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Dormir pegados no es dormir Llega el divorcio de sueño ¿El secreto de una pareja unida? Camas separadas

Parejas más felices, menos resentidas y con mayor capacidad para disfrutar del sexo. Así define la psicóloga y especialista en medicina del sueño Wendy Troxel las relaciones de los que han decidido dormir en camas separadas. Tras años de ronquidos, toses, robos de sábana y estrategias para mantener tu posición intacta en el lado que te corresponde, la doctora británica cree que ha llegado el momento de desligar descanso y placer.    

Martes, 20 de Septiembre 2022

Tiempo de lectura: 5 min

Tu pareja da mil vueltas antes de conseguir el sueño profundo, tú roncas y hay noches en las que el combate por conseguir vuestra porción de sábana podría entrar en la categoría de deporte olímpico. Aquí no hay quien duerma. Pero tranquilos porque, conscientes de la importancia que el descanso nocturno tiene para la salud, la ciencia se ha propuesto resolver tu relación y te lanza un mensaje: antes de separarte, prueba a separar las camas, incluso las habitaciones…

«Las parejas siguen sujetas a la convención social que dicta que compartir la cama es un signo de una relación sexual saludable»

Jenny HislopSocióloga

«Mejor comunicador, más feliz, más empático, más divertido y hasta más atractivo»… ¿Promesas de un coach o de una terapia con testosterona? No. Evidencias científicas. Son palabras de la investigadora Wendy Troxel, científica del comportamiento de la organización Rand Corporation y especialista en medicina del sueño. Según cuenta en su libro Sharing the Covers: Every Couple’s Guide to Better Sleep, dormir separados puede a ayudar a las parejas a ser más felices, menos resentidas y con capacidad para disfrutar mucho más del tiempo que comparten en la cama, «sobre todo los fines de semana cuando las demandas laborales son más ligeras», explica. Ante la evidencia de que un sueño reparador puede evitar una gran cantidad de patologías, desde cardíacas y cerebrovasculares hasta riesgo de diabetes o enfermedades del sistema inmunitario, si las rutinas para dormir de una pareja se hacen incompatibles, Troxel propone dejarse de remilgos y compartir colchón solo con Morfeo. Sin resentimientos.

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Hasta que los ronquidos nos separen. Se calcula que en España, el 50 por ciento de los hombres y el 25 por ciento de las mujeres roncan más de cinco días a la semana, según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).Foto: Getty Images

«Les digo a las parejas que traten de pensar en ello no como una solicitud de separación, sino como algo que va a forjar una alianza de sueño, ya que al final del día no hay nada más saludable, feliz e incluso más sexy que una buena noche de descanso», declara la investigadora. Y añade más ventajas: «Es probable que dormir mejor sea un buen camino para tener mejores relaciones sexuales, porque cuando estamos bien descansados, disfrutamos más del sexo. Aumenta nuestra frecuencia sexual porque aumenta nuestro impulso sexual. Por lo tanto, hay muchos beneficios para las relaciones al priorizar el sueño».

El 49 por ciento de los encuestados se queja de que su pareja los despierta durante la noche, según un estudio del Sleep Council británico

«También hemos visto que la falta de sueño nos hace menos empáticos, menos capaces de leer las emociones del otro. Y eso es algo increíblemente importante en una relación. Tienes que ser capaz de detectar cuándo te pasas de la raya o cuándo tu pareja se siente vulnerable y no dormir lo suficiente dificulta esta capacidad», mantiene la doctora Troxel. Un punto que coincide con un estudio anterior dirigido por la doctora Kneginja Richter, Jefe de Servicio Externo de Medicina del Sueño de de la Universidad Médica Paracelsus, Nuremberg ( Alemania), y según el cual los inconvenientes para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea. Es más, según este informe los problemas de sueño de uno también pueden convertirse en los de la otra parte.

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Combates nocturnos. La lucha por las sábanas, las vueltas en la cama o las excursiones nocturnas al baño se mencionan entre las prácticas que más contribuyen a los trastornos del sueño en pareja.Foto: Getty Images

Richter y sus compañeros analizan la literatura científica relacionada con las implicaciones de dormir en pareja y citan a la socióloga de Jenny Hislop, de la Universidad de Keele (Reino Unido), según la cual «si bien la compatibilidad sexual se considera un criterio clave para la formación de parejas, estas rara vez evalúan su compatibilidad como compañeros de sueño y eligen compartir noche a pesar de la posibilidad de interrupción y falta de sueño». Cita la socióloga una investigación realizada en el Reino Unido por el Sleep Council, según la cual el 49 por ciento de los encuestados se quejó de que su pareja los despertaba durante la noche. Los ronquidos, las vueltas en la cama, la lucha por las sábanas o las excursiones nocturnas al baño se mencionaron entre las prácticas que más contribuían a los trastornos del sueño.

El tabú de dormir separados

«Las parejas en general muestran una disposición a aceptar la posible interrupción asociada con compartir una cama para preservar el bienestar de la relación y cumplir con las expectativas sociales de un comportamiento de pareja apropiado», asegura la socióloga Jenny Hislop. «A pesar de la promesa de una buena noche de sueño en una cama propia, las parejas siguen sujetas a la convención social que dicta que compartir la cama es un signo de una relación sexual saludable y un símbolo de una relación comprometida. Dormir separados es desafiar la costumbre, socavar las expectativas de orden social y arriesgarse a la censura moral». Pero, ¿de dónde viene esa convención?

«Los inconvenientes para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea»

Kneginja RichterExperta en medicina del sueño

En su libro Historias de alcobas (Siruela, 2011), la historiadora Michelle Perrot cuenta que durante el imperio romano, las clases más privilegiadas no compartían su propio lecho para la intimidad del matrimonio, sino que existían camas destinadas a tal uso, por lo que descanso y placer quedaban desvinculados. Según los relatos de Perrot, las clases más desfavorecidas, tanto en la época romana como en siglos posteriores, solían apiñarse en habitaciones comunes donde varios miembros de la familia se acurrucaban en una misma cama de grandes dimensiones. Fue la llegada de la Revolución Industrial la que ofreció nuevas opciones. Con la fabricación de los colchones de muelles, las camas en Europa se hicieron más pequeñas y más baratas de comprar y eso propició que aparecieran también las versiones matrimoniales. A partir de ahí, dormir separados se empezó a interpretar como una señal de relación distante

«Es evidente que la experiencia de los abrazos y la cercanía es muy importante para muchas personas. Esa sensación de calidez y protección es real y a algunos puede que realmente les ayude a dormir. Así que no hay una solución única para todos», concluye la investigadora Wendy Troxel en una entrevista. «Siempre digo que depende de la pareja. Si estás en un punto en el que ninguno de los dos duerme bien, entonces podría valer la pena dar un paso atrás y repensar las cosas. Si no está durmiendo lo que necesita, probablemente esté pagando un precio demasiado alto por los beneficios psicológicos de compartir una cama».