Garry Conille toma las riendas de Haití sumida en una crisis sin precedentes

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El doctor Conille, como se refieren los haitianos a quien hasta hace unos días ejercía como director regional de Unicef, estará acompañado en esta delicada misión por el Consejo de Transición que se formó a finales del pasado abril a raíz de un estallido de violencia nunca visto. Desde febrero se sucedían todo tipo de incidentes coordinados en lugares estratégicos de la capital que empujaron al entonces primer ministro, Ariel Henry, a dimitir. El crimen organizado estaría detrás también de la muerte tres años antes, en 2021, de Jovenel Moise, el último presidente que han conocido los haitianos. Las pandillas gobiernan desde hace tiempo este pequeño Estado -11,4 millones de habitantes- a golpe de secuestros, asesinatos, saqueos y violaciones y quieren, además, participar en el actual proceso de transición como agentes políticos, a lo que se niega la comunidad internacional.

El nuevo primer ministro tiene como misión prioritaria la formación de gobierno junto al Consejo de Transición, que analizó más de ochenta candidaturas para el puesto. Su experiencia en el cargo y también a nivel internacional hicieron inclinar la balanza a su favor. «Contamos con el doctor Conille para aplicar las políticas acordadas con el fin de abordar el problema de la inseguridad, así como para mejorar la economía del país, reformar sus instituciones y celebrar elecciones creíbles, democráticas y libres», subrayó Edgard Leblanc Fils, presidente de este órgano, quien marcó finales de 2025 como plazo límite para esos comicios.

Pero ni Conille ni el Consejo de Transición estarán solos en la búsqueda de una solución para un país donde una media de trece personas son asesinadas cada día. Kenia es otro de los pilares, en su caso, como líder de una fuerza multinacional destinada a apoyar a la Policía haitiana con el despliegue de centenares de soldados en la zona, un operativo que se prevé que arranque en tres semanas.

El presidente keniano, William Ruto, dio la bienvenida al nombramiento del nuevo primer ministro como «un paso importante» para la recuperación de la normalidad. También la ONU, la UE y naciones como Estados Unidos celebraron la designación de Conille, que en su anterior mandato tomó las riendas de un país muy diferente. Entonces, en octubre de 2011, Haití bebía del grifo de las abundantes ayudas exteriores que aún llegaban a raíz del terremoto que a principios de 2010 mató a 316.000 personas.