Se confirma que la misión 'Peregrine 1' no podrá alunizar

Según el último comunicado de la compañía, «dada la fuga de combustible, desafortunadamente no ha posibilidad de un aterrizaje controlado en la Luna. El equipo continúa trabajando para encontrar la forma de prolongar la vida útil de la nave. Continuamos recibiendo datos valiosos y probando componentes para nuestra próxima misión de alunizaje«.

El objetivo de esta sonda es fundamentalmente de intendencia. Transporta varios instrumentos científicos que servirán para estudiar la radiación y la composición de la superficie lunar para la misión Artemisa, que es la que engloba el mencionado hito de emular al astronauta estadounidense en un plan en el que participan la propia NASA, la agencia espacial europea (ESA), Japón y varias empresas privadas. Para finales de este año se espera que orbiten en torno a ella varios astronautas, entre ellos Cristina Koch, llamada a convertirse en 2025 en la primera mujer en tocar el satélite terrestre. «Son exploradores que van a la Luna antes que nosotros», dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson.

Son varias las novedades detrás de este lanzamiento. Impulsado por la citada Astrobotic -la presencia de firmas privadas en la carrera espacial hace tiempo que ha dejado de ser noticia-, el artilugio, de casi dos metros de alto, dos y medio de ancho y con una capacidad de carga de 120 kilos, está propulsada por el novedoso cohete 'Vulcan', construido por la United Launch Alliance (ULA), el resultado de la fusión de dos gigantes aeronáuticos como Boeing y Lockheed Martin, que han estado a la sombra de la Space X de Elon Musk en los últimos años. «Estoy muy contento», ha asegurado Tory Bruno, presidente y director ejecutivo de la compañía, que recientemente han conseguido un contrato con la Fuerza Aeroespacial Estadounidense de 1.800 millones de dólares por once lanzamientos.

La otra novedad son los motores. Se trada de los Blue Engine 4, desarrollados por Blue Origin, la empresa espacial de Jeff Bezos, el fundador de Amazon, y se estrenan con esta prueba de fuego tras un desarrollo plagado de contratiempos como la explosión ocurrida en un ensayo el 30 de junio del año pasado. Estos mismos propulsores deben servir también para que la 'New Glenn' -el gran cohete de la compañía- parta en agosto hacia Marte con dos satélites a bordo.

Como curiosidad, además de los mencionados instrumentos científicos, acarrea un vehículo del tamaño de una caja de zapatos construido por la Universidad Carnegie Mellon, un bitcoin físico y las cenizas de más 70 humanos y muestras de ADN, incluidos los del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, el legendario autor y científico de ciencia ficción Arthur C. Clarke, los expresidentes estadounidenses George Washington, Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy, y un perro. La presencia de estas cenizas ha provocado la enérgica protesta de la tribu de los navajo, para quienes esta misión profana un cuerpo que es sagrado para su cultura y ha abogado por la retirada del cargamento. Aunque se les concedió una última reunión con representantes de la Casa Blanca, la NASA y otros funcionarios, sus objeciones resultaron ignoradas.

El despegue de esta mañana ha transcurrido sin incidentes hasta la mencionada «anomalía». La maniobra de alunizaje se presentaba más complicada. La ausencia de una atmósfera como la de la Tierra que permita el uso de paracaídas obliga a que las naves dependan de propulsores para frenar su descenso. Aproximadamente la mitad de todos los intentos acaban en fracaso, el último, el de la sonda rusa 'Luna 25', que se estrelló el pasado mes de agosto cuando intentaba posarse en el polo sur lunar. Antes, en abril, la sonda Hakuto-R, de la empresa privada ispace, tuve el mismo final tras fallar los sensores que calculan la distancia respecto a la superficie. De terminar con éxito, supondría la primera nave espacial estadounidense que arriba a la Luna en más de medio siglo. Además, la 'Peregine' es el primer lanzamiento del programa Servicios de Carga Útil Lunar Comercial -CLPS, por sus siglas en inglés-, una especie de subcontrata de la agencia espacial con empresas privadas.

No será esta la única misión al satélite terrestre que tendrá lugar en enero. El 20 está previsto una nueva intentona por parte de Japón con la sonda 'Slim', que despegó el pasado 7 de septiembre. De lograrlo en esta ocasión, el país nipón se convertiría en el quinto en lograr aterrizar en el satélite terrestre tras Estados Unidos, Rusia, China e India.

Para mediados de febrero llegará, si no hay imprevistos, la 'IM-1'. Se trata de una iniciativa de la empresa Intuitive Machines, fundada en 2013 y especializada en exploración, infraestructura y servicios espaciales, y Space X. Como la mencionada 'Peregrine', acarreará material para estudiar el satélite. En abril, China, que aspira a colocar a sus taikonautas en la Luna antes de 2030, mandará la misión 'Chang'e 6' para recoger minerales de la cara oculta del satélite.