Cómo le digo a mi hijo que se mueva
Hijo, muévete un poco, ¿no? Así se motiva a un adolescente para que haga ejercicioSecciones
Servicios
Destacamos
Cómo le digo a mi hijo que se mueva
Hijo, muévete un poco, ¿no? Así se motiva a un adolescente para que haga ejercicioEn la agenda de padres que recibimos figuradamente cuando llega al mundo nuestro hijo hay un montón de tareas... Y una de las más complicadas es hacer que se muevan cuando llegan a la adolescencia. Es decir, que no dejen el deporte que, en muchas ... ocasiones, empezaron en primaria, cuando les apuntamos a extraescolares para que quemasen ese excedente de energía que tienen, para que pudieran acumular nuevas experiencias, probar cosas, socializar...
Y es que el abandono de la actividad física en esta etapa, la de la revolución hormonal, es llamativo. Según una investigación del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el paso «de los 12 a los 13 años es uno de los momentos más críticos». El 6% de los chicos y el 13% de las chicas deja la actividad física por completo, exceptuando la que tienen que hacer por obligación en el colegio o en el instituto. Aunque en el caso de ellas, es peor el periodo entre los 16 y los 18: en este momento siete de cada diez se da de baja (si no lo ha hecho antes).
Noticia relacionada
La explicación es «multifactorial», señala Miguel Ángel Méndez, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya. No podemos apuntar solo en una dirección. En parte tiene que ver con los cambios de ciclo educativo: el paso de primaria a secundaria, o ir a la universidad o a un ciclo superior de FP implica más horas de estudio... que hay que sacar de alguna parte. «Cuando se les hacen encuestas a ellos sobre el asunto es la principal causa que señalan».
Pero hay que tener en cuenta también otro factor del que son 'víctimas': «Los cambios biológicos» que se producen en esta época. «El costo hormonal de la pubertad, la variación en las proporciones del cuerpo, la propia percepción corporal de uno mismo... si todo ello se encara de manera negativa contribuye al abandono de la práctica deportiva», incide el experto.
También hay que tener en cuenta «la renovación de prioridades en el entorno social», prosigue. Por un lado, «los adolescentes no tiene muy claro que les gusta y qué no», van probando. Y por otro, si la cuadrilla de amigos no hace ejercicio o se decanta por 'otra' vida social, más nociva, no ayuda. Pero hay que evitar que esto suceda, que se desentiendan del ejercicio, sobre todo en una sociedad tan sedentaria como la actual, donde según vamos cumpliendo años menos nos movemos.
Dice la Organización Mundial de la Salud que hay que hacer mínimo 150 minutos de actividad física a la semana. El problema es que el 70% de los niños y los adolescentes no lo cumple, indica el estudio PASOS que cada año elabora la Fundación Gasol para ver cómo está el tema. Eso se traduce en unas tasas de sobrepeso preocupantes: un tercio está por encima de su peso aconsejable, y uno de cada diez presenta obesidad. Lo cual no es ninguna broma porque, independientemente de la parte estética, lo que importa es la salud y están comprando papeletas para el sorteo de enfermedades cardiovasculares, se produzca cuando se produzca (a menudo, bastantes años después).
El escenario es muy catastrofista, pero real. No podemos cerrar los ojos. Así que conviene motivar a esos adolescentes a que retomen el deporte lo antes posible. Eso sí, sin obsesiones y sin metas excesivamente exigentes, pero con gusto, con placer. Esto puede generar un conflicto familiar que ríase usted de las guerras carlistas. Sin embargo, hay formas de lograrlo sin llegar al derramamiento siquiera de lágrimas. «Lo primero es dar ejemplo», señala Méndez. Lo siento, sí, toca ponerse las mallas primero antes de clamar eso de «hijo, muévete». Dice el docente que si el entorno social y familiar no hace algo de deporte, favorece el abandono temprano. Es decir, que ese esfuerzo que hacemos porque nuestros hijos vayan, por ejemplo, a balonmano en primaria acaba en la basura más tarde si no nos ponemos nosotros las pilas... Pero no se asuste, porque tampoco se trata de que nos convirtamos en olímpicos, sino de hacer un poquito de deporte: andar, correr, hacer máquinas en el gimnasio, pesas...
El siguiente paso es no ponernos en contra de la tecnología. Es verdad que muchas veces los adolescentes no salen por ver la televisión, estar con la 'tablet' o jugando con la consola. Pero no es menos cierto que hay dispositivos que pueden convertirse en nuestros aliados para que se muevan «y hay que aprovecharlos». ¿Acaso no hay videojuegos de baile, por ejemplo? Incluso podemos regalarle un reloj de los que cuentan pasos o monitorizan la actividad para que nuestro 'temible' adolescente se pique, continúa el profesional. Esto trae de la mano el siguiente truco: «Pongamos retos y recompensas». Y participemos en ellos. «Subir una montaña, hacer determinada prueba, ser capaz de hacer un número concreto de flexiones...». Todo vale. Eso sí, si prometemos algo y lo consiguen, hay que cumplir, así que ojo con los órdagos, que nos pueden salir rana.
70 %
de los niños y los adolescentes no hace los 150 mínimos de actividad que recomienda la OMS
A veces también puede que nuestro hijo nos pida ir al gimnasio o que le paguemos un determinado cursillo si queremos que haga actividad física. Esto, claro, nos toca el bolsillo, pero sugiere Méndez que debemos facilitárselo. Y va más allá:si ajustamos horarios y gustos, podemos, incluso, ir con él y compartir ese 'tiempo de calidad' del que tanto se habla. Es un 'win-win' de manual.
Por último, otro truco que funciona muy bien para que nuestro hijo establezca una rutina deportiva y aleje la pereza es apuntarle a un club o federarlo. Eso sí, con su consentimiento, porque magia tampoco es. «Esto tiene la ventaja de que, como parte de la labor de los clubes es promover el deporte, cuentan con grupos de iniciación y tienen las herramientas para motivar al adolescente». «Además, como se hace con otros compañeros, aumenta la adherencia y la socialización», esta última tan sanadora en un mundo digital como en el que nos estamos convirtiendo.
En equipo. «Son excelentes para promover la cooperación, la comunicación y el sentido de pertenencia. Además, permiten desarrollar habilidades sociales y de trabajo en equipo», dice Miguel Ángel Méndez, experto en promoción físico-deportiva. Todo eso luego lo pueden poner en práctica en otros ámbitos y les ayudará en su desarrollo personal.
Individuales. Lo mejor es que el deporte que se elija incluya un componente social, aunque no se realice en equipo. Es decir, es importante que se practique en grupo, como el tenis, la natación, la gimnasia o el atletismo. «Permiten socializar y competir en un ambiente positivo».
Al aire libre. Su principal atractivo es que se cambia el escenario tradicional. Destacan el senderismo, el ciclismo, el kayak y la escalada, que «permiten disfrutar de la naturaleza y reducir el estrés».
Fitness y bailes. Zumba, yoga, pilates, aeróbic... son muy atractivos. Como «combinan ejercicio y música, crean un ambiente divertido y energizante». Así que si a tu hijo le gusta más el 'breakdance', anímale a que lo haga. Tampoco coartes su intención de hacer pesas o trabajo en el gimnasio, muy de moda, siempre que esté adaptado a su etapa vital.
Sin competiciones. «Los juegos deportivos o actividades no competitivas son igualmente beneficiosos». Al ser menos formales, «reducen la presión asociada el rendimiento y permiten un enfoque más lúdico».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.