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Las peñas se unieron a la salida de la novillada para entonar el 'Pobre de mí' que cerró las fiestas.

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Las peñas se unieron a la salida de la novillada para entonar el 'Pobre de mí' que cerró las fiestas. JUSTO RODRÍGUEZ

Arnedo entona el inevitable 'autraño'

Con un ambiente espléndido en las calles y en cada cita, vecinos e invitados disfrutaron de la última jornada de las fiestas patronales

Lunes, 3 de octubre 2022, 02:00

Si el 26 de septiembre es la fecha más esperada del año por los vecinos de Arnedo –y en esta ocasión, desde hace casi tres años–, la del 2 de octubre es en la que no quieren ni pensar. Marca el final de sus fiestas patronales, el regreso a la normalidad, a las obligaciones laborales y escolares... a la cuenta atrás hasta 'autraño' para poder vivir esa semana mágica en la que nada importa salvo salir a las calles, encontrarse con amigos y vecinos, compartir charlas, tragos y bocados, cánticos y bailes y no tener otros quehaceres.

Llegó este domingo el irremediable 2 de octubre. Pero el regreso a la agenda y rutina diaria duele menos porque los arnedanos saben que la verdadera normalidad la han vivido estos pasados felices siete días. Después de que la pandemia arrebatara tantas cosas buenas, como las fiestas de San Cosme y San Damián 2020 y 2021, saben que la celebración de la normalidad ha sido poder festejar esta semana con absoluta cotidianidad festiva, con decenas de actos, citas, encuentros... Besos, abrazos... Guardando una colección de buenos recuerdos.

Mañana, el nunca imaginado 3 de octubre, es el día en el que los balcones y tendederos arnedanos se llenarán de pantalones, camisetas, fajas, chaquetas y pañuelos rojos, verdes y blancos. Después de una semana imponiendo la moda en la ciudad del calzado, las ropas de peñista y de las distintas asociaciones festivas vuelven al armario iniciando la cuenta atrás hacia las siguientes, las de San José en marzo.

Cuando este lunes hoy vayan al trabajo, a clase o a cualquier otro asunto de la normalidad, los arnedanos recordarán que hoy disfrutaron una última jornada festiva feliz. En la que el sol de nuevo volvió a reinar en los cielos, alejando las nubes y el frío que no lograron frenar sus ganas de alegría durante los días intermedios de estas fiestas.

Fue una noche multitudinaria, que muchos confundieron con el día y que extendieron a la mañana sus ganas de festejar. Los jóvenes arnedanos universitarios estrujaron al máximo la última noche antes de regresar a sus ciudades de estudio. Se les unieron muchos amigos de localidades vecinas. Y, por supuesto, los que ya llevaban días dando forma al ambiente en las calles arnedanas. Así, al igual que durante la noche, las dianas con la Lubumbas para despertar a la jornada fueron una colorida marea.

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Desayunar, almorzar, reponer fuerzas, muchos jóvenes también el vaso, y al recorrido del encierro. La sexta y última suelta de reses bravas fue más larga de lo habitual, de hora y media, y sin subir después a otra en el Arnedo Arena. Los aficionados quisieron ser puntuales. La Asociación Toro en la Calle colocaba el manto de Arnedo a un toro y todos querían verlo. Sus integrantes cumplieron la tradición y un enorme astado recorrió el trazado con el sonido de sus campanillas.

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Los arnedanos que mañana vuelven a sus quehaceres recordarán con cierta resignación que la suelta posterior con toros, vacas y capones de la ganadería Alfonso Basarte Muro de San Adrián fue algo desangelada porque apenas hubo algún recortador y corredor que movió las reses para darle emoción a la mañana. A falta de esos momentos, otros con conversaciones, balances de cómo han ido las vacaciones y las fiestas, planes para lo que quedaba del resto del día... Y almuerzos, por supuesto.

Los que sí llenaron el recorrido del encierro fueron los más pequeños para divertirse con los toros hinchables organizados después por Toro en la Calle.

La agradable temperatura invitaba a compartir almuerzo, vermú o lo que se terciase. Con las terrazas llenas, la peña Tao ofreció en su sede una degustación de panceta. También era un buen momento para acercarse a la puerta del Teatro Cervantes para tomarse una fotografía de recuerdo con las réplicas de los santos patronos, que se quedan en Arnedo e invitan a planear otras fiestas dentro de un año.

Las comidas de cuadrillas en los bajos se multiplicaron. Y en las conversaciones, lo inevitable, el final de las fiestas. Pero había que disfrutar cada plato, la sobremesa, cada brindis... Los pequeños tuvieron un parque con hinchables en la plaza de España con la Lubumbas y una actividad de baile en La Chispa... Tras estas y tras la novillada, las peñas se unían por última vez. Tocaba entonar el 'Pobre de mí'.

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