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Un punto de sangre marcaba a la altura de la rodilla el vestido blanco y plata que lucía Álvaro Alarcón. Era la señal de la cara amarga, el peaje de la profesión en los días complicados. 24 horas antes había paseado por Madrid y ahí ... fue corneado. 15 centímetros en el muslo y como si no fuese con él, continuó con su compromiso en Las Ventas y en la tarde de este domingo en Arnedo. Se las vio primero con un novillo de Talavante que fue correoso desde el inicio, y que no se lo puso fácil para colocarse y luego mandar reduciendo la velocidad. Era un torbellino que perseguía la muleta sin control y sin la hondura que pellizca. Su segundo desplomó toda opción de triunfo. En banderillas descubrió su mansedumbre y buscó ipso facto refugio en la jurisdicción de chiqueros. Alarcón trató de sacarlo de ahí y de imponerse, pero el animal se revolvió de una forma horrenda buscando a trompicones el refugio en tablas. Con la espada también se atragantó en este.
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A medida que el reloj corría el primer novillo que le tocó en suerte a Jorge Martínez fue perdiendo intensidad, pero antes de que claudicase logró sellar buenos pasajes al natural. Tuvo estructura la faena, controló los terrenos y se mostró sereno, menos con la espada, que se le fue. Muy firme anduvo con su segundo, que pedía dominio en los vuelos y contundencia en el toque. No tuvo clase y cabeceó en cada viaje, tenía una embestida mansita pero era repetidor, aunque no pronto. La determinación con la que lo llevó Martínez, principalmente por el izquierdo, por donde brotaron los mejores muletazos, hizo que la faena, pese a no coger vuelo, tuviera interés.
Arnedo Arena. 5º y última del Zapato de Oro. Se lidiaron novillos de Talavante. El 1º, embestía pero con sosería; el 2º, correoso; el 3º, deslucido; el 4º, mansito; el 5º, rajado; el 6º, sin clase. Un tercio de entrada.
Jorge Martínez. Azul marino y oro. Dos pinchazos, estocada (silencio); pinchazo, media estocada, aviso (silencio).
Álvaro Alarcón. Blanco y plata. Pinchazo, estocada (silencio); cuatro pinchazos, estocada baja (silencio).
Marcos Linares. Estocada atravesada, estocada, aviso, diez descabellos, aviso (silencio); pinchazo, estocada (oreja).
Marcos Linares se lució en el saludo capotero por verónicas y seguido consiguió armar una faena armónica a un deslucido novillo de Talavante que tuvo movilidad pero que no se entregó. Con la espada no anduvo fino. Tampoco en el sexto, que pinchó tras una faena en la que ayudaron los acordes del pasodoble Zapato de Oro para despertar a la gente y hacer que entrase a una faena que tuvo continuidad pero a la que le faltó hilo conductor. Alarcón lidió con tesón las feas embestidas del jabonero sexto que se movió pero siempre con un cabeceo molesto que afeó los pasajes. Una oreja se llevó al mérito y con ella se cerró la feria.
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