El recinto del MUWI Rioja Fest en las Bodegas Franco-Españolas de Logroño se 'llenó' con más de 7.000 espectadores durante el concierto de Amaral. RODRIGO MERINO
Muwi | Crítica musical

Arriesgada apuesta a caballo ganador

El Muwi logra redondear su octava edición con su primer lleno tras los aciagos años anteriores, gracias a artistas como Amaral y Rodrigo Cuevas

Diego Marín A.

Logroño

Domingo, 1 de septiembre 2024

Hay días en que te levantas y una azarosa conjunción de casualidades hace que todo ruede a la perfección, reconciliándote con la vida, aunque sea de forma pasajera. Sobra una taza de café del día anterior y no hay que hacer una nueva cafetera, todos ... los semáforos están en verde, no hay fila en el supermercado, la gente con la que te encuentras es agradable, asciendes con una pierna el Alto de la Cruz de la Demanda, los 'haters' parecen haberse olvidado de ti, suenan todo canciones que te gustan en la radio, tu madre te regala un bizcocho casero y, en fin, aguantas un día más sin presionar el botón nuclear.

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Algo así le ha pasado al Muwi este año. Cuando parecía que iba a tener que venir Moisés a dividir las aguas del mar Rojo porque en Ribafrecha y Santa Engracia sus calles Barranco se convertían en torrentes, cuando todo parecía que podía irse al garete, teniendo en cuenta el desaguisado del vendaval de la edición anterior, resulta que paró de llover. Las palabras de José Luis Pancorbo, uno de los organizadores, en la última rueda de prensa resultaron proféticas: «Las previsiones dan lluvias en algún momento del fin de semana, pero no dan viento, que para nosotros es lo más importante porque es lo que puede poner en riesgo a las personas. Confiamos en que la mayor parte del festival sea con sol o con nubes, y, si llueve un poco, uno se pone el chubasquero y a disfrutar de la música». Tal cual.

Cierto es que Derby Motoreta's Burrito Kachimba tuvo que parar en su mejor momento por la lluvia y si no volvió, ha justificado la organización, es porque se consumió su tiempo en volver a poner en orden el equipo técnico mojado, sobre todo los amplificadores, y eso hubiera acarreado un retraso en la programación y quien sabe si una cancelación final por agotarse el permiso especial de ruido. Xoel López demostró que, pese a los mayúsculos problemas técnicos, se puede realizar un gran concierto si hay ganas, talento y tiempo. Y es que se quedó tres veces sin sonido. Mientras que El Columpio Asesino resultó más frío de lo que es su propia música. No parecía convincente el directo sino prefabricado, cansado o desganado.

La palabras de Pancorbo resultaron proféticas: «Si llueve un poco, uno se pone el chubasquero y a disfrutar de la música»

Y al día siguiente ya con Rodrigo Cuevas la afluencia de público era enorme, pero con Amaral lo fue tal que, si no se estaba en el gallinero o se medía más de 1,80, literalmente no se veía un pimiento. Récord de asistencia y una lección para próximas ediciones: si se llena, la mitad de los espectadores no ven el escenario. Bendito problema, se puede pensar, pero la entrada de quien está en primera fila vale lo mismo que la de quien está al final.

Puede que esta haya sido la programación más redonda de las ocho ediciones del Muwi, en la que solo un concierto, el de Ghouljaboy, ha podido desentonar. No porque no tuviera calidad sino porque vino sin que apenas lo conociera alguien, tocó ante medio centenar de espectadores y se fue como vino, casi anónimo. Y el problema no es abrir el Escenario Bordón, porque al día siguiente los seguidores casi obligan a salir a Bulego. Otro acierto, además de haber disipado en gran cantidad las colas, ha sido que los artistas de los acústicos en Nave Los Tinos no toquen el mismo día en 'eléctrico' sino que sirvan de aperitivo para la siguiente jornada.

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Xoel López durante su concierto, el viernes, uno de los mejores de Muwi pese a los problemas técnicos. Muwi

Claro que hay artistas, como Amaral, con los que la apuesta es segura. Pero hay que pagarlos. Y ahí la iniciativa privada, aunque esté subvencionada, es soberana. Tras ediciones como aquella de 2021 restringida por la pandemia, en la que hubo cuatro gatos viendo a Cala Vento, o las suspensiones por lluvia de otros años, el Muwi se merecía un lleno. Lo ha logrado con caballos ganadores, sí, pero también sobre el filo de la navaja de la lluvia.

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