Especial
J. Sainz
Estíbaliz Espinosa
Estíbaliz Espinosa
Logroño posee tres flores francesas que son marca de honor: son las tres flores de lis de su escudo. Un signo de distinción obtenido hace quinientos años que ha perdurado en su blasón y cuya historia es digna de ser conocida popularmente más allá del ... ámbito oficial. Le fueron concedidas por el emperador Carlos I en 1523 como recompensa por su victoria ante los franceses dos años atrás, durante el Sitio de Logroño, y en su día fueron para la ciudad una de sus mayores honras. Hoy apenas parecen un pequeño detalle, un adorno curioso en un escudo antiguo, pero su origen y simbología bien merecen ser recordados aprovechando la efeméride de su concesión.
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Según el experto en heáldica Mario Ruiz Encinar, «una de las principales honras, que se añade a su emblema y lo recordará a través de los siglos, es la prerrogativa imperial de incorporar al escudo de Logroño las armas del monarca francés. El 5 de junio de 1523, en Valladolid, Carlos I de España y V de Alemania otorga a la ciudad el privilegio de añadir, en forma de orla, las armas tomadas al ejército francés. (…) Carlos I es un monarca aún inmerso en el ideal caballeresco y el conceder las armas de Francia a Logroño es el símbolo de la disputa, la derrota y la victoria entre dos adversarios del torneo que se contendía a lo largo de toda la Europa de entonces: apropiándose las armas del vencido Francisco I, se las otorga a los valerosos combatientes del sitio de Logroño, para que las luzcan junto a sus armas antiguas»...
La flor de lis es la representación gráfica de la flor del lirio en forma esquemática, formada por un pétalo central acabado en punta y dos laterales de forma curva acabados también en punta, cogidos o atados por una anilla que deja ver la parte inferior de los pétalos.
Desde la Edad Media el símbolo de la flor de lis se asocia con la monarquía francesa y es el elemento que caracteriza sus armas, aunque es también el símbolo de la casa de Borgoña, el primer título que obtuvo Carlos de Gante al nacer. Paradójicamente, estas mismas armas antiguas de Francia, en otro tiempo herramienta propagandística del poderío imperial carolino, hoy en día lo son también de la dinastía Borbón y están presentes en el centro del escudo nacional de España.
En heráldica, hay símbolos que son otorgados por parte de la autoridad soberana, generalmente por algún servicio distinguido prestado al monarca. Logroño, históricamente ciudad de realengo que no dependía de ningún señor sino de la jurisdicción real, es un ejemplo de ello al ser Carlos I quien otorga las flores de lis en 1523 como recompensa al comportamiento de la ciudad en junio de 1521.
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Es un honor o distinción que otorga prestigio, recuerda la gesta manteniéndola viva para las generaciones siguientes y actúa como garante de un comportamiento similar de la ciudad en caso de acontecer un suceso parecido. De esta forma vincula siempre a Logroño y la implica en la defensa del francés. «Pero más importante: la inclusión del símbolo real francés en el escudo de Logroño, que va estar presente en las puertas y principales edificios de la misma, es una herramienta propagandística del emperador. Siendo Logroño ciudad de paso del camino de Santiago, cualquier persona que llegara a sus puertas tendría conocimiento y recordaría la magnífica gesta, la fuerza de la nueva monarquía imperial que triunfa y derrota a los vecinos y enemigos», en palabras del historiador José Luis Gómez Urdáñez.
Se ha podido comprobar la existencia de otros dos privilegios principales concedidos por el emperador. El encabezamiento perpetuo de las alcabalas, tercias y mercado franco los martes de cada semana, en 801.710 maravedíes, una merced de tipo fiscal. Y la exención del pago de servicios, pechos, derramas y moneda forera. Además, el privilegio particular de no dar gastadores ni bagajes y la ampliación del Corregimiento de Logroño incluyendo las demarcaciones de Viana, Labraza, Lapoblación y sus aldeas, y conformaba una «comunidad de términos» para pastos y dehesas.
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Los escudos que podemos contemplar en las edificaciones históricas son un compendio de la historia del lugar. La heráldica es un lenguaje y a la vez una imagen. Cada uno de los elementos de un escudo de armas (campos o particiones, figuras o piezas, esmaltes –colores y metales–, timbres y ornamentos) están codificados y nos evocan gestas históricas, visualizando mediante formas y símbolos los méritos y progresos. Es un elemento diferenciador de otros linajes, o de otras poblaciones en el ámbito concejil. Y como todo lenguaje es dinámico. Un blasón no es, por tanto, estático, pueden añadirse elementos. Estos añadidos se producen por concesión de la autoridad soberana, generalmente por algún servicio distinguido prestado al monarca.
Los acuerdos, concordias y otros documentos de época medieval impulsaron la creación de los sellos de cera y fueron la manera de firmarlos y darles validez. En ellos se representaba una construcción característica de la ciudad o el santo patrón. Por esta razón se conservan documentos con sellos de cera pendientes, origen de los escudos.
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El sello de cera más antiguo conservado de Logroño es del año 1285. Se encuentra algo fragmentado. En él aparecen el puente y parte de las torres. Se conservan otros sellos posteriores, como uno de cera de 1312 perteneciente al concejo de Logroño y otro de placa de 1507.
Para identificar como municipales algunos edificios, como el ayuntamiento, la cárcel, el pósito o la carnicería, entre otros, se realizaban escudos de piedra para colocarlos en las fachadas. En muchas ocasiones aparecían junto al escudo del rey.
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Campo: donde se ubica el elemento principal que representa a la ciudad. En este caso, un puente sobre un río con tres torres almenadas.
Bordura u orla: en el caso de Logroño, a partir de 1523 aparecen las tres flores de lis concedidas por el emperador Carlos I a la ciudad por su victoria ante el enemigo francés en el Sitio de Logroño de junio de 1521.
El escudo de Logroño apenas ha sufrido variaciones desde la época medieval. La más significativa es precisamente la inclusión de las tres flores de lis. Además, en 1860 se añadió en la parte superior una corona ducal, y así permanece hasta la actualidad.
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El 5 de junio de 1523, dos años después del Sitio de Logroño, se promulga en Valladolid la Carta Real de Merced de Carlos I concediendo el privilegio de poner en el escudo de la ciudad de Logroño tres flores de lis de Francia, documento que se conserva en el Archivo Municipal de Logroño.
Las palabras del emperador, según transcripción de la archivera Isabel Murillo
«Don Carlos por la divina clemencia e Emperador semper augusto, rey de Alemania; Doña loana su madre y el mismo don Carlos por la gracia de Dios reyes de Castilla, De Leon, de Aragon, delas Dos Secilias, de lherusale[n], de Navarra, de Grana/da.... Leer más.
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La imagen del escudo de Logroño se forja en el siglo XVI, después de una historia medieval de más de 250 años en los que había permanecido invariable el símbolo del puente fortificado como elemento representativo de la ciudad. Logroño se identifica así con el puente de piedra sobre el río Ebro, hito del Camino de Santiago, paso y frontera entre los reinos castellano y navarro. La incorporación de la bordura y las flores de lis como concesión del emperador Carlos I en 1523 significa otorgar a la ciudad y sus habitantes las armas de otro país vencido en buena lid en el campo de batalla.
Dirección: Teresa Cobo
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