Los dos supuestos casos de gripe aviar de Guadalajara fueron falsos positivos

«La ausencia de síntomas en ambos trabajadores junto con los resultados de laboratorio, que mostraron una carga viral muy baja y la ausencia de anticuerpos H5 específicos contra el virus A/H5, sugirieron que los resultados positivos en la PCR se debían muy probablemente a la contaminación ambiental», asegura el estudio, elaborado por investigadores españoles.

Los dos supuestos casos de H5N1 se detectaron en septiembre del año pasado, cuando surgió un brote de gripe aviar en una granja de Guadalajara. Los trabajadores recogían huevos y participaban en la limpieza de la explotación, tareas para las que se protegían con mascarilla FFP2, guantes, botas y delantal. Los empleados dieron positivo en las pruebas PCR, aunque eran asintomáticos, y permanecieron en autoaislamiento desde el primer resultado positivo hasta que se obtuvo una segunda muestra negativa seis días después, en un caso, y nueve días, en el otro, apunta el documento. El brote obligó al sacrificio de más de 700.000 aves.

Hace unos meses, el protocolo de los ministerios de Agricultura y de Sanidad establecía que para posibles infecciones por gripe aviar que las pruebas se realizaran en las mismas explotaciones donde se habían detectado los casos, pero en su estudio, los investigadores recuerdan que, para evitar «contaminaciones y criterios de interpretación de los resultados», las muestras deben tomarse en «condiciones adecuadas».

Por esta causa, después de lo ocurrido en Guadalajara, los técnicos actualizaron los documentos sanitarios y fijaron que «la toma de muestras se hará una vez transcurridos entre cinco y siete días desde el último contacto de riesgo, antes de comenzar la jornada laboral, tras el aseo personal de la persona expuesta y con ropa diferente a la ropa utilizada en las labores desempeñadas en la granja», todo ello «con el fin de minimizar la posibilidad de contaminaciones ambientales».

El riesgo de contagio de humanos por gripe aviar sigue siendo bajo, pero el virus continúa siendo una de las principales amenazas sanitarias en todo el mundo. En Camboya, una niña de 11 años ha muerto tras contraer el virus, el primer fallecimiento por esta enfermedad desde 2014.