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¿Cuándo aparece el adorno personal en la historia de la Humanidad? Esta cuestión ha llamado la atención de los paleoantropólogos prácticamente desde que nació la disciplina. ¿En qué momento los seres humanos empezaron a adornarse, a llevar pendientes, collares, piercings? ¿Es esta cualidad exclusiva ... de los 'Homo sapiens' o la tuvieron también otras especies? ¿Usaron los neandertales, por ejemplo, este tipo de ornamentos?
Un equipo de arqueólogos acaba de publicar el que por ahora es el colgante más antiguo del que se tiene constancia en el registro arqueológico. Se trata de una pieza de marfil extraída en un yacimiento notable, la cueva de Stajnia, en Polonia. Datada directamente mediante el método de radiocarbono, la joya «fue creada hace 41.500 años», según el equipo que ha presentado el hallazgo en la revista 'Scientific Reports'.
Stajnia es un yacimiento muy conocido entre los especialistas por sus niveles de ocupación correspondientes a los neandertales. El hecho de que el colgante publicado ahora se remonte a una época en la que esta especie convivía con los humanos modernos, o sea nosotros, puede llevar a la suposición de que, por fin, se ha encontrado la evidencia de que los neandertales, al igual que nosotros, usaban del adorno personal. Se trataría del famoso y esquivo 'collar del neandertal' que nunca acaba de aparecer. Tampoco lo ha hecho ahora el Stajnia.
Según explican en el artículo los miembros del equipo que ha trabajado en la cueva, «es el objeto de su tipo más antiguo conocido de su tipo en Eurasia y establece una nueva fecha de inicio para una tradición directamente conectado con la propagación del 'Homo sapiens' moderno en Europa». Pero el colgante corresponde a un nivel de ocupación auriñaciense, ya en el Paleolítico Superior. Es decir, es obra de humanos modernos, advierten los investigadores, especialistas del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania); la Universidad de Bolonia (Italia); la Universidad de Breslavia (Polonia); el Instituto Nacional de Investigación Geológica de Polonia, y el Instituto de Evolución de la Academia Polaca de Ciencias.
La cueva de Stajnia es en realidad un abrigo natural. El yacimiento fue excavado entre 2006 y 2010, y en él se definió una clara estratigrafía con siete unidades o niveles, entre los que destacan los correspondientes al Paleolítico Medio, tiempo de los neandertales. Pero el colgante o, para ser precisos, sus dos fragmentos fueron extraídos en un nivel en el que aparecían materiales revueltos, tanto por procesos naturales como antrópicos, de diversos periodos, entre ellos auriñacienses. Para saber a qué época correspondía en realidad fue necesario datarlo directamente, no por el contexto.
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Josemi Benítez Julio Arrieta
La pieza en sí, que apareció junto a un precioso punzón, también de marfil de mamut, está rota. Es una pequeña placa partida en dos fragmentos que conserva uno de los agujeros por los que debía ser colgada y, lo más interesante, una serie de puntos que sugiere más algún tipo de anotación que un adorno propiamente dicho. De hecho, los investigadores han llamado la atención sobre este aspecto.
«Esta joya muestra la gran creatividad y la extraordinaria habilidad manual de los miembros del grupo de 'Homo sapiens' que ocupaba el yacimiento. El grosor de la pieza es de aproximadamente 3,7 milímetros, lo que demuestra una asombrosa precisión en el tallado de las perforaciones y los dos agujeros para llevarlo», dice la coautora Wioletta Nowaczewska, de la Universidad de Breslavia. «Si la curva en bucle del colgante de Stajnia indica un analema lunar o es una serie de muescas por piezas de caza abatidas, seguirá siendo una cuestión abierta», comenta el coautor Adam Nadachowski, del Instituto de Sistemática y Evolución de los Animales de la Academia Polaca de Ciencias.
Los investigadores también advierten de que lo que se ha datado mediante radiocarbono es el soporte, la pieza en sí. Es el trozo de marfil el que tiene 41.500 años. Entra dentro de lo posible que el trabajado, las perforaciones y los puntos que lo adornan sean posteriores. Incluso muy posteriores. En todo caso, se trata de una importante adquisición para el cada día más rico joyero de la Prehistoria.
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