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J. B/M. J. P.
Valladolid
Lunes, 2 de mayo 2022, 10:36
En las primeras horas de la mañana del sábado 5 de febrero, José María R., de 47 años, salía con su Ford Turneo desde Salamanca y sobre las 09:30 aparcaba su vehículo frente al restaurante La Maña de Traspinedo. Estaba al tanto de las ... noticias sobre la desaparición de Esther López -«con quien no tiene relación alguna», según consta en la declaración ante la Guardia Civil- y había acudido a rastrear por su cuenta después de varios días de infructuosas y masivas batidas de vecinos y voluntarios.
Inició el rastreador salmantino -presentado como 'paseante' y 'senderista' en las primeras versiones oficiales- su trayecto por un camino que discurre desde la parte trasera del restaurante emplazado en uno de los márgenes de la N-122. Atravesó diferentes parcelas, pasando cerca de un arroyo que también estuvo revisando y llegó hasta una finca cerrada donde se cortaba el paso. Después cruzó la N-122 y tomó la dirección de la carretera que conduce a Traspinedo (VP-2303), caminando por el margen derecho hasta que llegó a una nave abandonada y entró en varios de sus cuartos. Después salió del edificio en dirección hacia la localidad, atravesó una rotonda y siguió andando por la carretera hasta llegar a un camino de tierra que no sabía hacia dónde conducía. «A la derecha del cruce todo son parcelas cerradas, decidiendo ir por la carretera en dirección a Traspinedo, caminando por el arcén derecho a la carretera y revisando visualmente su cuneta derecha», se señala en la declaración realizada ante la Policía Judicial de la Guardia Civil.
A unos quince metros después de pasar el cruce, según el testimonio de José María R. «a simple vista, ha observado el cuerpo de una persona. Se le veía la espalda y la parte trasera de las piernas, junto a ella un bolso de mujer». Encontró el cadáver en la cuneta, en el punto kilométrico 0,800 de la carretera VP2303, a la altura de una señal de tráfico de fin de prohibiciones 23 días después de su desaparición.
Caso Esther López
Sobre las 10:26 horas el rastreador salmantino llamó al 092 y fue remitido al 062, donde dio aviso de inmediato. Estima que estuvo esperando unos veinte minutos hasta que llegó un vehículo de la Guardia Civil y después más agentes. Asegura que durante todo el tiempo desde que encontró el cadáver, ninguna persona lo manipuló y que lo más cercano que estuvo de él fue en el arcén de la carretera desde donde lo vio.
En el acta de inspección técnica ocular se hace constar también que el arcén tiene un metro de anchura y junto a él discurre una cuneta «también irregular, de unos tres metros de ancho y un metro de profundidad. Se encuentra cubierta en parte por vegetación seca que, parcialmente y a intervalos, impide ver su fondo». En el informe de la autopsia se concluye que el cuerpo de Esther López estuvo en la cuneta desde el principio, desvela que el atropello no causó la muerte de la joven, que falleció por un shock, y la investigación mantiene las incógnitas sobre si el cadáver fue movido.
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