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Teníamos a un presidente del Athletic y ahora tenemos a uno del Barcelona». «Nuestra sede está en Valencia con carácter indefinido». Este juego geográfico de declaraciones, realizadas por el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, durante la presentación de resultados de la entidad el ... pasado jueves, revelan la realidad, pero también la intencionalidad, con la que el grupo ha movido sus hilos y lo seguirá haciendo en el futuro. Con un presidente de la casa, de toda la vida, de la escuela de Isidro Fainé, para completar el nuevo tándem de la primera entidad financiera del país.
La salida «voluntaria» de José Ignacio Goirigolzarri de la presidencia del banco apunta a algo más que un deseo personal del banquero vasco. Del movimiento posterior de fichas en la cúpula de la entidad subyace una realidad que se da en cualquier proceso de fusión: tarde o temprano, la grande se come a la pequeña. Y el final de 'Goiri', como se le conoce en el sector financiero, es el de la integración definitiva de Bankia en CaixaBank.
A buena parte del sector, enfrascado en la resolución del gravamen bancario que finalmente se ha prorrogado, se les pasaron unas palabras de Ángel Simón, consejero delegado de CriteriaCaixa, el brazo inversor de 'la Caixa' y primer accionista del banco, el pasado fin de semana en 'La Vanguardia'. Lo hacía en referencia al último informe del BCE sobre la necesidad de separar funciones en las cúpulas de la banca española: «Nosotros estamos en línea con lo que propugna el BCE. Por lo tanto, como accionista de CaixaBank, iremos en la misma línea que el BCE». Todo un preludio de lo que previsiblemente ya sabía la cúpula de la entidad sobre Goirigolzarri.
Aunque la convivencia ha sido tranquila durante estos cuatro años, la merma de poder ejecutivo del presidente ha hecho mella en un hombre acostumbrado a no ser un 'florero'. De paso, CaixaBank ha recuperado el gen que le caracteriza: el del poder bancario concentrado en el número 621 de la Diagonal de Barcelona, donde un solo pasillo conecta la torre del banco cotizado con la de la Fundación 'la Caixa', su principal accionista.
CaixaBank es consciente de que, como primera entidad en España por volumen de negocio, activos, ahorros y gestión de nóminas y pensiones, precisa reforzar su presencia en todo el país. Así lo lleva haciendo desde hace años, con la figura de Isidro Fainé, el presidente de la Fundación 'la Caixa', como hombre de Estado que quiere jugar un papel determinante en los intereses estratégicos de la economía.
Pero, a la vez, el grupo no se desprende de sus orígenes. Y para ello apuesta por un directivo que acumula casi décadas en diversos cargos en la entidad. Muniesa sabe dónde se mueve y de qué trata el negocio de CaixaBank, forjado bajo los mimbres que Fainé le ha otorgado toda su vida.
El banco no va a volver a trasladar su sede social a Barcelona después de que saliera a toda prisa de la Diagonal, hace ahora siete años, en medio del 'procés' independentista que abrió las costuras del empresariado catalán por el impacto que aquella situación política podía dejar en las cuentas de resultados de entidades como CaixaBank. Pero que mantenga su sede social en Valencia no implica que el centro de poder esté cerca del Turia.
Fainé lo lleva anunciando desde hace meses. El presidente de CriteriaCaixa aspira a ser un «agente estabilizador» de la economía española. En junio presentó un plan de inversiones en firmas que le llevarán a aglutinar participaciones corporativas por un valor de unos 40.000 millones de euros frente a los 27.000 millones que posee en estos momentos. Ese programa, indicó Fainé, «aumentará nuestra contribución económica al desarrollo del país mediante la participación en empresas estratégicas para poder incrementar también la acción social de la Fundación».
La catalanidad de CaixaBank, entendida como el epicentro del poder que ha ejercido desde Barcelona, se entiende, además, por otra derivada: la opa de BBVA sobre Sabadell. En el trasfondo de esta operación subyace el futuro mapa bancario catalán, donde la entidad presidida por Josep Oliu tiene una importante cuota de mercado y una capilaridad que se ha convertido en el atractivo del banco presidido por Carlos Torres, entre otras variables.
Si la opa hostil planteada por BBVA sale adelante y se consuma la fusión, CaixaBank puede jugar un papel decisivo por la teórica desaparición del Sabadell en un negocio marcadamente catalán, como es el de las pymes. Con Muniesa y todo el centro de poder de CaixaBank concentrado en torno a los históricos de la firma, el grupo ya se posiciona para mirar de reojo los movimientos en la actividad financiera de un territorio clave en el futuro de la banca.
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