El PSOE y Junts se reunirán este sábado bajo el verificador internacional en Ginebra

Tanto los socialistas como Junts mantienen en secreto la identidad de ese verificador -al que Santos Cerdán, el hombre de confianza de Sánchez que ha llevado el peso de los contactos con Puigdemont, ha definido como una suerte de «notario»- sobre la máxima, en la que inciden en Ferraz, de «discreción total en el diálogo y transparencia total cuando se produzcan acuerdos»; un blindaje que, además de la anomalía que representa que el partido que lidera el Gobierno negocie asuntos de interés común con quien es aún prófugo de la justicia en un país extranjero, viene provocando la indignación de la oposición.

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Lo que ha trascendido es que la persona que acreditará la evolución de las conversaciones será en principio siempre la misma, aunque pertenece a una organización internacional especializada en intervención en conflictos. Este hecho, sumado a que la ciudad elegida sea Ginebra, lleva tiempo alentando las especulaciones sobre que la elegida fuera la fundación Henry Dunant, quien ya estuvo detrás del proceso de paz que desembocó en la bajada de persiana de ETA. Un proceso pilotado por José Luis Rodríguez Zapatero, hoy con un recobrado protagonismo en el PSOE como contrapunto a las críticas del expresidente Felipe González y otros históricos socialistas a la ley de amnistía aunque Sánchez negó, en la conversación informal que mantuvo con los periodistas en el avión que le llevó la semana pasada de Jerusalén a El Cairo, que su predecesor vaya a desempeñar un papel en los contactos con Junts.

La convocatoria de la mesa fuera de España es lo que permite a Puigdemont sentarse a ella, toda vez que continúa perseguido por el Tribuna Supremo tras huir hace seis años a Waterloo. Junto a él estarán el secretario general de Junts, Jordi Turull, artífice del acuerdo de investidura con el número tres del PSOE, Santos Cerdán, y la portavoz del partido en el Congreso, Míriam Nogueras. Por parte de los socialistas solo está confirmado que el interlocutor seguirá siendo Cerdán.

Los de Puigdemont, que habían suspendido su consell nacional justamente este sábado ante la incertidumbre sobre cuándo se celebraría finalmente esa primera reunión en territorio suizo, van a llevar a esa mesa de diálogo la exigencia de celebración de un referéndum de autodeterminación y la cesión a Cataluña del cien por cien de los tributos. Los secesionistas garantizan que aparcarán la vía unilateral mientras el diálogo con los socialistas esté vivo y aprecien que avanzan en los compromisos adquiridos, que pasan, entre otras cosas, por la aprobación y ejecución de una ley de amnistía que se prevé ya muy compleja. Pero siguen reservándose no solo la reactivación de la vía unilateral hacia la independencia, con el Estado en situación más vulnerable tras esa medida de perdón, la supresión del delito de sedición y la rebaja de la malversación. Tienen en su mano un botón nuclear más inmediato y coactivo, que es el de finiquitar la legislatura de Sánchez. Al margen del foro permanente abierto con Junts, el presidente maneja un escenario con otras cuatro pistas paralelas a la batalla en las Cortes que se abren solemnemente esta mañana: sendas mesas con el Govern (ya constituida la pasada legislatura) y con ERC y otras dos con el PNV y el Gobierno vasco.