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Domingo, 2 de agosto. El día ha salido nublado, fresco, ideal para pergeñar planes. A muchos se les ha debido ocurrir el mismo: «¿Vamos a ver la necrópolis de Grañón?». La habitualmente tranquila carretera que desde la localidad riojalteña conduce, unos 300 metros más allá, hasta el puente que se levantó sobre el antiguo cementerio, siempre vacía, se muestra atestada de coches y personas. «No había visto aquí nunca nada así», exclama un grañonero que observa la escena.
Un grupo de niños juega a ser arqueólogos sobre un montón de tierra situado junto a la zona delimitada de la necrópolis. Alrededor, cientos de ojos examinan los esqueletos. «¡Qué bien conservados están!», dice una mujer. A otra le llama la atención que «hay alguno bastante alto». No pocos se apenan porque todo aquello vaya a desaparecer para hacer la autovía. «Quería verlos antes de que se los llevaran», indica otro.
«Ya nos lo podían dejar un año, al menos», dice el alcalde de Grañón, José Ignacio Castro, que está encantado con la expectación que el descubrimiento arqueológico ha suscitado, ya que, sin esperarlo, está reactivando la economía de los negocios vecinales. «Mucha gente viene a verla y ya se queda en el pueblo. Toman algo, compran, cenan... El sábado había muchísima gente», dice de este maná surgido de la tierra. «Estamos muy contentos, porque esto nos ha venido como anillo al dedo. Ojalá no se la llevaran», confiesa.
Su único 'pero' es que, sabiéndolo hace años, nadie les informara de lo que escondía la tierra. Tampoco esconde su malestar porque cuando visitaron la necrópolis la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, y la delegada del Gobierno, María Madorrán, no tuvieron la deferencia de avisarle. «Está feo», indica.
Efectivamente, se sabía que había algo ahí. El yacimiento tiene un estudio documentado, a modo de anticipo de lo que podría aparecer. Sus autores son Carmen Alonso Fernández y Javier Jiménez Echevarría, de 'Cronos', y fue publicado en el 2016 con el título 'Mendicidad y peregrinación en el Camino de Santiago: paleopatologías de la necrópolis del hospital de La Magdalena (Grañón)'. En él se recogen los resultados de la excavación realizada algunos años antes, cuando se exhumaron 9 enterramientos.
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Javier Albo
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Los autores relacionan estos con un pequeño centro asistencial jacobeo ligado al primitivo Camino de Santiago francés. El propio topónimo 'La Magdalena' refuerza su tesis, ya que aparece como figura protectora frente a la lepra a lo largo de la ruta jacobea. No descartaban, no obstante, que también funcionara como camposanto de uno de los barrios de la entonces puebla.
Ante la ausencia de materiales significativos en el interior de las tumbas excavadas, fue el escaso material cerámico hallado, que los historiadores encuadraron cronológicamente en el siglo XIII, lo que, en ese momento y a expensas de ulteriores trabajos, les hizo pensar que la necrópolis pudiera remontarse a «momentos finales de la plena Edad Media».
Más complejo resulta el encuadre cronológico a partir de la tipología de las tumbas. «No resulta sencillo –recogen en su estudio–, ya que las fosas con cubierta de lajas, excavadas en roca o en tierra, están atestiguadas tanto en época visigoda como a lo largo de la Edad Media».
Aquella excavación apenas supuso algo más del 10% del yacimiento, por lo que habrá que esperar a que terminen los trabajos de campo –que realiza la empresa 'Antequem, arqueología y medio Ambiente'–, y después los de laboratorio, para conocer la época a la que pertenece la necrópolis. ¿Visigoda, plenomedieval...? El tiempo y el trabajo lo dirán.
'Muévete Santo Domingo' ofreció este lunes una rueda de prensa para pedir que se realice «un estudio exhaustivo» de los restos aparecidos en la necrópolis. «Solicitamos a las administraciones que antes de tirar por la calle del medio se realicen todas las actuaciones necesarias para determinar la importancia del hallazgo y realizar las medidas necesarias para que ambas cosas, autovía y restos arqueológicos, puedan convivir juntos y tener otro referente turístico más en la comarca», indicó Carlos Barrón, que añadió: «Lo que no puede ser es que se tenga conocimiento de ello desde hace tiempo y no se haya realizado nada al respecto, dando una imagen poco transparente y de querer pasar el bulto lo más rápido posible y de puntillas».
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