Medidas contra el desastre climático

En la COP 25, más que discursos, la sociedad civil pide planes concretos en puntos específicos

Doménico Chiappe

Madrid

Lunes, 2 de diciembre 2019, 00:02

Esta cita multilateral se medirá por el grado de «ambición» para alcanzar los objetivos en el futuro, cuando se defina cómo se lograrán las políticas necesarias para salvar a la humanidad del desastre climático. Mientras espera por las resoluciones, la ciudadanía reclama esas medidas sin ... más dilación. Las principales ONG, como Oxfam, Greenpeace, Acción contra el Hambre o WWF, han marcado una hoja de ruta con la que intentan infiltrar las negociaciones de la COP25. El objetivo más nítido es que la temperatura no supere los 1,5º C, pero la previsión es que doble ese tope. Aunque las decisiones esenciales han sido ya fijadas por los científicos, que también asoman soluciones, falta todavía que los gobiernos fijen regulaciones y leyes de gran calado.

Reforma del sistema energético. El objetivo es lograr que la energía sea 100% obtenida de fuentes renovables para alcanzar las cero emisiones en 2040, advierten las ONG, entre ellas Greenpeace, que fija nuevas metas: que se llegue al 55% para 2030, cuando ahora está encima de la mesa que sea del 20%, sin que el coste de la transición energética se traslade a los ciudadanos. Además propone prohibir la ganadería intensiva y la venta de coches de gasolina y diésel.

Cerrar las minas de carbón. Relacionado con la disminución de emisiones, los científicos señalan directamente este tipo de fuentes de energía. «Se deben cerrar todas las centrales de carbón en España antes de 2025», fija Amigos de la Tierra. Las centrales nucleares también deberían ser clausuradas, al cumplir 40 años de funcionamiento.

Presionar a China e India. Además de aislar a Estados Unidos, las ONG piden que la comunidad internacional presione a estos dos gigantes económicos, donde el consumo de carbón y otros combustibles fósiles se está elevando, advierten.

Indemnizar a las víctimas. Unas 20 millones de personas han tenido que desplazarse a nivel mundial, debido a las pérdidas y daños ocasionados por la crisis climática, afirma Oxfam, que propone «proporcionar apoyo financiero» a estas comunidades. «Los países ricos han dejado que sean los países pobres quienes se hagan cargo por sí solos de los costes que han supuesto los desastres ocasionados por condiciones meteorológicas extremas y que van en aumento», denuncia. Según sus cálculos, estos fenómenos destructivos son «equivalentes al 2% de los ingresos nacionales de los países afectados», pero puede llegar hasta el 20%.

Fomentar los cultivos de cercanía. «Los sistemas alimentarios están relacionados con el 57% de las emisiones de gases de efecto invernadero», explica Acción contra el Hambre, y podría reducirse esa relación siempre que la agricultura ecológica sea de «un 30% de la superficie agrícola utilizada para 2030 y el 100% para 2050». Como punto de partida, las tres millones de cooperativas mundiales que alimentan al 12% de la población. Unicef alerta que los niños ya luchan contra la desnutrición descontrolada, ocasionada por la crisis climática, que puede socavar los avances de los útlimos 30 años en desarrollo infantil.

No maquillar las emisiones. Se denuncia que los mercados de carbono, donde se compran y venden los derechos de emisión de CO2, no ha reducido las generación de gases de efecto invernadero, sino que han «maquillado» las cifras. Amigos de la Tierra aboga por clausurarlos y Greenpeace por hacerlos «honestos», mientras WWF pide que este mecanismo esté en el centro de las negociaciones de la COP25.

Anunciar un plan. «Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad para anunciar planes y estrategias nacionales actualizadas y más ambiciosas para 2030», dice WWF, en sintonía con las demás ONG que exigen «no más discursos».

Estas exigencias están encima de la mesa, y ahora se medirá el alcance real de lo que se negocie en la COP25, mientras el ecosistema global entra en un círculo vicioso. Por ejemplo, los glaciares que se derriten por efecto del calentamiento global van a soltar a la atmósfera unas 1.500 gigatoneladas de carbono orgánico, según las ONG, que permanecen atrapados en el permafrost.

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