni países extranjeros ni fuerza disidente alguna han podido «impedir» que se cumpla la voluntad popular. Se consideró además el objetivo de una «conspiración» impulsada por «Estados Unidos y sus esclavos en América Latina y en el mundo». De las actas donde quedó constancia que obtuvo menos votos que los de su rival, cero.
Si el jueves miles de opositores protestaron contra la investidura en Caracas, este viernes no hubo gritos ni concentraciones en toda Venezuela, sometida a una enorme presión policial y al recuerdo de que todavía hay más de 1.600 detenidos durante las movilizaciones de agosto contra el fraude electoral presos en las cárceles.
Maduro quiso darle trascendencia en este día «histórico» al papel que a partir de ahora tendrán las fuerzas de seguridad en su gobernanza. Se dio un baño de masas en la Academia Militar y allí juramentó a un pelotón de motorizados que estos últimos días le han escoltado a él y sus ministros. Destacó la importancia del nuevo aparato de seguridad que él mismo ha activado esta semana y que aglutina al ejército, la Policía y un cuerpo de civiles armados, una «fusión popular-militar-policial» que garantizará «la paz y la estabilidad» de Venezuela, exclamó.
Las reacciones de la comunidad internacional no se hicieron esperar. Estados Unidos calificó el acto de ilegítimo. El próximo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, reconoció a Edmundo González como presidente electo de Venezuela y exigió al oficialismo del país caribeño el respeto a su seguridad y «sus vidas», en alusión también a la opositora María Corina Machado. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, coincidió en que el candidato opositor es quien debería «estar asumiendo» el poder. Tanto EE UU como la UE y el Reino Unido emitieron este viernes decenas de sanciones contra instituciones y altos cárgos del régimen.
Estados Unidos expresó este viernes su descontento con la juramentación de Nicolás Maduro de una manera muy expresiva: el Gobierno de Joe Biden aumentó de 15 a 25 millones de dólares la recompensa por cualquier información que permita detener al presidente venezolano. Esta medida la introdujo en 2020 el Departamento de Estado, entonces bajo el mando de Donald Trump, que imputó al líder chavista por conspiración narcoterrorista y de tráfico internacional de cocaína. A día de hoy. Maduro sigue acusado. Estados Unidos también ha ofrecido la misma recompensa por el ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, y ha publicado una nueva, de 15 millones, para facilitar la detención del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
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