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MARÍA JOSÉ TORREJÓN
Jueves, 21 de julio 2022, 09:58
El mediático robo de Atrio acaba de cerrar uno de sus principales capítulos con la detención este lunes en Croacia de los dos presuntos autores materiales de la sustracción de 45 vinos de la bodega del lujoso restaurante de la Plaza de San Mateo, en ... pleno corazón de la Ciudad Monumental de Cáceres. Sin embargo, la historia no termina aquí porque la investigación sigue abierta. La Policía Nacional se centra ahora en la localización de los caldos desaparecidos, valorados en 1,6 millones de euros, y en dar con el paradero de su comprador o compradores.
En la rueda de prensa en la Comisaría de la Policía Nacional de Cáceres por los responsables de la investigación no se dieron muchos más detalles sobre los vinos para no entorpecer las pesquisas policiales que se llevan a cabo en estos momentos.
«La Policía nunca cesa una investigación hasta que no culminan todas las gestiones. No puedo revelar más datos hasta que consigamos esclarecer los canales de receptación de las mercancías. Estamos investigando quién es el posible receptador», dijo José Ángel González, jefe de la unidad de delitos económicos de la comisaría general de la Policía Judicial. La búsqueda se realiza, apostilló, a escala internacional. Luis Carlos Caballero, jefe de la brigada de la Policía Judicial de Cáceres, añadió que una de las hipótesis sobre la que se trabaja es que al menos una parte del vino de Atrio ha sido vendido.
Detrás del robo millonario se esconde un ladrón muy experimentado, C.G.D., de 47 años de edad y con doble nacionalidad rumana y neerlandesa. «Era el robo de su vida». Los investigadores que han trabajado en el caso se refieren así al botín logrado por el varón que en la madrugada del 27 de octubre de 2021 sustrajo, nada más y nada menos, que 45 botellas de vino de la bodega de Atrio.
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Tenía antecedentes, dos órdenes de detención vigentes y había sido detenido hasta en tres ocasiones por sustraer vinos. Pero la cantidad de botellas nunca había sido de tal magnitud. En 2020, por ejemplo, había robado dos botellas de alta gama por un valor de 39.800 euros de una bodega gourmet del madrileño barrio de Salamanca, en Madrid. Un año antes fue detenido también en la capital de España, aunque en este caso a petición de Suiza, por llevarse una botella de whisky valorada en 5.900 euros. Y en 2020 fue detenido en el aeropuerto de Ginebra tras perpetrar un hecho similar en la zona aeroportuaria, según detalló este miércoles Alfredo Garrido, jefe superior de la Policía Nacional en Extremadura. Pero lo de Atrio ha sido otra historia. El valor de las caldos robados suma una cifra millonaria.
No actuaba solo. Le acompañaba su pareja, P.L.G., una mujer de 29 años mexicana que hasta ahora carecía de antecedentes aunque sí había sido identificada en algunos de estos robos previos. Ella es la otra detenida. Residían en una vivienda de Madrid y viajaban en vehículos de alquiler de un lado a otro, utilizando documentación falsa.
La Policía Nacional ha seguido la pista durante los últimos seis meses a los dos detenidos durante sus constantes desplazamientos por diferentes países hasta lograr detenerlos esta semana en Croacia. «No estaban mucho tiempo en los mismos sitios», indicaron ayer los investigadores. Se movían por carretera, en vehículos de alquiler, y evitaban los aeropuertos con el fin de no levantar sospechas. Empleaban documentación falsa. Tras cometer el robo de Atrio, se marcharon a Madrid y pocos días después pusieron rumbo a Rumanía, aunque en el mes de febrero regresaron a España por el fallecimiento de un familiar de é
Fue ella quien hace ahora nueve meses formalizó la reserva para alojarse en el hotel de cinco estrellas situado en el mismo edificio que el restaurante de Atrio con una identidad suiza falsificada. El resto de lo que ocurrió en la madrugada del 27 de octubre forma parte ya del argumento de un robo de película. Cenaron, subieron a la habitación y de madrugada pidieron una ensalada con el fin de que el recepcionista abandonara su puesto y fuera a la cocina a prepararla. El varón aprovechó el momento para bajar a la bodega, abrir la puerta con una llave maestra robada, coger las botellas e introducirlas posteriormente en tres grandes mochilas envueltas en toallas para evitar sonidos sospechosos y protegerlas de los golpes. Los autores abandonaron el hotel a las 5.30 horas por su propio pie. Antes de perpetrar el robo, estuvieron en Atrio hasta en tres ocasiones para planificar todo.
El lunes por la tarde fueron detenidos en Croacia. La semana antes, la Policía (que logró ponerles cara «dos o tres meses» después del inicio de la investigación) los localizó en Eslovenia. Desde aquí pasaron a Croacia, después pusieron rumbo a Montenegro, desde donde regresaron de nuevo a Croacia. Los agentes de este país ya estaban alertados y detuvieron a los dos presuntos autores en el momento en el que pasaron la frontera (en el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina para ser exactos). Viajaban en un vehículo con matrícula alemana de la marca Lexus.Se espera que los detenidos lleguen a Cáceres en un plazo de diez días. Una vez aquí, pasarán a disposición judicial ante el juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Cáceres, que ha instruido el caso desde el principio, y se da por hecho su ingreso en prisión en el centro penitenciario de la capital.
La incógnita que ahora queda por resolver es el paradero de las botellas de vino. ¿Pueden albergar los dueños de Atrio la esperanza de que aparezcan? «Claro que pueden albergar la esperanza. Hay un famoso futbolista que dentro de poco va a recibir ciertos relojes que le sustrajeron. La Policía va a seguir trabajando», respondió José Ángel González, jefe de la unidad de delitos económicos de la comisaría general de la Policía Judicial.Una de las dudas que este miércoles se planteó es a quién se entregarán las botellas en el caso de que aparezcan, ya que Atrio ha cobrado una indemnización de su aseguradora. «Si las localizamos haremos entrega a la autoridad judicial, que dispondrá lo que le parezca oportuno», apostilló el agente.
Hay que recordar que el botín estaba formado por siete botellas de la bodega Château d'Yquem, que pertenece al grupo Louis Vuitton, y 38 de la bodega Romanée Conti, ambas francesas. El vino más valioso es un Château d'Yquem de 1806, valorado en 310.000 euros.
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