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«Las guerras son horribles. Yo lo que pinto son seres humanos, su sufrimiento y valor, la victoria y la derrota»

Augusto Ferrer-Dalmau

El pintor de batallas

«Las guerras son horribles. Yo lo que pinto son seres humanos, su sufrimiento y valor, la victoria y la derrota»

La pintura histórica, arrumbada durante años en nuestro país, resurge de la mano de Augusto Ferrer-Dalmau. Empeñado en que el género siga brillando después de él, está formando a nuevos artistas. Su último proyecto: pintar a 22 reyes de España, siempre ayudado por historiadores y asesores como su buen amigo Arturo Pérez-Reverte.

Jueves, 05 de Diciembre 2024

Tiempo de lectura: 1 min

Augusto Ferrer-Dalmau le ha dado un nuevo impulso en España a la pintura histórica, un género universal que cultivaron grandes del arte como Uccello, Delacroix, Tiziano, Leonardo da Vinci o Rafael. En sus cuadros revive momentos de los que no teníamos imágenes. Y lo hace con el máximo detalle y rigor: si pinta un botón dorado es porque exactamente así era el botón. Sus pinceles resucitan a arcabuceros, lanceros, granaderos, húsares o legionarios. Cada personaje con sus dagas, picas, calzas, cuellos de lechuguilla, alfanjes o fusiles. Lo que corresponda. Por su trabajo fino y vibrante (casi se oye el bufido de los caballos), Ferrer-Dalmau ha merecido las más altas condecoraciones militares, un doctorado honoris causa, un asiento en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Lo reclaman museos de México y Estados Unidos, lo buscan coleccionistas rusos y españoles. Hablamos con él en su casa y estudio.

XLSemanal. ¿Por qué pinta batallas?

Augusto Ferrer-Dalmau. Las guerras no me gustan, las he visto en primera persona y son horribles, lo que pinto son seres humanos, intento transmitir el dolor, el sufrimiento, el valor, la victoria y la derrota, también me gusta investigar y pintar la estética de los soldados y la caballería a lo largo de la historia.

XL. Le atrae el pasado.

A.F.D. Me gusta. Y el siglo XIX, muchísimo. Hay valores que a mí me seducen del pasado como el sentido del honor, la lealtad, la caballerosidad, cosas que se han ido perdiendo.

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Su asesor naval. «Cuando voy a hacer un cuadro naval, Arturo viene a casa y me dice: 'Chaval, ¿qué estás haciendo? A ver si la vas a cagar. Oye, el barco tiene que estar a estribor así porque el viento, la marea...'. Todos mis cuadros navales los hemos hecho prácticamente a medias. Lo necesito. Es el que más sabe de barcos».

XL. ¿Hay un nuevo interés por la Historia?

A.F.D. A todos nos gusta el pasado, ver películas, leer novelas históricas. El pasado tiene su público. A mí me gusta la Historia porque lo que sucedió hace 200 años ha repercutido en mí. España está donde está porque hemos ganado y perdido batallas, así nos hemos ido posicionando en el mundo.

XL. ¿De dónde le viene esta afición por lo militar?

A.F.D. Mi madre era hija de militar de caballería. Por eso me gustan tanto los caballos. Ella nos ponía en casa marchas militares. Y nos contaba historias de la guerra. Ella, que vivió en cuarteles toda su vida, llevaba nuestra casa como un cuartel y nos metió el gusanillo de lo militar.

XL. ¿Y lo artístico?

A.F.D. También por mi madre, que dibujaba maravillosamente bien. A mí me gustaba mirarla y la copiaba. Ella pintaba mucho de la campaña de África: las tiendas de campaña, los cañones... Tenía una colección de soldaditos de plomo enorme. Mi padre era un industrial, catalán de familia carlista.

XL. Usted fue diseñador textil.

A.F.D. Estudié diseño textil. Y trabajé diseñando estampados y telas. He hecho sábanas para Burrito Blanco. También me gustaba diseñar los stands para las ferias.

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Rocroi, el último tercio. Este cuadro al óleo sobre lienzo unió para siempre los destinos de Ferrer-Dalmau y Arturo Pérez-Reverte, quien le sugirió el tema que la obra retrata: los últimos momentos de la batalla de Rocroi, librada dentro del contexto de la Guerra de los Treinta Años, el 19 de mayo de 1643 en las cercanías de Rocroi, al norte de Francia. «Allí mismo —cuenta Pérez-Reverte— murió el Capitán Alatriste. Y ese cuadro unió nuestras vidas para siempre».

XL. ¿Cómo se hizo pintor?

A.F.D. Me cansé del mundo de la oficina. Los domingos me deprimía porque tenía que trabajar al día siguiente. No tenía cargas familiares y decidí dar un giro. Ser pintor. Mi padre dijo: «Está bien que tengas aficiones, ¿pero de qué vas a vivir?». Tenía yo 29 años.

XL. ¿De qué vivió?

A.F.D. Tuve la suerte de que la primera exposición gustó mucho. Pinté paisajes y amaneceres a precios muy económicos, expuse en galerías y un marchante empezó a llevar mi obra. Seguí la corriente de Antonio López: me marcó, fue un aliciente para hacerme pintor.

XL. ¿Cómo pasó a la pintura histórica?

A.F.D. En mi tiempo libre pintaba soldaditos y caballos. Le dije a mi marchante que me encantaría hacer una exposición sobre caballería, de tema militar, carlista. Me ofreció una sala fuera de temporada. Pensé: «Vamos a ver qué pasa». ¡Se vendió todo! Al segundo día no quedaba ningún cuadro. De esto hace 20 años. Hice otra y fue un éxito. Cuando pintas algo que te gusta mucho, transmites más.

XL. La pintura histórica no es habitual en galerías y exposiciones.

A.F.D. Existía un vacío en la pintura histórica desde hacía muchos años. Y había un público. Mira, un recuerdo: Dolores de Cospedal era una de mis clientas, era muy jovencita, no estaba metida en política. Compró un cuadro de un jinete carlista valenciano. Me sorprendió porque la gran mayoría de mi público eran hombres. Años más tarde, cuando fue ministra, coincidimos y me contó que le encantan los cuadros de caballos.

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Princesa guerrera. «La Academia Militar de Zaragoza me pidió que retratase a la Princesa Leonor. No soy retratista: fue todo un reto. Tuve la ocasión de conocerla en la recepción del 12 de octubre, y me dijo que le gustó mucho. También a los Reyes les gustó. Como artista ese fue el mejor regalo para mí».

XL. Y se hizo pintor de batallas.

A.F.D. Sí, me metí en el mundo histórico y empecé a investigar, a hacer cuadros que no se habían pintado hasta ahora, historias que no tenían imágenes. Sobre todo me centré en la caballería, que es lo que más me gusta. Luego di el salto a las figuras a pie con el cuadro de Rocroi con Arturo. Empecé a hacer cuadros más grandes. Y es a lo que me dedico.

XL. ¿Cómo es su relación con Arturo Pérez-Reverte?

A.F.D. Siempre lo he considerado como el hermano mayor que no tuve. Me regaña. Le gusta regañarme. Cuando voy a hacer un cuadro naval, viene a casa; como está aquí al lado en la Real Academia, viene y me dice: «Chaval, ¿qué estás haciendo? A ver si la vas a cagar. Oye, el barco tiene que estar a estribor así porque el viento, la marea...». Lo pasamos fenomenal. Y así llevamos muchos años. Todos mis cuadros navales los hemos hecho prácticamente a medias. Yo no pinto un cuadro naval sin Arturo. Lo necesito. Es el que más sabe de barcos. Son muchísimos años.

«En Texas, me han encargado un cuadro enorme de la presencia española en El Alamo. Hay países donde cuidan la pintura histórica. Rusia tiene un taller específico desde hace cien años»

XL. Veinte años, ¿no?

A.F.D. Sí. Vamos a hacer una fiesta dentro de poco para celebrar los veinte años de nuestra amistad. Fue idea suya y me parece divertido. Juntaremos a todos los amigos, haremos una macrofiesta.

XL. La pintura histórica no tiene ahora el tirón de otros géneros.

A.F.D. No es una pintura comercial, no es la corriente estrella, pero nunca ha pasado de moda. La encargaban los reyes y los mandatarios para celebrar las victorias. Estaban tuneados los soldados: están todos muy guapos, muy bien uniformados. Eran alegorías. Siempre ha estado presente. Tenemos imágenes de la Historia gracias a la pintura histórica; si no, no tendríamos ni idea de cómo eran los romanos. Es una herramienta necesaria para poder explicar cosas. Dar imágenes a la Historia es en lo que estoy yo ahora.

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En su estudio. Augusto Ferrer-Dalmau posa para XLSemanal en el taller de trabajo que tiene en su casa.

XL. ¿Cómo concibe las escenas?

A.F.D. En los cuadros de misiones internacionales (he estado en Afganistán, Siria...) hago fotografías –que me sirven para fijar los detalles– y tomo apuntes para hacer la composición. En los cuadros históricos me documento mucho, ahora con asesores. Hay que estudiar todo: el vestuario, las armas, pensar en la escena... No solo es pintar, es investigar, hacer de historiador.

XL. Ya no se documenta usted.

A.F.D. Ahora tengo asesores, historiadores especializados. Tengo a David Nievas, por ejemplo, experto en el Barroco español. Y él conoce a especialistas en otros campos. Yo pinto, pero la mitad del cuadro la hacen los historiadores.

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Coleccionista. «Me encanta coleccionar. Empecé con cascos; luego me dio por los sellos; después por los sables, las pistolas antiguas, hebillas de cinturón, gorras... Sables tengo cerca de 40. Ahí, Reverte me hace la competencia. Entre mis tesoros destacan un par de sables de cosaco del Ejército del zar, de 1907».

XL. ¿Cuánto cuestan sus cuadros?

A.F.D. No son baratos porque me llevan muchísimo trabajo. Cada cuadro es como un traje a medida.

XL. ¿Quiénes son sus clientes?

A.F.D. Coleccionistas españoles y extranjeros. Ahora tengo un proyecto para el Museo de El Álamo, en Texas. Me han encargado un cuadro enorme de la presencia española en El Álamo. Hay países como Rusia donde cuidan la pintura histórica. Desde hace cien años tienen el taller Grékov dedicado a ella, donde forman a nuevos artistas y exponen. Depende del Ministerio de Defensa.

«Tenemos imágenes de la Historia gracias a la pintura histórica; si no, no tendríamos ni idea de cómo eran los romanos. Es una herramienta necesaria»

XL. El Ejército de Estados Unidos tiene pintores oficiales.

A.F.D. Hay un cuerpo de pintores en los Marines. Consideran que el dibujo transmite más sensaciones que la fotografía. En el dibujo puedes trabajar estéticamente la escena y añadir más expresividad.

XL. ¿Le preocupa que el género desaparezca con usted?

A.F.D. Hemos creado una fundación para formar un taller de pintores y difundir la historia a través del arte. Con los cuatro pintores de este taller estamos abordando ahora los retratos de 22 reyes de España. En la fundación participan un primo del Rey, el juez Marchena, Pérez-Reverte... gente muy interesante a la que le gusta la historia y el arte. Estamos formando a un equipo. Porque ¿cuántos cuadros me quedan por pintar? No muchos. Tengo 61 años. Con la vida desordenada que llevo y los dos o tres paquetes diarios que fumo, me quedan dos telediarios.

XL. Pinta por la noche.

A.F.D. Es cuando más tranquilo estoy. No suena el teléfono, no hay ruidos. Es una hora mágica para pintar. Soy nocturno.