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Cristian Reino, Lourdes Pérez y Paula De las Heras
Barcelona | Madrid
Miércoles, 29 de noviembre 2023, 11:36
El PSOE y Junts mantendrán este sábado en Ginebra, aunque las partes se niegan a confirmar el emplazamiento concreto de la cita, la primera de las reuniones pactadas con periodicidad mensual para efectuar un seguimiento de los acuerdos adoptados ya y de los avances que ... pretenden los secesionistas en su hoja de ruta hacia la soberanía de Cataluña bajo la controvertida fiscalización del verificador internacional cuya identidad se guarda bajo siete llaves. Este miércoles, en el patio del Congreso que bullía tras una muy crispada apertura oficial de las Cortes, Santos Cerdán, el número tres del PSOE encargado de la espinosa negociación para la investidura y quien se sentará frente a Carles Puigdemont en la mesa de diálogo estable, intentó relativizarla calificándola de encuentro «de trabajo» al que no habría que «darle más importancia». Pero si ya la tenía de saque, unas declaraciones de Puigdemont amenazando el mandato de Sánchez han adosado una bomba de relojería política a las conversaciones.
En un contexto europeo –la gala en Bruselas de la publicación Político que le ha aupado este año como segundo líder más «disruptivo» de la UE– y ante un interlocutor singular –el presidente del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber–, el expresident de la Generalitat huido hace seis años a Waterloo y a la espera de la amnistía pactada con los socialistas quiso volver a dejar claro que la continuidad de Sánchez depende de los siete escaños de Junts; en concreto, de que una vez promovida la ley para el borrado de las causas penales, administrativas y contables derivadas del 'procés', se reconozca a Cataluña como nación y se avance en el referéndum de autoderminación y un concierto económico a la manera vasca y navarra, las reivindicaciones que los independentistas pondrán encima de la mesa. Pero Puigdemont fue un signficativo paso más allá, que ha incendiado los prolegómenos del contestado encuentro ginebrino.
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El expresident mantuvo una charla con Weber, según desvelaron los anfitriones, en la que no solo incidió en que Sánchez únicamente tiene amarrado el apoyo de Junts en tanto vaya cumpliendo los compromisos adquiridos. Y no solo, tampoco, en que los independentistas podrían «votar con el PP para tumbar los presupuestos o en una resolución sobre Israel». Puigdemont fue un paso más allá y aseguró a su interlocutor, quien le advirtió de que las pulsiones independentistas alientan a la extrema derecha en Europa, que él y los suyos podrían apoyar incluso una moción de censura impulsada por el PP de Alberto Núñez Feijóo. Eso sí, siempre y cuando consensuaran un presidente alternativo a Sánchez, los populares den pasos para acercarse al soberanismo dejando de tratarle como terrorista y se distancien, además, de Vox.
El expresident y Weber «mantuvieron una conversación informal durante unos minutos», confirmaron fuentes de Junts. «Abordaron el pacto de investidura suscrito entre PSOE y Junts y se dejó claro el compromiso de sostener al Gobierno en función del cumplimiento de los acuerdos», añadieron, subrayando que su líder en «ningún caso» formuló propuestas formales y «menos aún» se estableció ninguna negociación con los populares, algo que los junteros creen «política ficción». Feijóo comandó antes de su fallida investidura a Esteban González Pons para sondear en círculos conocedores de la situación de Puigdemont las exigencias del prófugo y su partido. Este miércoles, cargos del PP se sonreían ante «el ruido» generado contra el Gobierno por el exjefe de la Generalitat negando, al tiempo, que vayan aproximarse a él.
Por de pronto, la celebración este sábado del primer encuentro confirmado con presencia del verificador internacional –aunque los independentistas revelaron días atrás que ya había dado fe del pacto original firmado en Bruselas para dar vía libre a la investidura de Pedro Sánchez hace dos semanas– permite salvar los recelos de Junts sobre que Sánchez esté dispuesto a ejecutar lo firmado desde el primer día de su tercer mandato. Ambas partes mantienen en secreto la identidad de ese verificador –al que Cerdán ha identificado como una suerte de «notario» de los pactos–, sobre la máxima a la que se acogen en Ferraz de «discreción total en el diálogo y transparencia total cuando se produzcan acuerdos». Pero ese blindaje, además de la anomalía que representa que el partido que lidera el Gobierno negocie asuntos de interés común en un país extranjero con quien es aún prófugo de la justicia, indigna a la oposición.
Lo que sí ha trascendido es que la persona que acreditará la evolución de las conversaciones será en principio siempre la misma, aunque pertenece a una organización internacional especializada en intervención en conflictos. Este hecho, sumado a que el país de la convocatoria sea Suiza, lleva tiempo alentando las especulaciones sobre que la elegida sea la fundación Henry Dunant, que ya estuvo detrás del proceso de paz que desembocó en la bajada de persiana de ETA. Un proceso pilotado por José Luis Rodríguez Zapatero, hoy con un recobrado protagonismo en el PSOE como contrapunto a las críticas del expresidente Felipe González y otros históricos socialistas a la amnistía, aunque Sánchez negó, en la conversación informal con los periodistas en el avión que le llevó la semana pasada de Jerusalén a El Cairo, que su predecesor vaya a desempeñar un papel en los contactos con Junts.
A falta de despejar qué otros cargos socialistas podrían acompañar a Cerdán, Junts estará representado por Puigdemont; por su secretario general, Jordi Turull; y por la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras. Los secesionistas garantizan que aparcarán la vía unilateral mientras el diálogo con los socialistas esté vivo y aprecien que avanzan en los compromisos tasados. Pero siguen reservándose no solo la reactivación de la vía unilateral hacia la independencia –con el Estado en situación más vulnerable tras esa medida de perdón, la supresión del delito de sedición y la rebaja de la malversación–, sino también el botón nuclear más inmediato y coactivo de imposibilitarle la legislatura a Sánchez.
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