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Juan Cano e Irene Quirante
Málaga
Viernes, 19 de mayo 2023, 08:16
La Policía Nacional siempre la consideró una desaparición de «alto riesgo». Sibora Gagani, una joven albanesa de 22 años que también utilizaba documentación italiana con el nombre de Simona Faraone, se esfumó sin dejar rastro el verano de 2014 en Torremolinos, adonde se había mudado ... tres años antes con su novio. Trabajaba como camarera.
Justo antes de su desaparición, Sibora rompió con su pareja y se trasladó a un pequeño apartamento de la calle Hoyo, donde vivía sola. La última persona con la que mantuvo contacto fue justo con su novio. La policía constató que hablaron por WhatsApp por última vez el 7 de julio. A partir de ahí, su teléfono dejó de dar señal y nada más se supo de ella.
La policía acaba de reabrir el caso de Sibora porque su exnovio, Marco G., ha sido detenido esta semana por asesinar a puñaladas a su actual pareja, Paula, en Torremolinos. Coincidencias o no, los paralelismos resultan escalofriantes. Sibora había roto su relación con él. Paula acababa de hacer lo mismo. Las dos trabajaban en la hostelería.
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La noticia de la desaparición de Sibora tuvo una gran repercusión en Italia, ya que su familia acudió tanto a medios de comunicación impresos como televisivos para difundir la búsqueda. La madre contó que su hija se había trasladado a vivir a Torremolinos en 2011 en compañía de su novio, Marco G.
La mujer mostró entonces su extrañeza por la repentina desaparición de su hija, que un mes antes le había comunicado su intención de casarse. Desde entonces, la familia ha llamado regularmente a la comisaría malagueña para saber cómo iban las investigaciones, mostrando su «desesperación» por la ausencia de noticias sobre la joven.
Los agentes empezaron a trabajar en colaboración con las autoridades italianas, ya que la familia de Sibora, que reside en Roma, también denunció los hechos en el país transalpino. Su madre asegura que mantenía contacto diario con ella por teléfono o por Internet, y subrayó que la joven nunca había hecho algo así.
La Policía Nacional activó el protocolo establecido para las desapariciones de alto riesgo. «Es como si se la hubiera tragado la tierra», comentó entonces a este diario una fuente conocedora del caso. Sibora se esfumó sin llevarse sus pertenencias y su teléfono móvil dejó de dar señal desde el día que fue vista por última vez.
La investigación comenzó por tomarle declaración a todas las personas del entorno que la joven tenía en Torremolinos. Los agentes hablaron con amigos, compañeros de trabajo, vecinos... Ninguno de ellos ofreció algún dato de interés que pudiera conducir a localizarla o, al menos, a averiguar lo que había sucedido.
Tras el trabajo de campo, los investigadores trasladaron la búsqueda a Internet y redes sociales, con idéntico resultado. Paralelamente, contactaron con las compañías aéreas por si la chica había cogido un vuelo en las fechas en que se denunció su desaparición.
También peinaron hospitales y centros penitenciarios, e incluso contactaron con los institutos anatómicos forenses por si había entrado algún cadáver sin identificar que respondiera a sus características físicas. Nada. Tanto fue así que la policía recurrió a la colaboración ciudadana (ver edición de SUR del 23 de febrero de 2015) en busca de ayuda para tratar de localizarla.
Ahora, las alarmas han saltado cuando los agentes, al comprobar la identidad de Marco G. tras su detención por el asesinato de Paula, han detectado que en el pasado fue novio de Sibora y, además, la última persona que mantuvo contacto con ella antes de su «inquietante» desaparición.
Fuentes próximas a la investigación han confirmado estos extremos y han señalado que el caso de Sibora está siendo revisado por los agentes de Homicidios por si en su día se les pasó algo por alto que ahora, a la luz de lo ocurrido, pueda desencallar la investigación.
Marco G. fue detenido este miércoles 17 de mayo como presunto responsable de la muerte a puñaladas de Paula en Torremolinos. Los gritos de socorro de la víctima, de 28 años, pusieron en aviso a los vecinos, a quienes el hombre supuestamente trató de engañar para impedir el auxilio de la mujer.
Sucedió sobre las 11.30 horas de este 17 de mayo, en la casa en la que ambos convivían, en la calle de San Ginés de La Carihuela, pese a que ella, al parecer, había puesto fin a la relación unas semanas atrás. Para cuando los servicios sanitarios se personaron en la vivienda, ya no pudieron hacer más que certificar su muerte.
Al parecer, los vecinos intentaron que él les abriera la puerta para comprobar el estado de Paula. Desde el otro lado, él contestó que no había ocurrido nada grave. Huyó en cuanto los residentes del bloque fueron a por un teléfono para llamar a la policía y lo hizo cerrando el acceso tras él, impidiendo así la asistencia a la mujer.
La fuga solo duró unas horas. Sobre las 17.15 horas, un ciudadano creyó reconocerlo por la calle y dio aviso a Emergencias 112-Andalucía. En cuestión de minutos, la Policía Local localizó al sospechoso cuando, supuestamente, trataba de acceder a una urbanización en la calle Los Perros. A pesar de la resistencia que opuso, los agentes lo detuvieron tras reducirlo.
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