Leonardo Padura El escritor cubano publica nueva novela «En Cuba no hay leche, no hay medicinas... pero lo peor es que no hay esperanza»
Poetas, policías corruptos, proxenetas, torturadores y chaperos conviven en las páginas de 'Personas decentes' (Tusquets), la nueva novela de Leonardo Padura. Hay en ella una crítica contundente a los años de terror y a la opresión en Cuba. Padura, que sigue aferrado a la isla, nos cuenta cómo se vive allí y cómo ve el futuro.
Sábado, 27 de Agosto 2022, 00:35h
Tiempo de lectura: 7 min
Vive en la casa que fue de sus padres y sus abuelos con la mujer que conoció a los 22 años. Conserva a sus amigos del barrio, aunque algunos se fueron y los que quedan están mermados por los achaques. Se aferra a su Cuba, la cuenta, la critica, la sufre y la goza. Sus libros te trasladan a La Habana decadente, sudorosa, empobrecida y, a pesar de todo, bailona. Y sus libros gustan. El hombre que amaba a los perros ha vendido 300.000 ejemplares y más de medio millón ha cosechado la serie de títulos protagonizados por Mario Conde (que ya ha dejado la Policía, pero sigue con sus pesquisas). Sus novelas suman lectores en todo el mundo. También en Cuba, donde es difícil conseguir ejemplares, pero se consiguen.
Hablamos con él en Madrid la víspera de su regreso a La Habana tras una gira por el extranjero. Lo acompaña Lucía, su pareja desde hace 44 años, su cómplice. Antes de partir llenarán tres maletas con compras porque en Cuba falta de todo.
XLSemanal. ¿Cómo cree que se recibirá en Cuba esta novela?
Leonardo Padura. Como siempre. No se le hace promoción, no salen comentarios en la prensa. Si hago alguna presentación pública, no se anuncia. Hay una reacción oficial de desconocerme y hay una reacción de los lectores –que es la que más me interesa– hasta ahora siempre muy favorable.
«Ahora, viajar es más fácil. Antes, para hacerlo, necesitabas algo que —ya solamente el nombre espanta— se llamaba 'Carta de liberación', como si fueras un esclavo»
XL. La novela critica la represión y persecución en Cuba.
L.P. Mi esposa decía: «Esta es la que sí no te van a publicar en Cuba porque es la novela más desencantada y pesimista que has escrito». Y creo que es así porque hay una mirada de desesperación por lo que va a ocurrir en el país.
XL. Si sus libros no están en las librerías cubanas, ¿cómo llegan a la gente?
L.P. Las estrategias de supervivencia en Cuba se practican en todos los sentidos. Mi libro anterior circuló allí en un PDF pirata. Eso, que puede ser un problema para un escritor, en Cuba es para mí una bendición porque es la única manera de llegar a un público más amplio. Cuba es el único país de lengua española donde en las librerías no están mis libros.
XL. Personas decentes habla de creadores perseguidos. ¿Nunca ha temido que le suceda eso?
L.P. Sí, muchas veces. Los procesos de depuración en Cuba se llamaron 'parametración': había una serie de parámetros establecidos por una estructura cultural oficial que si no los cumplías –podría ser que fueras homosexual, religioso, que 'tuvieras problemas ideológicos'– quedabas fuera del universo cultural cubano. Fue marginada muchísima gente. En esta novela, lo veo desde el punto de vista de los marginadores. Fue un periodo nefasto, se ha llamado el 'quinquenio gris' o el 'decenio negro' de la cultura cubana, pero sus efectos fueron mucho más largos.
XL. ¿A usted no le afectó?
L.P. Fui represaliado de una manera más leve en el año 83. Trabajaba en una revista cultural de la que me sacaron porque 'tenía problemas ideológicos' y me mandaron a trabajar a un periódico. Me sacaron de una revista mensual de 30.000 ejemplares y me mandan a un periódico de 500.000 ejemplares en el que publicaba largos reportajes los domingos. En vez de bajarme la firma, me la subieron. Me convirtieron en un periodista de referencia porque pude escribir de lo que quería y como quería.
XL. En sus novelas escribe libremente.
L.P. En el año 95 se aprobó la categoría laboral de artista independiente y yo soy el primer escritor independiente cubano. Esa independencia ha tenido mucho que ver con el privilegio de que tengo detrás de mí una editorial como Tusquets con distribución y prestigio.
XL. ¿Cómo se vive en Cuba?
L.P. La cultura político-económica del país es la misma de hace 60 años, pero la sociedad ha cambiado. Con el acceso a Internet y a las plataformas digitales hay un nivel de información que no existía antes. Ahora, la gente puede viajar con más facilidad al extranjero. Antes, para viajar, había que pedir un permiso. Si era por motivos profesionales, necesitabas algo que, solamente el nombre espanta, se llamaba 'carta de liberación', como si fueras un esclavo. Esas cosas, afortunadamente, han desaparecido.
«No es traumático no haber tenido hijos. Mi esposa y yo hemos vivido una vida muy plena. Y a veces me pregunto: ¿es justo tener hijos en este mundo? Cada cual debe tomar sus decisiones»
XL. ¿La gente sigue queriendo irse de allí?
L.P. Mucho. Hay una gran crisis migratoria en Cuba. La protagonizan sobre todo personas jóvenes. Ahora se ha complicado mucho el irse a España o Estados Unidos, pero la gente sigue saliendo. Hay en este momento un canal por el cual han pasado en los últimos seis meses alrededor de 150.000 cubanos, que salen a Nicaragua porque no pide visado. Arrancan desde allí la ruta terrible de atravesar todo Centroamérica, México, para llegar a la frontera norteamericana, la 'ruta de los coyotes'. Esto va a provocar un empobrecimiento demográfico y profesional del país porque se van los que están mejor preparados y los que tienen acceso a los diez mil dólares que cuesta ese viaje.
XL. ¿De dónde sacas diez mil dólares en Cuba?
L.P. De tu familia si la tienes en Estados Unidos o si tienes una casa que puedas vender.
XL. La carestía ahora es dramática.
L.P. Faltan los suministros médicos, los alimentos, los artículos de aseo... Pero creo que lo que más falta es la esperanza. Y, cuando se pierde la esperanza, la gente trata de buscarla donde sea.
XL. Debe de ser muy dolorosa la partida de seres queridos.
L.P. Yo tengo un hermano que vive en Miami hace ya 23 años. Es un drama que ha acompañado a la historia de Cuba desde sus orígenes. Es la derrota de una generación.
XL. Muy duro.
L.P. Sí, es muy duro. Y te estoy hablando desde la perspectiva de un privilegiado porque soy un escritor que vive de sus derechos y porque hago el trabajo que me gusta. Y, además, como mi dinero lo generan mis libros que se venden fuera de Cuba, tengo una condición económica mejor.
«Con lo que he fumado y he bebido, si acaso estoy en el último cuarto de mi vida. Tener consciencia de eso hace que aprovechemos mucho más el tiempo vital»
XL. Pero si tienes dinero y no hay pollo en el mercado...
L.P. Tengo que comprarlo en el mercado negro y pagarlo al precio que aparezca. Antes de regresar a Cuba, mi esposa y yo tenemos que llenar las tres maletas que nos permite Iberia para llevar cosas a Cuba. En el viaje anterior, nos llevamos 24 kilos de leche en polvo porque en Cuba no hay leche. Amigos míos del barrio de toda la vida viven una vida extremadamente ajustada después de muchos años de trabajo. Una jubilación en Cuba no te permite vivir dignamente. Con independencia de cómo sea el futuro de Cuba, lo más bonito sería que un médico pudiera vivir dignamente de su salario, y con eso ejemplifico lo que ocurre.
XL. ¿Eso no es posible?
L.P. No. La situación económica en estos momentos es muy tensa, con muchas dificultades y carencias. No hay cigarrillos, no hay café, no hay azúcar, no hay electricidad. No sé cómo se va a salir si no se hacen grandes cambios económicos.
XL. En 2021 hubo manifestaciones, ¿cree que los cubanos van a levantarse?
L.P. No lo sé, la situación es muy compleja, la gente está muy cansada, pero las condenas han sido de escarmiento, muy fuertes, y creo que la gente lo pensará de nuevo para lanzarse a las calles.
XL. En esta novela se ve a Mario Conde agobiadillo con la edad, ¿a usted le preocupa?
L.P. Con lo que he fumado y he bebido, si acaso estoy en el último cuarto de mi vida. Tener consciencia de eso hace que aprovechemos mucho más el tiempo vital. Tienes esa extraña consciencia de que hay procesos históricos cuyo desenlace no vas a ver y dices «¡coño, he jugado 87 minutos del partido y los 3 minutos finales, que pueden ser los más interesantes, ya no voy a estar!».
XL. ¿Siente no haber tenido hijos?
L.P. No es traumático no haberlos tenido. Mi esposa y yo hemos vivido una vida muy plena. Yo me siento muy realizado con mi trabajo y creo que mi esposa también. Y a veces me pregunto: ¿es justo tener hijos en este mundo? Cada cual tiene que tomar sus propias decisiones; en nuestro caso no vino la familia y no lo lamentamos.
XL. ¿Cuál es el secreto de su feliz matrimonio?
L.P. Empezamos nuestra relación cuando Lucía tenía 18 años y yo, 22. Creo que ha sido sobre todo la coincidencia en intereses, estudiamos la misma carrera y tenemos gustos muy parecidos. Vemos juntos las películas y las series, leemos los mismos libros... y hemos tenido diferencias como cualquier pareja. El gran amor de mi vida ha sido esta mujer con la que he convivido tantos años. Es mi primera lectora, mi primer crítico, no solo literario, me critica en todo [se ríe] y se lo agradezco. Ha sido realmente un premio haberme encontrado una mujer como Lucía.
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