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La muerte del papa Francisco ha pillado por sorpresa a los obispos españoles. Los prelados recibieron con dolor la noticia, como demuestra la bandera que ... ondea a media asta en la sede de la Conferencia Episcopal, en la madrileña calle Añastro. Pero se trata de un dolor que coexiste con la esperanza de la resurrección y la alegría por el legado del pontífice. Al día siguiente de impartir la bendición 'Urbi et orbi' y de entrevistarse con el vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, moría el papa argentino, que ocupaba el trono de Pedro desde hacía 12 años.
La jerarquía católica piensa que puede haber «sorpresas» en el cónclave que elegirá al sucesor de Jorge Mario Bergoglio, aunque también cree que habrá una línea de continuidad que no se romperá. Cinco cardenales tienen derecho a ejercer el voto para elegir nuevo papa, si bien el delicado estado de salud de Antonio Cañizares hace muy improbable su desplazamiento a Roma.
El secretario general y portavoz de la jerarquía católica, César García Magán, expresó su perplejidad por la muerte sorpresiva del papa Francisco. Es cierto que su salud era muy precaria, pero parecía que había superado con éxito su convalecencia. Para García Magán, Francisco es el pontífice de las periferias, el líder que ha emprendido una reforma de la curia en pro de la transparencia y que ha apostado por una «Iglesia pobre para los pobres».
El mandato de Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano de la historia, se caracteriza por reforzar las líneas del Concilio Vaticano II. «No existe ninguna razón concreta para hacer especulaciones, pero tengo la confianza de que el nuevo papa será el que precise la Iglesia y la vida social del mundo, que es especialmente desafiante», aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello.
El dirigente no descarta que el próximo cónclave depare alguna «sorpresa». Como si se hubiera arrepentido en el acto de lo que acababa de decir, el mitrado evitó desarrollar lo sugerido y se limitó a apuntar que los hechos habían desmentido todos los pronósticos que se vierten en vísperas del cónclave.
Son muchas las incertidumbres que se ciernen sobre la Iglesia y el rumbo que debe tomar. Lo único cierto es que la vocación social del pontificado de Bergoglio y el espíritu misionero están llamados a perpetuarse, según Argüello. El pontificado de Francisco sobresale por haberse desarrollado en un periodo agitado, sin que el papa desaparecido haya emitido señales sobre quién debe pilotar el rumbo de la Iglesia.
Con independencia de quién sea el obispo de Roma que asuma la responsabilidad, Argüello considera que lo importante es la herencia que dejan los pontífices, y que se va acumulando en forma de encíclicas, discursos y orientaciones. Qué duda cabe de que, en este sentido, el papa argentino se ha significado por la relevancia otorgada a las periferias, la dignidad de los excluidos y su magisterio social. «Se hacen listas de candidatos, de papables, y luego esas listas quedan en nada», advirtió Argüello contra la marea de especulaciones que pronto anegará la prensa. Más allá de las expectativas de unos y otros, el dirigente eclesial confía en que los cardenales acierten al escoger al papa que «la Iglesia precisa en este momento de la vida social y de la vida del mundo», ante el que se despliegan muchos retos.
Si Juan Pablo II vino de una Polonia que había sufrido las embestidas del nazismo y el comunismo, y Benedicto XVI de una «crisis de civilización occidental», Francisco llegó del sur. «Fue quien dijo: 'Chicos, el tiempo de la acogida del concilio en documentos y reflexiones teológicas está cumplido; pongámonos en marcha, hagamos verdad la vida y el anuncio del Evangelio en su propia experiencia'».
En este sentido, el presidente de la Conferencia Episcopal alegó que el mandato del papa fallecido coincide con un «cambio de época», que se tradujo en «una gran transformación social, cultural y, por ende también, eclesial», en cumplimiento de los principios rectores del Concilio Vaticano II.
El arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE pidió que se invoque al Espíritu Santo para que «regale a la Iglesia» un nuevo obispo que la ayude a seguir siendo «un signo de comunión misionera en medio de este mundo».
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